Los fundadores de Lata.
Han probado más de 1.000 latas y EEUU se ha rendido a sus conservas: "Aquí no hay pescaderías"
Lata es la pequeña empresa de cuatro españoles que han democratizado el ritual del 'laterío' desde Nueva York con sus suscripciones mensuales de conservas.
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Al otro lado del Atlántico el chef José Andrés no ha sido el único que ha puesto en valor las conservas siendo embajador del laterío patrio. Cuatro amigos españoles se han propuesto hacerlo y, desde que fundaron Lata en 2021, han conseguido enseñar a los estadounidenses que una conserva puede ser mucho más que una lata de atún olvidada en la despensa.
Nacho Valle, valenciano y ex galerista de arte contemporáneo; Vicent Sendra, de Pego (Alicante), distribuidor de productos españoles; Daniel Viedma, ingeniero de telecomunicaciones de Badalona; y Xavier Gallego, diseñador gráfico catalán de Vic, operan desde Nueva York.
Cada uno con trayectorias profesionales tan diversas como complementarias, se conocieron en la Gran Manzana y, entre conservas que les mandaban sus madres y reuniones con vermut, gestaron una empresa que ahora suma más de 1.000 suscriptores.
Navajas, ventresca de bonito, pulpo y otras conservas de Lata.
Su idea inicial fue abrir una vermutería inspirada en los poblados marítimos valencianos, donde las conservas, los salazones y los ahumados se sirven con naturalidad y sin pretensiones. Pero los costes los empujaron al mercado online.
“El pescado aquí es malísimo. No hay pescaderías. Pero hay dinero y mucha curiosidad gastronómica”, explica Nacho. De ahí que decidieran centrarse en explotar un tesoro como son las conservas premium españolas.
Así nació Lata.Shop, una tienda digital con un modelo de suscripción bautizado como Discovery Box. Por 49,90 dólares al mes con cuatro latas y "a veces una quinta de paté" o 29,90 la versión pequeña, con tres latas, los clientes reciben una selección de conservas cuidadosamente elegidas.
Varias Discovery Box de Lata.
“Primero empezamos con friends & family, con 40 suscriptores. Ahora tenemos 1.200”, recuerda Nacho. Las cajas incluyen desde clásicos como mejillones en escabeche, navajas gallegas o sardinas portuguesas, hasta productos menos comunes como kokotxas, sepia en su tinta, anguila o hígado de bacalao.
“He probado más de mil latas en estos años. La selección lo es todo. No quiero tener ocho latas de berberechos, quiero cuatro, pero las mejores”, afirma el co-fundador de esta empresa cuyos inicios fueron modestos. "Recogíamos nosotros mismos las latas en el puerto y las almacenaba en mi casa".
Esta investigación fue clave para definir un catálogo ajustado y exigente, donde el criterio artístico se mezcla con el culinario. “Del arte contemporáneo me llevé la idea del ‘curate’ y del menos es más”. El diseño, a cargo del propio Xavier Gallego, juega un papel esencial.
El packaging ha sido clave en el éxito de Lata.
De hecho, el packaging ha sido una de las claves del éxito con colaboraciones como la última con La Mar de Tazones. “Cuando llevas un producto tan potente que encima es tan bonito, sabes que lo puedes llevar hasta en el bolsillo… es un caballo ganador”.
La pandemia del COVID fue, paradójicamente, un acelerador. El encierro aumentó el interés por la conserva, especialmente en EE. UU., donde la gente está dispuesta a pagar 20 dólares por una lata si la calidad lo justifica. “No pestañean".
Actualmente cuentan con unos 300 productos en su tienda online, y ya son importadores oficiales de 16 marcas españolas como Real Conservera Española, Nuri, Rosalita, Maná, Porto Muiños, Herpac, entre otras.
También cuentan con patés, como el de atún picante.
También compran productos de alta gama como Güeyu Mar o Ramón Peña a distribuidores en Estados Unidos, aunque ahora muchas de esas marcas dependen directamente de ellos para acceder al mercado estadounidense.
El fenómeno ha desbordado expectativas: desde Estados Unidos, el 95% de su mercado, Lata ha comenzado a recibir pedidos desde Canadá, México, Irlanda, Arabia Saudí, Australia e incluso Nueva Zelanda.
Las conservas de La Mar de Tazones son unas de las seleccionadas por Lata.
Pero los cuatro socios no renuncian a su sueño inicial. Mientras trabajan con recetas propias con ingredientes como el kimchi o el chutney, planean abrir su primera Lata Taberna en colaboración con un restaurante amigo.
Si todo sale bien, pronto Nueva York contará con un rincón donde tomarse un vermut con navajas como si se estuviera en el Mediterráneo.