En casa, cuando mi hermana y yo éramos pequeñas, siempre se celebraba el día de San Fermín, no por el santo en sí, sino porque era el cumpleaños del abuelo y era la excusa perfecta para que ese día hubiese para comer algún aperitivo o algún postre especial.

Ahora que han pasado decenas de años, que el abuelo y mamá ya no están y que mi hermana y yo vivimos en ciudades distintas, me resisto a perder la costumbre de que el 7 de julio sea un día distinto a los demás. Por eso, cuando hace un par de años vi una foto del pincho que os traigo hoy, decidí que era perfecto para ese día. Parece ser que es típico servirlo en los bares de Pamplona durante los sanfermines e imagino que habrá tantas recetas como cocineros, porque no deja de ser un huevo relleno con pañuelo de mozo sanferminero.

He aquí mi versión.

Preparación del pincho San Fermín

  1. Pelamos los huevos, cortamos una pequeña lámina de la base para nivelarlos y otra más grande en la parte superior que reservaremos para la “boina”. Con mucho cuidado de no romperlos, sacamos la yema con una cucharilla o un sacabolas.
  2. Preparamos el relleno mezclando las yemas desmenuzadas con el atún, la cebolleta y la salsa mahonesa.
  3. Rellenamos los huevos con ayuda de una cucharilla.
  4. Colocamos una aceituna o una cebollita en vinagre sobre el relleno y le colocamos la “boina” sujetándola con un palillo.
  5. Los decoramos con una tira de pimiento rojo asado alrededor del “cuello”.

Resultado

Una forma diferente de presentar unos deliciosos huevos rellenos con la que seguro conseguiréis arrancar una sonrisa a los que tenéis al lado.

Siempre sobra algo de relleno que está buenísimo sobre pan tostado o en un sandwich frío con unas rodajas de tomate fresco.

Nota: Cómo cocer huevos duros perfectos.

Seguro que a estas alturas todos sabéis cómo cocer un huevo, pero por si a alguien le queda alguna duda aquí os dejo todas las claves.

  1. Huevos frescos, a temperatura ambiente y en cuya base habremos practicado un pequeñísimo orificio con ayuda de un alfiler.
  2. En una olla ponemos a hervir agua abundante con un pellizco de sal y una cucharada de vinagre.
  3. Cuando el agua hierva echamos los huevos con cuidado y controlamos el tiempo. Deben cocinarse de 8 a 10 minutos dependiendo del tamaño y durante los primeros 3 o 4 minutos con una cuchara agitaremos el agua para que forme un remolino. Esto hará que los huevos sigan la corriente y la yema quede centrada.
  4. Una vez finalizado el tiempo de cocción, se pasan a un bol con agua muy fría.
  5. Siguiendo estos pasos se obtienen unos huevos duros perfectos, con la yema amarilla y centrada, sin roturas y sin la cáscara pegada a la clara.