Sánchez, con su Ejecutiva durante un Comité Federal del PSOE

Sánchez, con su Ejecutiva durante un Comité Federal del PSOE EFE

Política LA NUEVA LEGISLATURA

El PSOE, ante su decisión más difícil con cinco problemas a cuestas

Los socialistas han evitado el sorpasso, pero tienen cinco grandes motivos para estar muy preocupados. 

4 julio, 2016 02:42

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Las encuestas condicionaron la campaña y también la lectura de los resultados en el PSOE. Pero si los socialistas pensaban que evitando el sorpasso de Podemos se acababan sus problemas, estaban muy equivocados. Pedro Sánchez y los dirigentes territoriales del PSOE afrontan una semana decisiva para el futuro de su partido y el país. El partido celebra este sábado un Comité Federal en el que decidirá su postura sobre la investidura de Mariano Rajoy.

La práctica totalidad de los sectores relevantes del PSOE consultados por EL ESPAÑOL coinciden en que es el PP el que debe formar Gobierno y rechazan que el PSOE pueda integrarse en un Ejecutivo de gran coalición que sería del agrado de algunos ámbitos económicos y europeos. Así pues, lo que queda es decidir la postura socialista en la investidura. Lo que haga el PSOE no depende sólo del PSOE, ya que el PP podría intentar una alianza con Ciudadanos y otros partidos. Aunque los socios en teoría más obvios son el partido de Albert Rivera, PNV y Coalición Canaria, algunos dirigentes territoriales defienden que el PP busque apoyos en otras derechas, como la de Convergència Democràtica. "El problema territorial de España sólo lo pueden arreglar los enfadados", explica un presidente autonómico a este diario. "Si lo hiciéramos nosotros, tendríamos al PP en contra con una oposición visceral. La solución duradera al problema de Cataluña vendrá cuando el PP y CDC pacten", explica. Y ese pacto bien podría darse en la investidura. 

Sin embargo, ese tipo de alianzas soy hoy por hoy inverosímiles, casi tanto como que Ciudadanos, un partido que ha surgido en parte como oposición a Rajoy, acabe apretando el botón verde en su investidura. Por eso el PSOE, cuya abstención es suficiente para que Rajoy sea investido sólo por el PP, tiene que estudiar la decisión más difícil en una investidura en democracia. Varios dirigentes territoriales creen que el PSOE tendrá que abstenerse en el último momento. Otras voces creen que la abstención tiene que ser doble, de Ciudadanos y PSOE, para que ningún partido cargue en solitario con el lastre. Luis Arroyo, asesor de Pedro Sánchez, asegura en un artículo que es el líder socialista y otros diputados, los mínimos imprescindibles, los que deberían abstenerse mientras el resto del grupo vota "no". 

Hasta ahora, Sánchez no ha expresado su postura, pero sus portavoces han prometido un "no" en cualquier caso y nunca una abstención o un voto afirmativo. Esta semana, el secretario general de los socialistas buscará pactar una postura con los dirigentes territoriales con voz y voto en el Comité Federal de este sábado. 

En paralelo, Sánchez tendrá que decidir qué hace y cómo afronta su futuro. ¿Puede seguir adelante tras haber llevado a su partido a su peor resultado en democracia?

Sólo hay un motivo de satisfacción: haber desactivado a Podemos. Su peor pesadilla era quedar tercero y sumar con el partido de Pablo Iglesias, algo que hubiera llevado a los socialistas a decidir entre investirle a él o a Rajoy. 

El alivio ha sido considerable. Rajoy confía en ser investido, con más o menos esfuerzos, y la tentación de formar un Gobierno alternativo es, de momento, minoritaria. Pero el PSOE tiene motivos para estar preocupado por la salud de su proyecto. 

1.- Ha perdido las elecciones… y el suelo electoral

Así ha ido perdiendo votos en el PSOE desde 1977.

Así ha ido perdiendo votos en el PSOE desde 1977. Nicolás Pérez y Luis Sevillano

Con Alfredo Pérez Rubalcaba, el PSOE tuvo 110 diputados y el 28,7% de los votos. Las elecciones europeas de 2014 precipitaron su salida en plena irrupción de Podemos. El PSOE tuvo entonces el 23% de los votos, tres puntos menos que el PP. Las circunstancias (o el tablero, como dicen algunos) había cambiado.

