El chef Karlos Arguiñano
Karlos Arguiñano (77), chef, lo afirma: "He hecho más de 6.500 programas, pero nunca trabajaría en MasterChef"
Durante uno de los cursos de cocina a los que es invitado con frecuencia, el cocinero de Zarautz habló sin tapujos sobre lo que opina de los realities de cocina, un formato que no va con él.
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A sus 77 años, el chef Karlos Arguiñano sigue siendo uno de los referentes indiscutibles de la gastronomía televisiva en España. Su trayectoria es, por méritos propios, una de las más longevas y queridas del panorama audiovisual patrio.
Desde su debut en la pequeña pantalla a finales de los años ochenta, el cocinero vasco ha sido capaz de convertir la cocina en un espectáculo cercano y hasta didáctico como nadie hasta la fecha.
Con más de 6.500 programas emitidos y tres décadas ininterrumpidas frente a los fogones, Arguiñano ha dejado huella en varias generaciones de espectadores que han aprendido con él no solo recetas, sino también otra clase de valores como el respeto por los productos, la importancia del trabajo en equipo y el placer de cocinar sin artificios.
No comulga con MasterChef
Si algo ha caracterizado a Karlos Arguiñano durante todos estos años que llevamos viéndolo en la tele es su franqueza, el hablar de todo sin pelos en la lengua y sin miedo a meterse en jardines, aun a sabiendas de que algunas de sus declaraciones traen cola.
Como las que dejó caer durante un curso de cocina en el que el chef daba una charla y que están registradas en un vídeo publicado en Instagram por el fotógrafo Darío Garrido.
En el vídeo, Arguiñano reflexionaba sobre el rumbo que ha tomado la televisión gastronómica actual, especialmente los programas de formato reality, como MasterChef, a los que no duda en criticar abiertamente.
El chef comienza reconociendo el papel que él mismo ha desempeñado en la popularización de la cocina televisiva: "Igual tengo yo alguna culpa, porquellevo 28 años en televisión todos los días, llevo 6.500 programas de televisión".
Sin embargo, es muy tajante al decir que no comparte el enfoque de los programas de telerrealidad: "Yo no he estado en ningún momento de acuerdo con todo este tipo de programas. Me han ofrecido hacer todos esos programas, yo no he querido hacer ninguno".
No son programas de cocina
Para Arguiñano, la diferencia entre su programa y concursos como MasterChef es esencial. La cocina, que él entiende como un espacio de aprendizaje y disfrute culinario, se ha transformado, según sus palabras, en un espectáculo emocional que poco tiene que ver con cocinar: "Esos no son programas de cocina, son realities de cocina. Ahí se busca más la lágrima, el llanto, el que te robo esto, te estorbo, no te dejo".
El cocinero, que siempre ha defendido el compañerismo entre fogones, lamenta que ese valor se pierda en favor del conflicto y la tensión televisiva: "La cocina es compañerismo", insiste.
"En esos programas no ha aprendido nadie a cocinar, parecen guerras", afirma con rotundidad ante la atenta mirada de un aula repleta de jóvenes que sueñan con convertirse en cocineros.
Para Arguiñano, cocinar es un acto colectivo, un momento para cooperar y disfrutar en equipo, no una competición donde prima el drama. La cocina televisiva debería enseñar a comer bien, a respetar el producto y a disfrutar del proceso, sin convertirlo en una lucha.
El contraste entre su estilo y el de los programas actuales es evidente. Mientras que MasterChef ha apostado por el espectáculo y una narrativa de resistencia y superación personal, el formato de Arguiñano se ha mantenido fiel al tono pedagógico y optimista con el que ha conseguido que abuelos y nietos se sienten juntos delante de la tele a descubrir nuevas recetas "con fundamento".