De Rosalía la flamenca a la 'Motomami': el grupo íntimo que cambia su imagen y su música

De Rosalía la flamenca a la 'Motomami': el grupo íntimo que cambia su imagen y su música Javier Carbajal

Reportajes

De Rosalía la flamenca a la 'Motomami': el grupo íntimo que cambia su imagen y su música

La evolución musical de Rosalía la llevó por nuevos caminos después de algunos cambios que se produjeron entre 2018 y 2019.

6 agosto, 2022 01:53

No hay muchos documentos de lo que hacía en aquella época. Apenas un video pidiendo dinero en el Raval cantando por Conchita Piquer. Apenas otro video de una actuación en vivo en la nocturnidad roja del club JazzSí de Barcelona. La voz navega su espina dorsal, recta en la silla, y finalmente es escupida: Tengo miedo del encuentro / con el pasado que vuelve / a enfrentarse con mi vida. El pelo negro cae, los ojos cerrados, la pierna martillea el ritmo al suelo, (¡Plas! ¡Plas!), arrancan las palmas a compás de 4x4 (¡Plas! ¡Plas!): Gardel por bulerías. Nadie allí la conoce, tampoco son muchos los que están. Es 3 de enero de 2015, de madrugada, y se llama Rosalía Vila.

Es un espectáculo entre lo flamenco y lo jazzístico, en la línea de lo que se escucha cada noche en este mítico club que es también Taller de Músicos. Rosalía regatea con el dribling andaluz de sus manos los pequeños olvidos de la letra. Pero ella no es andaluza, es catalanta de San Cugat del Vallés; catalana y poligonera porque se pasó la adolescencia en los aledaños del parque Canals i Nubiola de Sant Esteve de Sasroviras, extrarradio de Barcelona.

De alguna manera, en ese parque empieza todo. En los coches en torno a los cuales se reúnen los chicos del barrio, hijos de inmigrantes andaluces, ruge una voz que calla los motores: es Camarón de la Isla. La estampa deslumbra a la pequeña Rosalía de 13 años. El polígono, los motores, camiones llegando a las naves, y esa música que no conoce y se llama flamenco, y otros 13 años más tarde todo forma parte de un disco llamado El Mal Querer.

[¿Qué significa Rosalía, la extraterrestre?]

Rosalía se convierte en fenómeno mundial y Estados Unidos se parte la camisa por ella. Resultado: la Rosalía flamenca y trapera desaparece y emerge una artista tan inabarcable como comercial y rodeada por nuevas personas. Y muchos se preguntan: ¿Podía esperarse esta evolución? ¿Quiénes han tenido que ver? ¿Ha sido consumida por los intereses de la industria musical o, por el contrario, es ahora más experimental y personal que nunca?

Rosalía cantando en el club JazzSí, en 2015.

Rosalía cantando en el club JazzSí, en 2015.

Una decisión meditada

"Sí, sí que me esperaba esta evolución. La gente no sé, pero yo como artista me lo esperaba. Este salto era lo normal para mí". El que habla es Antonio Moreno 'Polito', uno de los principales bailaores españoles y una de las personas que mejor conoce a Rosalía. "Me hace muy feliz deciros que será mi bailaor favorito y amigo 'Polito' quien abrirá los últimos shows de El Mal Querer", anunció la cantante en 2019. "Nos llamamos hermanos", apostilla el bailaor al otro lado del teléfono.

'Polito' fue telonero de Rosalía en la gira por Europa. Actuó durante media hora en solitario en Londres, París, Barcelona y Madrid antes de que saliera al escenario la catalana. Sin embargo, la manera en que se conocieron fue la inversa: Rosalía fue telonera de 'Polito' en la Sala Apolo.

Rosalía y Polito.

Rosalía y Polito. Cedida

Cuando ya era una estrella internacional y 20.000 personas llenaban el Palau Sant Jordi para escucharla, Rosalía llamó a 'Polito' justo antes de enfrentarse a la multitud. "Me pidió algunos consejos, sobre todo de cómo moverse en el escenario, porque yo ya había estado allí", recuerda.

'Polito' afirma que es una "amante del flamenco, me ha hecho muchísimas preguntas". Por ello, aunque su música ahora parezca ir por otros derroteros, cree que "tiene el poder de volver a hacer algo flamenco, o que suene a flamenco, y lo va a volver a hacer, estoy seguro". 

