Adiós a usar los baños de los bares gratis: la reacción una hostelera ante una situación incontrolable

Adiós a usar los baños de los bares gratis: la reacción una hostelera ante una situación "incontrolable"

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Adiós a usar los baños de los bares gratis: la reacción de una hostelera ante una situación "incontrolable"

Esta trabajadora de un establecimiento en Cartagena ha recibido más de 2.500 comentarios al debate que abre sobre cerrar o no los baños al público que no consume.

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En la hostelería se libran muchas batallas, pocas veces silenciosas —sobre todo cuando se 'incendian' las redes sociales. Esta vez la lucha no tiene que ver con los fogones ni con las reservas, sino con los baños. O más bien, con el uso indebido de ellos.

La protagonista de esta historia es Anabel Moreno Ruiz, hostelera y creadora de contenido en TikTok, quien ha alzado la voz para denunciar una realidad cada vez más común en el sector: el uso gratuito y masivo de los servicios de los bares por parte de personas que no consumen absolutamente nada.

“No soy una estación de servicio gratuita”. Con ironía mordaz y tono cansado, Anabel explicaba en uno de sus vídeos virales: “Está prohibido negar el paso en tu restaurante. O sea, tienes que dejar que entre quien quiera. Y que gasten mi papel, mi agua, mi luz, mi jabón… que me lo atranquen”.

Este fragmento no solo resume su frustración, sino que abre un debate incómodo: ¿tienen los bares la obligación moral —o incluso legal— de ofrecer gratuitamente sus aseos a cualquier persona que los necesite, sea cliente o no?

La gota que colmó el inodoro

Ubicado en el centro de Cartagena, el restaurante de Anabel se convierte durante eventos como la Semana Santa en un auténtico hervidero de gente. No solo de quienes acuden a comer, sino también de transeúntes que, apremiados por la necesidad, entran al local sin consumir y forman colas que se extienden hasta la calle.

@anabelmorenoruiz3 #restaurante #cafeteria #cartagena #bar #clientes #hosteleria ♬ sonido original - 🐓 Anabel 🐓

Esto, relata la hostelera, colapsa los aseos, impide que los verdaderos clientes los usen con normalidad y deja los baños en condiciones lamentables.

“Los clientes que se gastaban 20 o 30 euros por cabeza no podían ir al baño porque la cola era interminable. Y los baños… irreconocibles”, lamenta Anabel.

¿Dónde está el límite entre hospitalidad y abuso?El debate no tardó en saltar a las redes sociales.

Su denuncia encontró eco entre otros hosteleros que compartieron sus propias experiencias: baños usados como improvisados camerinos de fiesta, escenas de consumo de drogas, suciedad incontrolable y un constante deterioro de unas instalaciones que, en teoría, deberían estar al servicio exclusivo de quienes sostienen económicamente el negocio.

Uno de ellos contaba: “Yo he llegado a echar del baño a cinco chicas que venían del pub de enfrente. No iban a hacer pipí precisamente. Polvos mágicos sobre el lavabo”.

La situación, lejos de ser un caso aislado, ha demostrado ser parte de un problema estructural: la falta de baños públicos suficientes, mantenidos y accesibles, especialmente en zonas de alta afluencia turística o durante eventos masivos.

El hecho de que el Ayuntamiento de Cartagena tenga baños públicos… pero de pago, por 50 céntimos, es la paradoja que más indigna a Anabel: “¿Por qué yo tengo que asumir el coste de algo que el Ayuntamiento cobra?”.

Una cuestión de educación… y de higiene

En la cultura gastronómica española, donde el bar es casi una prolongación del salón de casa, es habitual que, ante una urgencia, uno entre a un local, pida un café y use el baño. Una fórmula de cortesía no escrita.

Pero en épocas de aglomeración, esta regla se desvanece. El resultado: una carga extra para negocios que ya de por sí lidian con personal ajustado y márgenes estrechos.

“Es incontrolable poner a una persona a limpiar cada vez que sale alguien del baño. No se puede”, concluye Anabel.

Ante el aluvión de apoyo recibido —más de 2.500 comentarios— muchos usuarios han propuesto una medida ya aplicada en otros países europeos: cerrar el baño con llave y entregarla solo a quienes consumen. Una solución sencilla, pero que podría generar polémica si no se maneja con tacto, especialmente en casos de urgencia médica.

Otros reclaman más baños públicos, gratuitos y gestionados por los ayuntamientos. En cualquier caso, lo que parece claro es que el modelo actual está agotado.