Hace unos meses, en octubre de 2013, tuve la oportunidad de visitar de la mano de la Denominación de Origen de Rueda los viñedos donde se cultivan las uvas que dan lugar a uno de los más populares (y para mi de los mejores, aunque esto es algo muy personal y subjetivo) vinos de España.

La vendimia en Rueda se realiza entre los meses de septiembre y octubre, pero debido a las lluvias este año tuvo que ser retrasada hasta el final. Una de las cosas más curiosas que nos encontramos es que se trata de una vendimia nocturna, y se espera a la noche para recoger la uva de la vid. La razón de esta peculiaridad es que una vez la uva se ha separado de la vid se oxida muy rápido, y llevar a cabo el transporte desde el viñedo a la bodega donde luego será procesado por la noche retrasa este proceso de oxidación.

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Una vez lleva la uva a la bodega se procesa y se crea el mosto, que es el zumo de la uva. La variedad que vamos a encontrar casi siempre en Rueda es Verdejo, aunque hay otras como Sauvignon Blanc, Cabernet Sauvignon y Merlot , pero verdejo es el claro dominador en esta región. Este mosto reposa y después se llevará a los depósitos de acero inoxidable donde se creará el vino de Rueda. El primer mosto creado, recién exprimido de una uva que ha sido recogida hace tan solo unos minutos, es una de las mejores cosas que he probado nunca. Si alguna vez tenéis oportunidad, no la perdáis, y pedidlo si visitáis una bodega. De verdad, la bebida de los dioses.

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Y este es, en resumen, el ciclo de la uva a la botella que sigue el vino de Rueda. Sin embargo hay algo antes, tan importante o más que el resto del proceso, pero que suele quedar de lado. Se trata de la poda, un eslabón clave en la producción del vino de Rueda, cuidada igual que la recogida de la uva y la producción del vino, pero a menudo olvidada por ser a primera vista algo menos atractivo.

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La poda en Rueda comienza durante estos meses fríos de invierno y se extiende hasta marzo y en ocasiones abril. Si no se podase la vid, esta crecería libremente y el tronco acabaría siendo demasiado largo, con frutos pequeños y sin casi acidez, lo cual no permitiría elaborar los vinos de la calidad exigida en Rueda.

Cuando llega el frío en invierno la vid empieza a ralentizar su crecimiento y acaba deteniéndolo. Es en este momento, conocido como reposo vegetativo, cuando se realiza la poda. Se trata de la ocasión perfecta para llevarla a cabo porque es cuando la savia se detiene en la planta debido a las bajas temperaturas alcanzadas en la zona.

Es gracias a la poda que la planta obtiene las características óptimas para ofrecer una uva perfecta para elaborar el vino de Rueda. Sin una correcta poda no sería posible, de ahí su enorme importancia.

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Y con la poda sí que completamos el ciclo biológico de la vid, el cual nos lleva desde la poda a la recolección de la uva y después al procesado de esta para conseguir el vino.

Los vinos de Rueda que se están vendiendo ahora son los de la campaña de recolección de 2013, en la que estuvimos nosotros, por lo que suponemos que tendrá que ser una de las más ricas. Seguro que notáis que hemos participado en la vendimia de Rueda de esta campaña 😉

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