
Una persona friega una sartén de acero
Sin "nanas" ni frotando durante horas: el estropajo que me recomendó un chef para dejar las ollas mucho más brillantes
Con las ollas y sartenes de acero se puede utilizar cualquier estropajo porque no hay riesgo de que se desprenda el antiadherente, pero elegir bien el estropajo puede facilitar mucho la tarea.
Más información: Ángel León, chef con 5 estrellas Michelin: "Un truquito para dar vida a vuestras sartenes viejas..."
Las ollas y las sartenes de acero inoxidable son cada vez más habituales en las casas y en las cocinas profesionales son las más utilizadas.
Las ventajas de este material, tanto a la hora de cocinar como a nivel de salud, están haciendo que cada vez más gente abandone sus viejas sartenes de teflón y dé el salto hacia las sartenes sin antiadherente.
El acero inoxidable tiene la ventaja de que no reacciona con los alimentos -aunque algunas sales pueden dejar manchas blanquecinas que requieren un poco de estropajo- y es fácil de mantener porque no se oxida.
Otra de las grandes ventajas frente al teflón es que podemos fregarlas con cualquier estropajo, incluidos los famosos "nanas" de acero.
Si algo se queda pegado a la sartén, podemos rascar todo lo que sea necesario para quitar la mancha. Esto está bien, pero ¿hay alguien a quien le guste estar frotando ollas con el "nanas" durante un rato?
Los estropajos de fibras de acero es cierto que son efectivos para rascar manchas muy incrustadas en el fondo de las ollas o cuando algo se nos pega, pero su uso es realmente incómodo.
Hasta doloroso si no se tiene costumbre de fregar con guantes, pues los finos hilos metálicos a menudo producen cortes y arañazos en nuestra propia piel.
Los estropajos que se usan en las cocinas profesionales
En las cocinas profesionales, en las que no se usan los "nanas" ya que pueden soltar fibras que podrían acabar contaminando la comida, se emplean otro tipo de estropajos mucho más cómodos de utilizar, más duraderos y algunos incluso más eficientes.

Esponja de acero Amazon
El que me recomendó un chef hace años para dejar cualquier menaje de acero ultrabrillante son las esponjas y los paños de alambre.
Duran muchísimo, se secan rapidísimo después de cada uso, minimizando la proliferación de bacterias.
No dejan residuos y no nos arañan a nosotros incluso utilizándolos sin guantes. Ambos pueden utilizarse tanto en seco como en húmedo, consiguiendo un efecto más abrasivo en el primer caso.
No solo son más cómodos de usar, sino que también arrastran mejor la suciedad que el famoso "nanas" sin riesgo para nuestros dedos al no tener largos hilos de alambre con los que nos podamos cortar.

Estropajo de esmeril Amazon
Otro de estos estropajos es el estropajo de esmeril, que es una especie de "borrador" mágico recubierto de un material abrasivo con distintos grosores de grano.
Su forma de paralelepípedo facilita el agarre y el núcleo flexible permite llegar a cualquier recoveco.
Se utilizan para limpieza de cosas muy sucias, como ollas con grasa requemada u otras superficies de acero. Suelen ser de un solo uso.
Una versión alternativa al estropajo de esmeril que, además, es reutilizable y muy cómodo para casa, son unos estropajos con forma de carita sonriente que se han hecho famosos en los últimos tiempos.
Su funcionamiento es algo curioso, pues con agua fría se mantienen rígidos y el efecto es similar al esmeril y, con agua caliente, se vuelven blandos y se parecen más a una esponja abrasiva, pero más ligera que las de alambre.
Cómo limpiar una olla o sartén de acero para dejarla brillante
El primer paso será elegir el jabón, que puede ser el que usemos habitualmente para fregar los platos o, si es posible, usaremos piedra blanca en versión sólida o líquida, pues es mucho más eficaz.
La piedra blanca, también conocida como piedra de limpieza o piedra de arcilla, es un producto natural con propiedades desengrasantes y ligeramente abrasivas, ideal para este tipo de limpiezas.
Truco Cocinillas
Si tienes una chimenea o una barbacoa y las usas, no necesitas comprar piedra blanca. Las cenizas, mezcladas con un poco de agua hasta formar una pasta, era lo que usaban muchas bisabuelas para limpiar sus ollas.
El truco sigue siendo efectivo y el producto -las cenizas- no puede ser más barato ni ecológico.
Para aplicarla, humedecemos ligeramente el estropajo que vayamos a usar y la frotamos suavemente contra la piedra blanca, si es sólida, hasta que se impregne del producto. Si es líquida, aplicaremos una pequeña cantidad sobre la superficie a limpiar.
Con la esponja impregnada, frotamos la sartén haciendo movimientos circulares, concentrándonos en las zonas más sucias o quemadas. De esta manera, se irá desprendiendo la suciedad sin hacer apenas esfuerzo y sin dañar el material.
Una vez limpia, enjuagamos bien la sartén con agua tibia para eliminar todos los residuos de producto. Finalmente, la secamos con un paño suave para evitar marcas de agua.