Pero el PSOE eligió a un nuevo líder, Pedro Sánchez, precisamente para cambiar las circunstancias o imponerse a sus rivales a pesar de ellas. Desde entonces, el PSOE ha seguido perdiendo votos (aquí, el detalle). En las elecciones autonómicas de 2015, el PSOE retrocedió casi ocho puntos en la Comunidad Valenciana, siete en Castilla-La Mancha, seis en Aragón y dos en Baleares y en Extremadura. Sin embargo, recuperó los gobiernos de esas autonomías gracias a una derrota aún mayor del PP y a los pactos con Podemos. Las principales alcaldías del país, incluyendo a Madrid, Barcelona, Valencia, A Coruña, Zaragoza o Cádiz fueron ocupadas por Podemos y sus formaciones hermanas.

En estas elecciones, el PSOE ha evitado el sorpasso que dibujaban las encuestas, pero su resultado es similar al de hace seis meses y el porcentaje de voto se ha mantenido en el 22%. Es decir: en los dos últimos comicios, el PSOE ha cosechado sus dos peores resultados del período democrático, muy por detrás del PP. Con Rajoy, los populares han remontado en estos meses hasta recuperar más de 600.000 votos, mientras que el PSOE se ha dejado 120.000 y cinco escaños más. La diferencia entre el PP y el PSOE es muy abultada: 52 escaños y más de 10 puntos en porcentaje de voto. ¿Por qué podría concluirse que el PSOE ha tocado suelo si lleva años en caída libre en votos y escaños?

2.- Los graneros de voto ya no existen

Susana Díaz junto a los miembros de la Ejecutiva andaluza tras el 26-J.

Susana Díaz junto a los miembros de la Ejecutiva andaluza tras el 26-J. EFE

El PSOE nunca ha llegado a la Moncloa sin obtener un buen resultado en Cataluña y en Andalucía. En Cataluña, el 26-J el PSC perdió 31.000 votos y un escaño y se conformó con ser cuarta fuerza con siete diputados, uno menos que el 20 de diciembre, cuando la cabeza de cartel era Carme Chacón. La última vez que el PSOE ganó las elecciones en España, en 2008, el PSC logró 25 escaños y el 45% de los votos en Cataluña. Es decir, el triple que el pasado domingo.

En España ya no hay rojo en el mapa electoral. El 20 de diciembre, el PSOE logró vencer al PP en Extremadura y en Andalucía, pero el pasado domingo esas dos comunidades se volvieron a teñir de azul. La derrota en Andalucía es particularmente significativa. La líder del PSOE y presidenta de la Junta, Susana Díaz, hizo una maratoniana campaña pero no pudo evitar perder casi 80.000 votos, dos tercios de los que retrocedió el PSOE en su conjunto. En la Comunidad Valenciana, el PSOE perdió un escaño mientras el PP ganaba dos. Todo a pesar de casos de corrupción que han salpicado a la exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y a que en la Generalitat hay un Ejecutivo liderado por un socialista por primera vez desde 1995.

3.- No gusta a clases medias urbanas y jóvenes

Lara, Víctor, Fran y Carlos, alumnos de Carabanchel que votaron por primera vez el 26-J.

Lara, Víctor, Fran y Carlos, alumnos de Carabanchel que votaron por primera vez el 26-J. Dani Pozo

La orientación de la campaña del PSOE fue clara desde el principio. "Nuestro principal enemigo es la abstención", aseguraban dirigentes del PSOE, que defendían que sólo resistirían si movilizaban "al votante de siempre", al que no se hubiese ido ya a otros partidos, con especial atención al votante rural y envejecido.

Si José Luis Rodríguez Zapatero decía que "el PSOE es el partido que más se parece a España", en relación a su vocación de mayorías, hoy el PSOE se conforma con que sus votantes recuerden que el PSOE es el partido que más se parecía a España. El lema, "Un sí por el cambio", era prácticamente idéntico al de Felipe González en 1982 ("Por el cambio"), y las referencias a los dos expresidentes fueron constantes durante toda la campaña. En el PSOE se asume que Podemos y Ciudadanos triunfan entre el electorado más joven. Un buen reflejo son las redes sociales, "el reino de Podemos", según un dirigente y miembro del Comité Electoral socialista.