Tomás Peña, integrante del grupo artístico Manson que trabajó con la prestigiosa productora Canadá dirigiendo videoclips como Antes de Morirme o De Plata, revela que "hacer algo español con vocación internacional" era la idea que tenían ya en aquellos primeros trabajos.

El flamenco, el trap, la discográfica o algunos de sus colaboradores -Raül Refree, productor de su primer disco Los Ángeles, o C. Tangana, exnovio y coautor de ocho canciones de El Mal Querer- han desaparecido de su carrera a partir de 2019 en que da el salto hacia la fama internacional. Otros se han mantenido, como su hermana Pili o el productor Pablo Díaz-Reixa 'El Guincho'.

Integrantes de Manson.

Integrantes de Manson. Cedida

Pero si hay algo que no puede sorprender en toda esta evolución es su paso por Estados Unidos, con todo lo que implica. "Pensamos en retratar a Rosalía con ese aura de artista clásica y salvaje que, arropada por los entornos de Hollywood y el resto de la ciudad, se eleva como una estrella legendaria", cuenta Peña sobre lo que buscaban en 2016 y 2017. La propia Rosalía dio una pista definitiva: un billboard en las megapantallas de Times Square donde anunciaba el lanzamiento de El Mal Querer.

Los supervivientes

El verano de 2018 Rosalía conoció a Rebeca León, una consagrada cazatalentos que estaba al mando de Lionfish Entertainment, a través de la cual gestiona la carrera de artistas como J. Balvin. En marzo de 2019, Rosalía y J. Balvin, cantante más escuchado en Spotify a nivel mundial, sacaban Con altura. Empezaba el cambio.

Rebeca León y Rosalía.

Rebeca León y Rosalía.

Rebeca León se unía así al 'dream team' femenino de Rosalía integrado por su hermana -Pili- y su madre -Pilar-. Pili se ha encargado de pensar las características que han convertido a Rosalía en una figura icónica. Pilar, por su parte, ha realizado una gestión económica y empresarial.

Han sido varios los diseñadores encargados de vestir a Rosalía (Pepa Salazar o Palomo Spain entre los principales), diferentes las marcas que se han ocupado de su estética (desde Maritza Paz, propietaria del Dvine Nails que le hacía las uñas en Cerdanyola del Vallès, hasta la maquilladora Juliana González), pero Pili siempre ha estado detrás de estas decisiones. De hecho, pocas cosas le hacen menos gracia a Rosalía que señalar su éxito como una estrategia de márketing: todo se crea en casa, con su hermana.

C Tangana, la Pili y Rosalía.

C Tangana, la Pili y Rosalía.

El otro gran pilar que Rosalía ha mantenido tras su paso por Estados Unidos es 'El Guincho', que después de producir El Mal Querer ha producido cuatro de las canciones de Motomami: Candy, Chicken Teriyaki, Diablo y La Combi Versace donde colabora con Tokischa. Sin embargo, el resto son nuevas influencias que, por más que Rosalía haya preservado su libertad creativa, han tenido que ver en la evolución de la artista.

Rumbo a U.S.A.

Durante la pandemia, Rosalía se encerró meses en la casa de Miami de Rebeca León, su nueva mánager, y empezó a trabajar en lo que acabaría siendo Motomami. El desembarco en Estados Unidos ha sido una aspiración de Rosalía desde siempre, por lo que no sorprendió a ninguna persona cerca a la cantante.

"Es normal que haya dejado un poco de lado el flamenco, ha vivido un tiempo en Estados Unidos y eso te cambia. Yo me voy una temporada allí y el espectáculo que haga después será superdiferente al que haría en España", explica el bailaor 'Polito'. Por lo pronto, en Estados Unidos le cambió su situación personal: comenzó a salir con el cantante puertorriqueño Rauw Alejandro y se integró en la pléyade de Kim Kardashian, Alicia Keys o Kylie Jenner.

El proyeco Motomami, su último disco, ha tenido una colaboración de gran importancia: la de Pharrel Williams, uno de los nombres más relevantes en la industria norteamericana y apodado el 'Rey Midas' de la música. Especialmente importante ha sido su visión a la hora de crear el tema Hentai, del que es coautor y productor y que ha convertido en oro puro.

Motomami, además, cerraba una etapa con Sony, que había producido y distribuido El Mal Querer a través de Columbia. Rob Stringer, CEO de Sony, la había llevado a Miami, centro estratégico en el lanzamiento de futuras estrellas internacionales. Suya fue la idea del anuncio en Times Square.

