Domingo por la tarde. Llueve. Momento perfecto para bizcochear. Definitivamente los domingos lluviosos son un peligro para mi línea, porque no hay nada peor que una tarde aburrida y una mente perversa ávida de dulce.

Lo de hoy no es una receta, es un pecado capital no apto para los no hipergolosos. Pero si te gusta lo dulce, amig@, hoy es tu día de suerte.

Preparación

Lo primero que haremos, como siempre que hacemos un bizcocho, será precalentar el horno. En esta ocasión a unos 175º (vigila, cada horno es un mundo y tú ya deberías saber si esa es la temperatura ideal para bizcochos en el tuyo)

Lo segundo que haremos será tamizar la harina, el impulsor (“levadura” Royal) y la sal y reservarla para cuando vayamos a necesitarla.

Lo siguiente será derretir el chocolate junto con la mantequilla. Para ello podemos hacerlo o bien al baño maría (un recipiente dentro de un cazo con agua) o bien, más sencillo, al microondas. Ponemos la mantequilla y el chocolate blanco en un recipiente (mejor si es el bol donde vamos a preparar todo el bizcocho para poder ir añadiendo ingredientes sobre ellos) y vamos deshaciendo en el micro “a poquitos”, con paradas cada 30 segundos para remover y evitar que se nos queme.

Una vez tenemos el chocolate derretido, añadimos un huevo, batimos bien (mejor si te ayudas de unas varillas eléctricas) y cuando esté bien integrado añadimos otro huevo. Así hasta añadir los 4. Se añaden de uno en uno, incorporándolos bien antes de echar el siguiente.

A continuación agregamos el dulce de leche (o la leche condensada) y el azúcar.

Seguidamente metemos el dedito en la masa (bien limpio, por favor) y nos lo chupamos (esto es imprescindible para que la receta salga bien :P)

A continuación echaremos la mitad del queso fresco batido o del yogur, lo que tengamos, y batiremos bien. Después echamos la mitad de la harina con impulsor que teníamos reservada y batimos nuevamente. Echamos la última parte de queso fresco batido o yogur, y batimos. Y ya por fin, la última parte de harina y volvemos a batir.

Con todos los ingredientes ya integrados, podemos añadir unas pepitas de chocolate para darle el toque final de “pecaminosidad”.

Vertemos la mezcla en nuestro molde previamente engrasado y horneamos durante unos 30 minutos.

Una vez horneado, dejamos enfriar alrededor de una hora sobre una rejilla y ya lo tendremos listo.

Resultado

Una pequeña maldad que sabe a gloria!!