El chef Jesús Sánchez, junto a unos mejillones en lata.

El chef Jesús Sánchez, junto a unos mejillones en lata. E.E.

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Jesús Sánchez, chef con 30 años de experiencia: "El truco para que los mejillones de lata estén más ricos no es el limón"

El chef con tres estrellas Michelin, revela su truco para realzar el sabor de los mejillones en lata: el secreto no está en el limón, sino en el queso picón.

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El chef Jesús Sánchez, uno de los grandes nombres de la gastronomía española, ha vuelto a sorprender con un consejo culinario tan simple como efectivo. El cocinero navarro, afincado en Cantabria y galardonado con tres estrellas Michelin, ha compartido en sus redes sociales una receta con la que demuestra que incluso un producto humilde, como los mejillones en conserva, puede transformarse en un plato de alta cocina.

A través de su cuenta de Instagram (@_jesussanchez), el chef del restaurante El Cenador de Amós, en Villaverde de Pontones, explicó que el truco para disfrutar de unos mejillones realmente sabrosos no está en el limón, como muchos piensan, sino en una salsa cremosa con queso picón, que eleva su sabor a otro nivel.

En su receta, Jesús Sánchez propone preparar unos mejillones con salsa de tomate y queso picón, un plato que combina la frescura del mar con la intensidad de este queso azul típico de Cantabria. El resultado, asegura, es "una explosión de sabor" que transforma por completo la experiencia de comer mejillones de lata.

El proceso comienza con un sofrito tradicional: cebolla, ajo, tomate rallado, una hoja de laurel y un toque de cayena para añadir un ligero picante. Después se incorpora un chorro de vino blanco, un poco de tomate frito y el caldo de los mejillones abiertos al vapor. El toque mágico llega al final, con el queso picón desmenuzado, que se funde en la salsa y le aporta cremosidad y profundidad.

Una vez lista la mezcla, el chef recomienda bañar los mejillones con esta salsa caliente y añadir un poco más de queso por encima antes de servir. El resultado es un plato sencillo pero lleno de matices, con el que demuestra que los productos en conserva pueden tener tanto valor como los frescos si se saben tratar.

Mejillones en conserva: un básico

Más allá del toque de autor, Sánchez reivindica la versatilidad de los mejillones en conserva, un alimento que nunca falta en la despensa de muchos hogares españoles. Su gran ventaja es que permiten disfrutar del sabor del mar durante todo el año, sin depender de la temporada de pesca.

A diferencia de otros productos procesados, los mejillones en lata conservan sus propiedades nutricionales y su sabor original, siempre que se elaboren correctamente. En el mercado se pueden encontrar al natural, en escabeche, en aceite de oliva o con salsas más elaboradas, lo que los convierte en una opción ideal para improvisar comidas rápidas y nutritivas.

Eso sí, el chef recuerda la importancia de revisar el envase antes de consumirlos, comprobar que no esté abollado y respetar siempre la fecha de caducidad. Una vez abierta la lata, lo recomendable es comerlos en el momento. Si sobran, deben guardarse en un recipiente hermético con su propio líquido y conservarse en el frigorífico un máximo de tres días.

Los mejillones en conserva ofrecen infinidad de posibilidades culinarias, y no solo como aperitivo. En verano, se pueden añadir directamente a ensaladas frías, tanto de hoja verde como de legumbres, para aportar un toque marino sin complicaciones.

Otra idea que propone Jesús Sánchez es convertirlos en paté. Basta con triturar los mejillones con queso crema, aguacate o mayonesa, y servir la mezcla sobre tostadas o canapés. También se pueden usar como base para tartares, arroces o pastas, o incluso como guarnición de sopas frías y gazpachos.

El chef asegura que su textura firme y su sabor salino los hacen perfectos para dar profundidad y contraste a platos tradicionales. Y aunque él opta por el queso picón, anima a experimentar con otros ingredientes: desde hierbas frescas hasta salsas orientales, todo depende de la creatividad del cocinero.

Los beneficios de los mejillones

Más allá de su sabor, los mejillones son un auténtico superalimento del mar. Son ricos en proteínas de alta calidad, bajos en grasas saturadas y una fuente natural de omega-3, los ácidos grasos que ayudan a proteger el corazón y reducir el colesterol.

Cada 100 gramos de mejillones aportan más del 100% de la cantidad diaria recomendada de hierro, lo que los convierte en un aliado contra la anemia. Además, contienen vitamina B12, selenio, fósforo y zinc, todos ellos minerales esenciales para el metabolismo y el sistema inmunitario.

Su contenido en proteínas es similar al de la carne roja, pero con un 25% menos de calorías y mucha menos grasa, lo que los hace ideales para dietas equilibradas o de control de peso. También contribuyen al mantenimiento de la masa muscular y al cuidado de la piel, gracias a su combinación de zinc y omega-3, con efecto antiinflamatorio y antienvejecimiento.

Un alimento humilde con alma Michelin

Con esta receta, Jesús Sánchez no solo ofrece un consejo práctico, sino también un ejercicio de reivindicación: demostrar que la alta cocina no está reñida con la sencillez. "Los productos humildes son la base de nuestra gastronomía", ha defendido en numerosas entrevistas.

Su propuesta de dar protagonismo a la conserva se enmarca en una corriente cada vez más extendida entre los grandes chefs españoles, que buscan revalorizar los productos tradicionales y de larga duración, apostando por un consumo más sostenible y accesible.

Los mejillones, por su aporte nutricional y su versatilidad, son uno de los mejores ejemplos de cómo un alimento cotidiano puede convertirse en protagonista de un plato digno de estrella Michelin. Solo hace falta, como dice Sánchez, "un poco de cariño y un buen queso picón".

La lección de un chef Michelin

Jesús Sánchez lleva más de tres décadas defendiendo una cocina de raíces, en la que el sabor y la memoria son tan importantes como la técnica. Su restaurante Cenador de Amós es uno de los templos gastronómicos del norte de España, reconocido por su equilibrio entre tradición y modernidad.

Su consejo sobre los mejillones no es solo una receta: es una declaración de principios. La buena cocina no depende del precio de los ingredientes, sino de cómo se tratan. En este caso, un simple gesto —añadir queso picón en lugar de limón— cambia por completo el resultado.

Y así, el chef navarro nos recuerda que la excelencia también puede venir en lata, siempre que se mire con los ojos de quien ama el producto y entiende su potencial.