Jordi Vilà, chef con estrella Michelin.

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Jordi Vilà, chef con estrella Michelin, no se corta sobre Ferran Adrià: "Rechacé trabajar con él y volvería a hacerlo"

Desde sus inicios en la pastelería Baixas hasta liderar el restaurante Alkimia, Jordi Vilà ha tomado decisiones firmes que marcaron su trayectoria.

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La vida de un cocinero puede verse impulsada en muchas ocasiones gracias a lo que puede aportar a su trayectoria el trabajar con grandes nombres de la cocina española, pero no todos deciden aceptar esa ayuda, como es el caso de Jordi Vilà.

El cocinero siempre ha sido un tanto inquieto, y fue incapaz de mantenerse más de un año en cada lugar en el que trabajó antes de montar su primer restaurante en Barcelona, a finales de la década de los 90: El Abrevadero, junto a su mujer, Sonia Profitós.

Jordi Vilà comenzó a cocinar con apenas 15 años, y desde entonces no ha dejado de hacerlo. Su restaurante barcelonés Alkimia ha sido distinguido como el mejor restaurante de Barcelona de la guía Macarfi. Además, ha obtenido 3 soles Repsol y desde hace 18 años ostenta una estrella Michelin.

Propietario y jefe de cocina de Va de Cuina, donde se prepara comida casera para llevar libre de conservantes ni aditivos, y donde existe una clara apuesta por la cocina saludable y fresca, desde hace un par de años, junto a Uri Costak, se ha adentrado en el terreno de la hermenéutica culinaria.

Junto a otros cocineros se ha erigido en un gran defensor de la cocina catalana y su postura queda claramente reflejada en muchas de sus elaboraciones.

La historia de éxito de Jordi Vilà

Jordi Vilà nació en 1973 en la casa del farmacéutico de un pequeño municipio del Baix Llobregat llamado Papiol. Mientras su padre se encargaba de esta labor, su madre era la tradicional ama de casa que cocinaba para su marido y sus cinco hijos.

Algunos de ellos optaron por seguir el camino de su padre, mientras que Jordi supo desde muy temprano que lo suyo era la cocina. Su padre le mandó con 14 años a trabajar a la pastelería Baixas de Barcelona, donde terminó por engancharse a la cocina.

Allí aprendió las bases del oficio, haciendo posteriormente prácticas en diferentes lugares como la cocina del hotel de San Just u otro en Sitges. Una vez finalizó sus estudios, puso rumbo a Casa Irene, en la Vall d’Aran, donde conoció a su actual esposa, Sonia.

A pesar de que apenas tenía días para descansar y trabajaba muchas horas, fue capaz de empaparse del oficio y conocer sus límites. No fue capaz de pasar más de un año en ningún restaurante, pues siempre ha tenido el hambre de buscar algo nuevo.

De muchos de sus trabajos guarda un gran recuerdo, aunque también tuvo momentos no tan buenos, como en el Neichel, que poseía dos estrellas cuando él entró a formar parte de su plantilla. Allí vivió una mala experiencia, pero no se rindió y siguió buscando dónde continuar con su aprendizaje.

Gracias a su amigo Isaac Monzó llegó al Vivanda, donde él era jefe de cocina. Allí amplió sus conocimientos y pudo disfrutar de una mayor libertad en la cocina, lo que hizo que pudiese desplegar toda su creatividad en la cocina.

Posteriormente, pasó por Cal Rei, el restaurante de Joan Piqué situado en Platja d’Aro, que en aquel momento era una gran referencia. Tras su paso por este, en 1997, Oriol Castro le ofreció trabajar en elBulli, un restaurante icónico que fue liderado por Ferrán Adriá, pero lo rechazó. Finalmente, se incorporó al Jean Luc Figueras de Barcelona.

Pasado un tiempo, decidió montar junto a su pareja, Sonia El Abrevadero, pero no tuvo éxito y tras cuatro años tuvo que decir adiós a su proyecto. Aquella fue una época complicada para él, pero la familia le ayudó financiándole el que sería su primer restaurante totalmente propio, en 2002.

Se trata de Alkimia, en la calle Industria, que fue todo un éxito desde el primer momento y que logró obtener una estrella Michelín en 2024. En él tuvieron éxito algunos platos del anterior restaurante, como las judías con infusión de arenque y caballa o el chupito de pan con tomate, entre otros.
Alkimia, un restaurante de referencia

Alkimia ha sido un gran éxito para Jordi Vilà, y una prueba de ello es que es un habitual de las guías y de los artículos de recomendaciones culinarias en Cataluña. Tras su boom inicial, bajó ligeramente, pero sigue siendo un restaurante de referencia en la ciudad.

Con el paso del tiempo y, con la colaboración con Moritz, trasladó el restaurante a la Fábrica Moritz, dejando así 13 años de actividad continuada en la calle Industria para llegar a la Ronda Sant Antoni, situándose en la planta principal de la cervecera con la que Vilà colabora desde 2011 como director gastronómico.

El nuevo restaurante cuenta con una cocina vista desde la que el cocinero catalán ofrece dos propuestas. Una de ellas es Alkimia, la más gastronómica, y en la que Jordi Vilà deja clara su visión de futuro de la cocina catalana, con una evolución del recetario clásico.

La segunda es Al Kostat, donde muestra su lado más personal, con un producto excelente en el que recoge el pasado para llevarlo al presente a través de una carta fresca, elaborada con rincón y pensada para compartir. Allí da rienda suelta a su mayor creatividad culinaria.

En 2021 recibió la máxima distinción de la Guía Repsol, los tres Soles, por una trayectoria en la que ha dejado patente su clara apuesta por la nueva cocina catalana, pero siempre manteniendo la esencia tradicional y el culto al buen producto.