Sucede en muchas ocasiones, que el elemento principal de un plato queda totalmente eclipsado por la presencia de su sazón o salsa, y así como hay veces que es una gran desventaja en detrimento de un gran producto, hay otras que es un verdadero acierto. Es lo que ocurre con la receta de hoy, cuya verdadera protagonista es la salsa. Una salsa que por su aspecto oscuro recuerda a la teriyaki, pero que lleva menos ingredientes y es muy sencilla de preparar.

La que os vamos a presentar hoy es una salsa con mucho más umami, al no llevar agua, y que espesará no por el efecto de la fécula de patata como sucede con la teriyaki, sino a base de darle calor, resultando una salsa de color oscuro brillante y de textura espesa y pegajosa, con un sabor bien concentrado entre ácido y dulce. Si queréis que la salsa no quede tan "caramelo" siempre la podéis espesar con fécula de maíz y así os quedará densa pero menos pegajosa. Este es un pollo que podríamos ver en cualquier restaurante asiático igual que el pollo kung pao, la sopa agripicante de verduras o el pan plano chino relleno de verduras secas. 

Digamos que, para acompañar esta salsa, en esta ocasión he utilizado pollo, la parte de los contramuslos desprovista de huesos y piel, pues, para que queden bien jugosos, y este sea un plato de lo más goloso, van a ir rebozados, por huevo, harina de trigo y harina de arroz. Una vez listos, pasarán al cazo donde hayamos reducido la salsa y los saltearemos hasta que queden bien cubiertos.

Por supuesto que se pueden utilizar otras partes del pollo como las alitas o los muslos, y otras carnes como pueda ser una ternera salteada en tiras, o incluso se me antoja una salsa muy apetecible para glasear unas costillas de cerdo o unos trozos de panceta de cerdo cocinada a baja temperatura para que quede tiernísima y luego frita a fuego muy fuerte para que queden híper crujientes por fuera; vamos, unos torreznos

Terminaremos de rematar el plato dándole unos matices refrescantes, aromatizándolo con ralladura de la piel de una lima o una naranja. Y si lo queremos como plato único, se puede acompañar de arroz blanco o unos noodles.

Cómo hacer pollo en salsa de sésamo

Ingredientes

  • Contramuslos de pollo sin piel ni hueso, 3 ud
  • Huevos, 2 ud
  • Harina de arroz o de maíz, 100 g
  • Sal, c/s
  • Pimienta negra molida, c/s
  • Aceite de oliva, abundante para freír

Para la salsa

  • Salsa de soja, 3 cucharadas
  • Miel, 2 cucharadas
  • Salsa teriyaki, 1 cucharada
  • Ketchup, 1 cucharadita
  • Aceite de sésamo, 1 cucharadita
  • Vinagre negro chino, 1 cucharada
  • Sésamo, 2 cucharadas
  • Lima, 1 ud (para rallar)

Paso 1

Trocear los contramuslos. Yo prefiero hacerlo en tiras, pero también hay gente que lo hace en cuadrados más grandes. Así me gusta porque queda más crujiente, pero no tan jugoso.

Paso 2

Batir los huevos con la sal y también con pimienta negra y pasar todo el pollo troceado por el huevo batido. Tiene que estar abundantemente condimentado, para que luego se note en el pollo. 

Paso 3

Poner todos los ingredientes de la salsa menos el sésamo en un cacillo o una sartén. Cocinar a fuego medio hasta que reduzca bien y se haga una especie de caramelo. Tenemos que tener cuidado de no pasarnos porque si lo reducimos demasiado será demasiado pegajoso.

Paso 4

Sacar el pollo del huevo e ir pasándolo por la harina, sacudir bien para que no haya exceso de harina y freír a unos 170 ºC de temperatura. Dejaremos el pollo dentro del aceite hasta que lo veamos bien dorado. Retirar con una espumadera a un plato con un papel que absorberá el exceso de grasa. 

Paso 5

Añadir el sésamo a la salsa y también el pollo frito. Mezclar con movimientos rápidos y servir inmediatamente, tiene que estar bien caliente. Rallar un poco de lima por encima si queremos darle un toque fresco.