El desapego en las grandes ciudades es patente en los últimos años. El 26 de junio, los socialistas no ganaron las elecciones en ninguno de los 10 municipios más poblados de España. Fue segundo en Sevilla, Zaragoza y Málaga; tercero en Madrid, (aunque se recuperó un poco respecto al 20-D), Valencia, Murcia, Palma de Mallorca y Las Palmas; y cuarto en Barcelona y Bilbao.

4.- El proyecto es (en esencia) el que dejó Rubalcaba

Rubalcaba, en un mitin de precampaña con Sánchez en Madrid.

Rubalcaba, en un mitin de precampaña con Sánchez en Madrid. Efe

En privado, dirigentes y candidatos del PSOE lamentan que la oferta socialista no ha llegado a los potenciales votantes del PSOE, que deberían ser la amplia mayoría de la sociedad que en otras ocasiones ha respondido a las promesas socialistas. La campaña se ha basado en otro tipo de reclamos, como la imagen del candidato, la defensa de la responsabilidad exhibida por los socialistas en estos meses o la crítica a la alianza de los extremos representados por el PP y por Podemos.

Además, la estrategia del PSOE se ha centrado en recordar los logros socialistas del pasado. Su capítulo de promesas perseguía recuperar parte de los derechos y prestaciones perdidas a través de derogaciones, pero las grandes novedades introducidas por Pedro Sánchez en estos años se limitan fundamentalmente a costear las pensiones en parte con impuestos.

El programa electoral socialista bebe del último ejercicio serio de renovación del proyecto socialdemócrata. Se trata de la conferencia política que el partido celebró en 2013, bajo el mandato de Rubalcaba. De ese año es también la Declaración de Granada, que resume los principales ejes de la reforma de la Constitución planteada por los socialistas. En este tiempo, ¿qué ha hecho el PSOE para reconectar con las clases medias urbanas y lo jóvenes? ¿Ha logrado poner al día su discurso socialdemócrata? "El discurso es profundamente conservador", según un diputado del PSOE, ya que se limita a tratar de preservar el catálogo de beneficios del llamado Estado de bienestar previo a la crisis sin ofrecer reformas serias para el futuro.

5.- La autocrítica ni está ni se la espera

Imagen de la jornada electoral, el 26-J en Ferraz.

Imagen de la jornada electoral, el 26-J en Ferraz. EFE

El análisis de la Ejecutiva del PSOE de lo que ha pasado durante las elecciones se ha centrado en reivindicar que el partido sigue siendo el primero entre los partidos de izquierda y que Podemos sigue cuarto, lejos del sorpasso que dibujaban las encuestas. 

En el PSOE no ha habido aún un análisis serio sobre el estado de salud del proyecto y el liderazgo. "Vivimos en una permanente huída hacia delante", explica un miembro del Comité Federal, el máximo órgano entre congresos, el foro donde ha habido tímidos intentos de sentar al PSOE en el diván. En diciembre, cuando el secretario general tuvo que escuchar los lamentos de numerosos dirigentes territoriales, las grabaciones de sus palabras acabaron siendo filtradas a la prensa. 

Después del 20 de diciembre, como ahora, el PSOE entró en modo "primero España, después el PSOE". Eso permitió a Sánchez evitar el congreso del partido, que renueva proyecto y estructuras. Tocaba en febrero, cuatro años después del último, que eligió a Rubalcaba frente a Chacón, pero se aplazó por la inestabilidad institucional. Sánchez se centró en una candidatura fallida a la presidencia que ahora cuenta con incluso menos posibilidades que la última vez. 

Aunque Susana Díaz ha amagado en varias ocasiones con pelear por el liderazgo contra Pedro Sánchez, al final siempre se ha echado atrás. En cualquier caso, lo que siempre ha buscado Díaz es sustituir a Sánchez. En ningún momento ha presentado un proyecto de país o ha apostado por un debate verdaderamente abierto y con otros candidatos sobre el futuro del partido.