En la tesitura de desbloquear España, y de no aparecer como culpables de la repetición de elecciones, los socialistas permitirán a Rajoy la formación de gobierno absteniéndose en la segunda votación de la sesión de investidura. Esta decisión, adoptada por el Comité Federal por 139 votos a favor y 96 en contra, resulta muy traumática para el PSOE, que queda partido en dos. 

Buena prueba de ello es el modo en que Pedro Sánchez se rebeló contra el resultado de la votación a través de un tuit que augura que la pugna no ha acabado y que la lucha por el liderazgo no será pacífica: "Pronto llegará el momento en que la militancia recupere y reconstruya su PSOE", se lee en el mensaje que fijó en la red social.

Decisión histórica

Hubiera sido una irresponsabilidad ir a terceras elecciones. Sin embargo, estamos ante una decisión histórica que levanta ampollas en el PSOE. Que los socialistas se abstengan ante Rajoy con una pinza en la nariz no anticipa una gran coalición, como se ha apresurado a denunciar Podemos con gran sentido del oportunismo. Pero es cierto que nunca antes el primer partido de la oposición había facilitado con sus votos la investidura de su rival. Habría que remontarse al referéndum de la OTAN para recordar un compromiso programático contrariado de un modo tan descarado en un plazo tan breve.

La abstención socialista tampoco garantiza la estabilidad de la legislatura y ni siquiera permite ser optimistas sobre la capacidad del PSOE para solucionar su crisis. Es más, la pretensión de la gestora de que los más acérrimos partidarios del 'No es no' acaten una decisión que formalmente vincula a todo el grupo parlamentario ha abierto una fractura con visos de cisma.

El PSC

Principalmente porque afecta de lleno a la siempre complicada relación entre la dirección federal y el PSC, cuyos diputados insisten en que no obedecerán. Pero también porque la amenaza velada de que quienes incumplan la disciplina de voto serán represaliados genera mucho malestar. El presidente de la gestora, Javier Fernández, ha subrayado en varias ocasiones que la abstención ante Rajoy es "imperativa" para los diputados socialistas, lo que literalmente contraviene lo dispuesto en el artículo 67.2 de la Constitución.

La disciplina de voto es lamentablemente coherente con un sistema de listas cerradas como el nuestro. Lo recomendable a todos los diputados del PSOE -socialistas vascos y catalanes incluidos- es que sean responsables y consecuentes con lo decidido por su Comité Federal, y que hagan pedagogía de la abstención para protagonizar una oposición constructiva, en lugar de seguir abriendo la brecha existente en el PSOE.

Hay que reconocer que la torpeza del presidente de la gestora a la hora de defender la disciplina de voto, para hacer valer una posición política aparentemente contraria a la tradición del POE, sólo puede agravar la crisis de un partido que debe conjurar el riesgo de sucumbir a su propia fractura.