Aunque no es la primera vez que en Cocinillas os traemos una receta de salsa pesto, hace unos días caí en la cuenta de que no teníamos la receta original del pesto de albahaca, una de esas recetas que cuando se prueban caseras ya no se pueden volver a comer fuera de casa.

Ingredientes

  • Albahaca fresca, 20 g
  • Ajo, 1 diente
  • Queso Parmesano, 30 g
  • Queso Pecorino, 30 g (*)
  • Piñones, 30 g
  • Aceite de oliva virgen extra, 40 ml (**)
  • Sal, ¼ cucharadita
  • Agua templada, 2 o 3 cucharadas (***)
  • (*) Si no encontráis queso pecorino, se puede sustituir por un manchego de oveja curado.
  • (**) Podría admitir hasta el doble de cantidad
  • (***) El agua es opcional, se puede ir añadiendo poco a poco si se desea una textura más fluida, aunque yo no se la pongo nunca porque los prefiero más rústico.

Hacerla es sencillísimo, pero reconozco que si se quiere hacer bien, no es una receta barata, pues por desgracia si se quiere hacer bien con unos quesos de calidad y con los piñones de la receta original toca rascarse un poco el bolsillo. Personalmente creo que merece más la pena gastar 5 euros y 5 minutos en una casera que 3 euros en un bote de salsa pesto comprada.

Preparación del Pesto de albahaca perfecto paso a paso

Aunque se puede hacer usando una trituradora o batidora eléctrica, la salsa pesto no debe ser una salsa fina tipo mayonesa, sino que sus ingredientes deben conservar parte de su textura y como mejor se consigue es haciéndola en un mortero. No en vano, “pesto” es un término de origen genovés que viene de “pestare” que significa “machacar en el mortero”.

Lo primero que hay que hacer es escaldar las hojas de albahaca para que mantengan un bonito color verde y blanquear el diente de ajo, así soltará más aroma pero repetirá menos.

Para blanquear el ajo, lo ponemos en un cazo con agua fría, ponemos el cazo al fuego y cuando el agua empiece a hervir, retiramos el ajo, le retiramos cualquier resto de piel y lo reservamos sobre un papel absorbente.

Para escaldar la albahaca, preparamos un bol de agua con cubitos de hielo, ponemos agua a hervir en un cazo, y cuando el agua esté hirviendo introducimos las hojas de albahaca durante 3 segundos, casi lo que es meterlas y empezar a sacarlas. Inmediatamente las pasamos al bol de agua con hielo para cortar la cocción.

Secamos las hojas de albahaca con papel absorbente y las ponemos en el mortero junto con los piñones, el diente de ajo y la sal. Machacamos con el mortero hasta que empiece a ser una pasta y añadimos el aceite. Lo ideal es ir añadiéndolo poco a poco mientras lo vamos integrando, pero esta vez, para que lo veáis lo he echado de golpe y simplemente he tenido que dar alguna vuelta más hasta integrarlo.

Rallamos los quesos en el momento y los integramos en la mezcla con ayuda de la mano del mortero. Si lo queremos más fluído, es en este punto donde tendríamos que añadir el agua templada hasta obtener la consistencia deseada. Probamos y rectificamos de sal si fuese necesario.

Resultado

Como tantas otras cosas, el pesto de albahaca o pesto genovés, es de esas recetas que uno no descubre completamente hasta que prueba uno casero.

La clave del resultado final está, como siempre que se trata de recetas tan sencillas, en la calidad de los ingredientes y en pequeños detalles. No os podéis imaginar cómo puede variar el resultado, tanto en este como en cualquier otro plato, el simple hecho de usar un queso rallado en el momento en vez de un queso en polvo que lleve semanas envasado en una bolsa.