Me veo obligada a escribir esta receta por causas de fuerza mayor, a pesar de que suene repetitiva, para evitar una catástrofe, para salvar el mundo de la barbarie que conllevaría su no-publicación. Os comento…

¿Os acordáis de la receta de huevos al plato, verdad? Seguro que sí, de momento está entre nuestras entradas más populares. Pues bien, hace poco recibí un email de mi madre pidiendo auxilio desesperadamente. Ella, como buena madre, se lee todos los post de Cocinillas, y estaba enterada del éxito que habían tenido los huevos al plato de mi tía, así que lo comentó en una comida familiar típica de un fin de semana cualquiera. Mi tío replicó que los huevos al plato no se hacen con tomate, sino con gambas y ajo, y entonces comenzó una lucha entre marido y mujer que se acabó extendiendo al resto de los comensales. Ahora mi familia entera está en guerra, y cada cena es una batalla entre gambistas y tomatinos. Y yo, que soy pacifista a tope, he sentido la necesidad de publicar también ésta otra versión de la receta, cambiándole el nombre, eso sí, para no duplicar títulos.

Espero que esto sea suficiente para evitar la división familiar, que seamos capaces de reinstaurar la paz en la mesa y, en definitiva, que acabemos de una vez por todas con esta guerra de los huevos.

Huevos al ajillo

Preparación

Hay dos maneras de hacerlos, con cazuelitas de barro o sin ellas.

Con cazuelitas

Dejamos todos los ingredientes preparados: los huevos, los ajos picados muy pequeños, pelamos las gambas o si vienen ya peladas las secamos con un poco de papel de cocina para quitarles el exceso de agua, y la guindilla la usaremos entera si queremos que quede un poco picante, y cortada si nos gusta más picante.

Ponemos aceite en la cazuelita y la ponemos en el fuego o vitrocerámica (no pasa nada, siempre que evitemos moverlas muy fuerte para no rayar la vitro). Empezamos con el fuego medio-lento 4-5/10. Esperamos que se caliente un poco y entonces echamos la guindilla y el ajo y subimos el fuego a 7/10. Este es el único momento crítico, ya que debemos hacer todo muy rápido para que el ajo no se queme, por eso habíamos puesto el fuego más lento al principio. Echamos las gambas y vamos moviendo para que no se pegue el ajo.

En cuanto estén las gambas (que se hacen rapidísimo), apartamos todo del fuego, abrimos un huevo y lo echamos en el medio, y enseguida cubrimos el recipiente con un plato evitando que salga aire. El calor residual de la cazuelita terminará de cocinar el huevo, pero no quitéis el plato hasta pasados 4 minutos.

Sin cazuelitas

Feímos un huevo echando aceite constantemente por encima de la yema para que no quede tan líquida.

Hacemos el resto de la receta de la misma manera que anteriormente pero en una sartén en vez de en una cazuelita y se lo echamos todo por encima al huevo frito.

Resultado

Sabe, literalmente, a gambas al ajillo pero además tiene el añadido del huevo. La yema se queda bastante hecha pero es mejor así. Al igual que con las gambas al ajillo, el aceite está de muerte así que lo suyo es comerlo con una barra de pan al lado.

Lo encuentro un pelín más complicado que los huevos al plato, simplemente porque en este caso existe el riesgo de quemar los ajos, pero sin embargo es mucho más rápido y simple.

Yo tengo mi favorito, pero debo parecer imparcial, como el Rey en un Madrid-Barça, o la guerra nunca acabará. ¿En qué bando estás tú?

Tiempo: 10 minutos

Dificultad: 6/10

Digestión: 6/10

Precio: 1,5€

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