Una de las frutas que más me gusta desde siempre, es la fresa. Me podría tirar horas y horas comiéndolas. Por eso mismo, mi madre no para de traerme a casa. Pero ¿qué pasa? Que ya llega un momento que me salen por las  orejas, dejo de comerlas, y ya sabéis que es una fruta que madura muy muy pronto, así que casi en seguida se echan a perder.

Hoy os traigo una receta sencillísima y muy rápida para esos días en los que tengáis la fruta un poco madura de más. Vamos a hacer ¡petit suisses caseros!

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Preparación

Ponemos en un cazo las fresas (previamente les quitamos el rabito) junto al azúcar y lo trituramos.

En un bol, colocamos las láminas de gelatina, les ponemos encima cubitos y un chorrito de agua (ésto hará que luego se diluyan mucho mejor con la mezcla). Ponemos a calentar el cazo, y en el momento en el que empiece a hervir, apagamos el fuego y añadimos las láminas de gelatina.

Removemos todo bien, y vamos añadiendo la nata y el queso poco a poco. Cuando veamos que la mezcla es homogénea vamos poniéndola en vasitos pequeñitos, tarritos, o cualquier recipiente que queráis.

Ahora solo le queda enfriarse. Podemos dejarlo en la nevera toda una noche, o bien meter los vasitos en el congelador, donde con 2 horas tendremos suficiente.

Resultado

Realmente, estos petit suisses son impresionantes. El sabor es muy parecido al que estamos acostumbrados, pero se nota muchísimo que está hecho con fruta natural, y eso hace que gane mucho.

Además podréis hacerlos de tantos sabores como frutas conozcáis 😛

Tiempo: 10 minutos

Dificultad:
2/10

Digestión:
3/10

Precio:
2€

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