Desde Sony sabían que Rosalía "quería ser una artista global, que lo que estaba haciendo no era solo para España, y que buscaba un socio para el resto del mundo", tal y como contó a El País José María Barbat, presidente de Sony España. Lo que no sabían es que ese socio también iba a acabar siendo Universal.

[Polémica por la portada del nuevo disco de Rosalía: desnuda y con casco para presentar 'Motomami']

Tras la habitual procesión de cortejos propios de quien desea acometer un gran fichaje, Universal consiguió que Rosalía firmase con ellos un contrato coeditorial. Jody Gerson, presidenta de la discográfica, aseguró que Rosalía "tiene el control total y es dueña de su propio destino (...). Sin duda, tendrá una carrera extraordinaria y UMPG espera poder apoyar su viaje".

De esta forma, los derechos de autor de sus canciones posteriores a El Mal Querer quedan reservados para Universal, pero la venta, promoción y distribución siguen perteneciendo a Sony.

Motomami World Tour

La gira de Motomami World Tour está pensada y organizada por Live Nation, líder mundial en este tipo de eventos y que se han encargado de grupos como The Rolling Stones. "Es otra liga. El personal que lleva es estadounidense, internacional", afirmó un importante promotor a EL ESPAÑOL hace unas semanas. 

Agustín Boffi, tour manager de Rosalía que ha estado más de un año preparando la gira, desveló en los talleres del Bime Pro que Rosalía puede llegar a contar con un equipo de "unas 40 personas fijas". A estos hay que sumar los proveedores de sonido, personal de taquilla, montaje, etc., de forma que en total "el número está entre el centenar y las 150 personas".

Poco se puede saber acerca de lo que han invertido todas estas figuras del tablero industrial en ella. Billboard aseguró que "en ella han invertido hasta cinco veces más de lo que se destina a la carrera de cualquier artista latino". No obstante, el presupuesto se mantiene secreto por "temas de confidencialidad". Este tipo de cláusulas son habituales en todo cuanto rodea a Rosalía: son varios sus colaboradores, desde bailarinas a maquilladoras, quienes han declinado participar en este reportaje debido a ese motivo.

Aún así, quienes la conocen aseguran que sigue siendo la misma de siempre. Txema Yeste, director de su videoclip Catalina, asegura a este periódico que "la sigo viendo muy con los pies en la tierra, cercana con su público y la gente que le rodea. Mantiene la misma voz y ese impulso artístico tan deslumbrante que no me imagino a nadie escuchando aquel primer disco y no reconociéndola con lo que hace hoy".

Lo mismo opina 'Polito': "He visto su último show y me parece adelantado a su época, de otro nivel, muy pensado, con una puesta en escena maravillosa. Lo de que no tenga músicos ya lo había hecho en sus inicios, yo mismo lo he hecho también, no es nada tan raro. Ella siempre había tenido inquietudes por montar estas cosas, pero seguramente volverá a llenar el escenario de músicos".

Espectáculo de Rosalía en la gira de Motomami

Espectáculo de Rosalía en la gira de Motomami Andrés Rodríguez

Dolor y gloria

En el momento en que la carrera de Rosalía pareció escindirse en dos, allá entre 2018 y 2019, tuvo lugar un encuentro con Pedro Almodóvar. El resultado fue su aparición -apenas un par de minutos- en Dolor y gloria, una película autobiográfica en la que Rosalía -en la película, Rosita- canta A tu vera mientras tiende la ropa. Una pausa narrativa diseñada para escucharla.

En Volver (2008), una película también autobiográfica de Almodóvar, otra pausa narrativa nos debaja dos minutos a solas con Penélope Cruz, a quien doblaba Estrella Morente cantando por Gardel: Tengo miedo del encuentro / con el pasado que vuelve / a enfrentarse con mi vida. Las carreras de Penélope Cruz y Rosalía cambiaron rumbo a Estados Unidos poco después de cantar esa canción titulada paradójicamente Volver.

En el espectáculo que propone Rosalía no está ya ese Gardel desgarrado, envuelto en una contención a punto de explotar, sensual y erótico y que vibra todo el tiempo, que diría Antonio Gades. Tampoco la guitarra ni las uñas rasuradas. Y, sin embargo, algo parece conectarla con esa Rosalía de 22 años que cantaba ante unas pocas personas en el club JazzSí de Barcelona. Ese nexo inexplicable debe de ser el misterio inherente a todo gran artista.