El chef español, Jordi Cruz.

El chef español, Jordi Cruz.

Actualidad gastronómica

Jordi Cruz (47), chef español, lo admite: "Tuve un par de años muy locos en los que casi me pierdo cuando llegué a la tele"

Jordi Cruz no se corta: "Durante un par de años casi se me va la olla, pero lo viví con normalidad", ha confesado el chef español sobre sus comienzos en la tele.

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Jordi Cruz es uno de los chefs más reconocidos de España. Titular del restaurante ABaC, de Angle y Atempo, en Barcelona, que suman entre todos cinco estrellas Michelin desde 2017. También es uno de los rostros más populares de la televisión gracias a su papel como jurado de MasterChef desde 2013, junto a Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo- Nágera.

Sin embargo, su historia personal ha estado marcada por una lucha constante contra la timidez, la exigencia extrema y el desgaste emocional. Así lo confesaba él mismo hace pocos meses en el podcast 'A solas', de Vicky Martín Berrocal.

"Creo que mi vida no es importante, lo importante es hablar de cocina, de actitudes, de aptitudes, de ese tipo de cosas sí, porque me lo he currado mucho para estar donde estoy", confiesa al comienzo el cocinero.

Desde joven, Cruz sintió la necesidad de demostrar su valía a base de esfuerzo: "Era un mierdecilla, quizás soy exagerado pero me sentía muy pequeñito", asegura. "He pasado 30 años dando el 200% pero no hace falta ser como yo lo era a la hora de trabajar", confiesa.

Una carrera dentro del mundo gastronómico, en la que tener un objetivo ha sido clave para su evolución: "Es bonito tener una finalidad que es sentirte realizado por el trabajo bien hecho, por eso también es importante". Y advierte: "La vida te pregunta en algún momento ¿quién eres?" Si tú no le contestas, te lo va a decir ella y quizás no te guste".

Jordi Cruz y Vicky Martín Berrocal | A SOLAS CON: Capítulo 41

Su vocación nació gracias a un momento clave con su madre. "Le cociné una cosa y me dijo: 'Tú serás cocinero'". Desde entonces, todo fue en ascenso para el chef. "Empecé la escuela de hostelería con 12 años, a los 14 ya trabajaba y a los 18 era jefe de cocina. A los 24 gané mi primera estrella Michelin", recuerda.

Sin embargo, el precio del éxito ha sido para Jordi Cruz el trabajo y el esfuerzo constante desde esos inicios tempranos, en los que el cocinero ni siquiera vivió lo que era salir por la noche. Algo que cambió por completo cuando llegó a la tele.

"Yo nunca había salido de noche, solo me había dedicado a currar. Empecé a los 30. Esa juventud de salir de fiesta y tener tus rollitos, yo no la había tenido nunca. No salía, no alternaba. Tuve un par de años en los que lo gocé y me lo pasé pipa, pero en los que casi me pierdo, casi se me va la olla. Esos dos añitos ya casi ni me acuerdo. Pero me dije: los restaurantes Jordi, las estrellas... Lo normalicé", confiesa.

La importancia de la actitud

El desgaste emocional también ha hecho mella en el chef. "Este año me ha machacado mucho el tema de remar solo. Yo todo esto lo hago por mí y lo hago por el equipo porque es un sueño compartido". Aunque insiste en que "el éxito es muy subjetivo": "Para mí es sentirte completo, realizado, que con poquito tengas una sonrisa en la cara".

Cruz también reflexiona junto a Vicky Martín Berrocal sobre la importancia de la actitud: "No soy una persona dura, no encontrarás a nadie en mi equipo que haya escuchado una voz o una palabra mala de mí. Soy 'coach', me gusta que la gente esté feliz en mi casa, pero también soy ese entrenador que aprieta para motivar".

Sobre el valor de las estrellas Michelin, Jordi es claro: "No sólo es un reconocimiento, también es una motivación. Es un oficio duro que nos hace estar lejos de la familia". Sin embargo, también ha recordado ese momento en su carrera en el que perdió una estrella Michelin de su restaurante Angle en la gala de 2024: "Ese momento en que te la quitan, ahí sí, es el único momento en mi vida en el que Michelin me ha descuadrado", confiesa.

En cuanto a su vida personal, admite que la fama le llegó tarde. "La tele me ha dado muchas cosas buenas", una de ellas avanzar y dejar atrás su timidez. "La gente se piensa que soy muy echado pa'lante, pero no era así", asegura. Su entrada en MasterChef fue para él una manera de superar esa timidez que le limita y ayudarse a sí mismo a no seguir siendo tímido.

A sus 47 años, Jordi Cruz hace balance con honestidad de una trayectoria brillante pero no exenta de desafíos laborales y personales. "Todo siempre lo he hecho por miedo a no llegar, por decepcionar a alguien", reconoce.