Galletas rellenas.

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Nutrición

Alerta alimentaria en España: retiran estas populares galletas y piden que no se consuman

Un análisis del producto ha detectado la presencia de un alérgeno no declarado en el etiquetado, lo que ha motivado su retirada.

22 noviembre, 2021 11:31

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La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición ha tenido conocimiento a través de la Red de Alerta Alimentaria Europea (RASFF), de una notificación de alerta trasladada por las autoridades sanitarias holandesas, relativa a la presencia de leche no incluida en el etiquetado en unas populares galletas rellenas de naranja elaboradas en los Países Bajos.

El defecto de fabricación fue detectado en un análisis de autocontrol de la propia empresa, y se tiene constancia de que el producto ha sido distribuido en España, en un supermercado de la comunidad autónoma de Andalucía. Los datos del producto implicado son: nombre del producto (en etiqueta): Oranjekoeken; marca/comercial: Jumbo; aspecto del producto: envase de plástico; número de lote: 871845241584; fecha de consumo preferente: 19/01/2022; peso de unidad: 250 g.

Como medida de precaución, se recomienda a aquellos consumidores alérgicos / intolerantes a leche que pudieran tener el producto anteriormente mencionado en sus hogares que se abstengan de consumirlo. El consumo de este producto no comporta ningún riesgo para el resto de consumidores.  

Diferencia entre alergia e intolerancia

Los expertos diferencian entre alergia a la proteína de esta leche e intolerancia a la lactosa, que es un carbohidrato. "Cuando se habla de alergia el sistema inmune se ve involucrado y provoca diferentes reacciones como picores, rojeces o vómitos. Se diagnostica con un análisis de sangre para medir el anticuerpo involucrado (inmunoglobulina E) y se tiene que evitar consumir cualquier producto derivado de la leche de vaca", señala Anaïs Rico, investigadora farmacéutica y nutricionista del Proyecto SUN de la Universidad de Navarra y también miembro de CIBEROBN.

En el caso de la intolerancia a la lactosa, Rico explica que el sistema involucrado es el digestivo y se produce cuando una enzima (la lactasa), que se encarga de procesar la lactosa, no se produce o se hace de forma insuficiente, provocando dolor, hinchazón, flatulencias o diarrea. Se calcula que entre 10% y un 15% de la población mediterránea presenta esta intolerancia, que se soluciona consumiendo productos sin lactosa.

Según Serra Majem, este problema es más frecuente en civilizaciones que han ingerido poca leche de vaca. Por su parte, sobre quienes afirman que les sienta mal la lactosa, De la Roza se pregunta: "¿Cómo pueden saber que es precisamente la lactosa lo que les sienta mal? En personas sin ningún trastorno metabólico es absurda esa afirmación".

Aumentan las alergias alimentarias

En España, se estima que cerca de dos millones de personas son alérgicas a algún alimento. Los alimentos están compuestos por diferentes proteínas y algunas de ellas pueden ser potencialmente alergénicas, siendo capaces de inducir diferentes tipos de reacciones, explicaban María José Goikoetxea y Carmen D’Amelio, doctoras en el Departamento de Alergología de la Clínica Universidad de Navarra.

El desarrollo de una alergia depende, sin embargo, de diversos factores entre los que se incluyen la genética, la frecuencia de consumo de los alimentos y el momento de su introducción, entre otros. Una etapa frecuente de la vida para desarrollar estas alergias es la niñez, especialmente durante los primeros años cuando se comienzan a introducir los diferentes alimentos.

En las personas con alergia alimentaria, se produce una respuesta exagerada frente a uno o más alimentos determinados. Esto es debido al desarrollo de anticuerpos, generalmente tras un contacto previo, que, al reconocer al antígeno o alimento en cuestión, ponen en marcha una serie de reacciones inmunológicas capaces de desencadenar los síntomas típicos de la alergia: picores, ronchas, edema facial, tos, dificultad para respirar, etc. Estos síntomas generalmente se producen de forma inmediata o dentro de las primeras dos horas tras la ingesta o el contacto con el alimento.