El locutor Carlos Herrera en un montaje de El Español iStock
Carlos Herrera (68), locutor, sobre la receta de su aperitivo favorito: "Un vicio; me resultan imprescindibles"
El conocido locutor almeriense se declara un enamorado de los crespillos, unas adictivas galletas saladas típicas de la Región de Murcia. Son facilísimas de hacer en casa siguiendo estos pasos.
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Carlos Herrera poca presentación necesita a estas alturas. El famoso locutor, nacido en Cuevas del Almanzora (Almería) en 1957, es una de las figuras más reconocidas y respetadas de la radio española.
Con una voz inconfundible y un estilo siempre campechano, el andaluz acumula más de cuatro décadas en los principales medios de comunicación en España y es un referente del periodismo radiofónico en nuestro país.
Su carrera comenzó en emisoras locales andaluzas antes de dar el salto a la cadena COPE, donde hoy dirige y presenta Herrera en COPE, uno de los programas matinales más escuchados en España.
Pero más allá del estudio y los micrófonos, Herrera ha sabido trasladar su carisma a otros ámbitos, como las redes sociales. En su perfil de Instagram, por ejemplo, se ha convertido en una suerte de influencer gastronómico mostrando su afición por la buena mesa y la cultura gastronómica.
Su timeline en esta red social es un compendio de los platos y restaurantes descubiertos en sus viajes que le entusiasman sobremanera y no duda en recomendar de manera espontánea.
Un aperitivo imprescindible
Fue precisamente en esta red social en la que el periodista compartió, durante un viaje a Lorca, una fotografía de sus crespillos de pimentón que describía así: "Me resultan imprescindibles. Una suerte de regañá muy sabrosa para los que no los conozcan. Un vicio. Estos, en concreto, hechos en Totana".
Los crespillos son uno de los aperitivos más populares de la Región de Murcia. Para hacerse una idea de lo que son, podrían describirse como unas galletas saladas finas y crujientes que se hacen con tres ingredientes básicos que son harina, vino blanco y aceite o manteca de cerdo.
Dependiendo de la zona, pueden ser redondos (Cartagena) o rectangulares (Lorca) y pueden llevar o no algunos condimentos como pimentón o especias. Como bien dice Carlos Herrera, su textura recuerda a la de las regañás o incluso a la del pan sardo.
Pueden consumirse solos como aperitivo, como acompañamiento de tablas de quesos y embutidos o, incluso, como sustitutos del pan en las comidas.
Aparte de ser muy fáciles de hacer, si se guardan en una bolsa de celofán dentro de un táper que cierre bien o en un bote con cierre hermético para galletas aguantan varios días crujientes.
Ingredientes
- Harina de trigo, 250 g
- Aceite de oliva virgen extra, 100 ml
- Vino blanco, 50 ml
- Agua, 50 ml
- Sal, 5 g
- Pimentón dulce, 1 cucharadita
- Levadura tipo Royal, 1/2 cucharadita
- Sal en escamas, para espolvorear
Paso 1
En un bol amplio ponemos el pimentón dulce y la sal. Añadimos el agua poco a poco removiendo con unas varillas manuales para que la sal y el pimentón se disuelvan bien. Añadimos también el vino blanco y el aceite de oliva virgen extra y lo mezclamos todo bien con las varillas.
Paso 2
Mezclamos la harina con la levadura y la tamizamos sobre la mezcla de líquidos.
Paso 3
Mezclamos todo con ayuda de una cuchara de madera y amasamos ligeramente hasta que podamos formar una bola. No conviene amasar demasiado porque no nos interesa desarrollar el gluten, pues eso haría que los crespillos queden correosos.
Paso 4
Cuando tengamos nuestra bola de masa, la envolvemos en papel film y la dejamos reposar durante una media hora en un sitio fresco o en la nevera si hace mucho calor.
Paso 5
Estiramos la masa con ayuda de un rodillo hasta tener una lámina de menos de medio centímetro de espesor y cortamos los crespillos con ayuda de un cortapastas o de un cuchillo. Se les puede dar la forma que a uno más le guste, pero la ventaja de darles forma cuadrada o rectangular o es que no nos sobrarán recortes que tengamos que reamasar.
Paso 6
Colocamos los crespillos sobre una bandeja forrada con papel de horno y dejando separación entre ellos, los pinchamos un poco con un tenedor, los pintamos con huevo batido y espolvoreamos con la sal en escamas.
Paso 7
Horneamos en horno precalentado a 180 ºC durante unos 20 minutos o hasta que veamos que estén dorados. Como cada horno es un mundo, los tiempos de horneado son siempre orientativos, por eso, las primeras veces conviene estar pendientes.
Paso 8
Cuando estén listos los crespillos los sacamos del horno y los dejamos enfriar sobre una rejilla. Cuando estén fríos estarán mucho más crujientes y podremos guardarlos en un táper o bote que cierre herméticamente.
Más picoteo murciano
En los bares de Murcia, el aperitivo es sagrado, una comida tan importante como el propio almuerzo.
Entre los más emblemáticos destaca la marinera, que consiste en una pequeña cantidad de ensaladilla rusa dispuesta sobre una rosquilla crujiente y coronada con una anchoa en salmuera.
Los que buscan un sabor más fresco, pueden pedir el marinero, que sustituye la anchoa por un boquerón en vinagre, o la bicicleta, solo con ensaladilla.
Otro clásico imprescindible son los caballitos, gambas rebozadas y fritas que se sirven ensartadas en un palillo y un toque de limón exprimido por encima.
También, ahora que ya empiezan a llegar los días fríos, los michirones son una tapa de invierno por excelencia que consiste en habas secas guisadas con panceta, huesos de jamón, chorizo y un toque de pimentón.
La cocina murciana también presume de su estrecho vínculo con la huerta. El zarangollo, un revuelto de calabacín y cebolla, o el pisto murciano, cocinado lentamente con pimientos, tomate y berenjena, muestran ese amor por la verdura local.
A estas delicias se unen los caracoles en salsa, servidos con una salsa de tomate, almendra y un punto picante que invita a mojar pan hasta el final.