Mario Gas (Foto: Elisenda Canals) y Fernando Savater (Javier Carbajal)

Mario Gas (Foto: Elisenda Canals) y Fernando Savater (Javier Carbajal)

Jardines colgantes

¿Trata mal España a sus artistas?

La burocracia aumenta y tenemos que buscar más sensaciones, decir lo que pensamos sin miedo. El arte y los sueños carecen de moral, por eso los personajes más radicales y libres están en la ficción

30 enero, 2023 01:15

"Tú ves en Francia, en Inglaterra o en Italia ese cariño por sus artistas y en cambio aquí…". Así se expresa Mario Gas, entrevistado por Juan Cruz (El Periódico de España). "Es que, mira: aquí el poder político no presta mucha atención a los artistas de su país. Hoy hay menos obras en cartel, las obras se ensayan menos, la burocracia crece… No estamos en un país muy atento a la valoración de sus artistas". El actor y director cree, además, que "el teatro se está ensimismando y está perdiendo un punto de reflexión sobre la sociedad y sobre la condición humana. (...) Hay una especie de prisa por ser conocido que no permite desarrollarse como se debe. Estamos un poco perdidos".

Lola Herrera se muestra más optimista. El teatro "tendrá sus altos, sus bajos y sus problemas, pero, vamos, nada diferente a lo que ha ocurrido siempre", le cuenta a Blanca Sáinz (elDiario.es). "Creo que el directo es de las pocas cosas que van a quedar –añade–, porque lo que pasa entre los actores y el público es una cosa compartida, una comunicación, una transmisión de sensaciones…". La actriz opina, en otro orden de cosas, que "todos tenemos que decir más lo que pensamos. (...) Estuvimos callados durante 40 años en los que no se podía decir ni mu (...) y ahora la gente puede decir lo que quiera, no sé a quién tienen miedo…".

A Coque Malla le preocupa "mucho, mucho" la libertad de expresión. "Está calando el mensaje de cuatro guardianes de la moral allá donde no tiene que calar: la ficción, el humor, el arte… –dice el cantante y actor a Jordi Bianciotto (La Nueva España)–. Ese debe ser un territorio salvaje, fuera de la moral y la ética. El arte es la plasmación gráfica del subconsciente, que no tiene moral. Es como reprender a alguien por haber soñado algo". Por cierto, coincide con Mario Gas en que "España es uno de los países más complicados para el arte y la cultura. (...) No entendemos la música como un valor sagrado, sino como ocio o como un servicio".

Mario Gas: "No estamos en un país muy atento a la valoración de sus artistas"

No debe de ser España el único país que trata mal a sus artistas. A Madonna, que aparece ataviada como una virgen en la portada de Vanity Fair, le "aterra vivir en una sociedad en la que no puedes ser libre para expresar tu individualidad o tus pensamientos". Confiesa a Simone Marchetti que siente "como si la gente tuviera cada vez más miedo de expresar sus opiniones, de ser auténtica. Es como vivir en una de esas futuristas películas distópicas. El problema es que estas parecen haberse hecho realidad".

Luis Mateo Díez vive "abducido por lo literario". Cuenta a Bruno Pardo Porto (ABC) por qué se hizo escritor. "La vida me parecía pobre. Y, claro, empecé a alimentarme en las novelas. Me decía, bueno, aquí está la vida que no vas a vivir. Yo no voy a conocer a nadie en la vida que sea Alonso Quijano, no voy a conocer a los hermanos Karamazov. Ni voy a conocer a Madame Bovary. Pero esos son los seres humanos más radicales que existen. Me gustaba conocerlos y luego crearlos: estaba condenado a ser un creador de personajes. (...) A la mejor gente de mi vida la he conocido en
la ficción".

El escritor es de los que piensa que en el arte conviene "atender más a la infelicidad que a la felicidad". Lo mismo le ocurre a la cantautora Christina Rosenvinge, a quien le parece que "el desamor es mucho más literario que el amor". Según dice a Esteban Linés (La Vanguardia) "el desamor, la derrota, en la literatura, siempre es mucho más interesante que la victoria".

P.S. Fernando Savater se declara "culpable" en The Objective: "Yo también he seguido con inconfesable interés (...) la ruptura entre Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler". "La curiosidad científica, el gusto artístico, la emoción poética (...) son aficiones desigualmente distribuidas en la humanidad. Pero el afán de enterarse por cotilleos de la vida de los otros, sobre todo si son de índole amorosa o chanchullos financieros, es prácticamente universal. Incluso quienes menos predispuestos parecemos a ello vemos cómo ese morbo se despierta en nosotros con cualquier pretexto. ¿Cómo viven los otros? No hay espectáculo natural o artificial que nos entretenga más".

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