Image: Tara

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Poesía

Tara

Elena Medel

5 octubre, 2006 02:00

Elena Medel. Foto: Jose Antonio Chacón

Editorial DVD, 2006. 78 páginas, 15 euros.

En los cuatro años transcurridos desde la publicación del precoz Mi primer bikini (2002) hasta esta tercera entrega, Elena Medel (Córdoba, 1985) ha avanzado plausiblemente en la consolidación de su poética inicial. Sin variar su independencia estética, depurando sus técnicas, saca ahora a la superficie el fondo oscuro, trágico, que ya apuntaba en su primer libro y en el cuaderno Vacaciones (2004) y que en los poemas de Tara se impone como el territorio especulativo en el que, en mi opinión, esta poeta precozmente lúcida ha de alcanzar en el futuro muchos de sus mejores frutos.

No quiere decirse con esto que no haya buenos logros en este libro, muy al contrario: poemas como "Tara", "árbol genealógico", "Los niños que se mueren" o "En tiempo de desolación", entre otros, sacan buen partido de la narratividad elíptica, de la fusión de realismo e irracionalismo, de los saltos temporales, de las intertextualidades muy diversas o del juego de voces que son lo más destacado de los recursos de la autora. Otro de los aciertos, y eso habla de la seriedad con que Elena Medel ha compuesto su libro, es el carácter orgánico del conjunto, que unifica en este "trayecto agridulce" (como lo llama la poeta) la exuberancia de su mundo imaginativo en el trazado de una intimidad.

Es ese autorretrato de su protagonista poética enfrentada a una reflexión sobre la muerte -que lo es sobre la vida- lo que parece delinearse en el fondo de la heterogeneidad de materiales, algo excesiva, que se acumulan poema tras poema. Un retrato sentimental y moral de su pasado y de su presente, trazado sin malditismos juveniles pero con vehemencia, que por su punto de origen exige volver sobre las experiencias infantiles para expresarse desde un curioso efecto de autenticidad, equívoco a veces, sugerente a menudo: "Con un cuchillo/ hasta catorce años/ me conté. [...] Mi frente es la página de una novela de terror. Cordilleras en rústica, accidentes bibliográficos, dobleces para sucumbir, cabeza baja, rodilla muy al fondo de la tierra [...] Soy un bebé asustado; mi corazón, un hotel de dos estrellas".

Lo que se nos entrega en este libro no es sólo la despedida de un tiempo y de una edad de la que cuesta desprenderse, con todo lo que tiene de pérdidas diversas. Es también la apertura de un territorio moral diferente y prometedor, y es, en el terreno de la escritura, el fruto de nuevas especulaciones estéticas arriesgadas que, en mi opinión, deben aún acrisolarse más, eliminando lo accesorio para que resulte más efectiva esa fusión tan especial de irracionalismo y cotidianidad que Elena Medel ha hecho uno de sus instrumentos más personales y en la que, por eso mismo, no debería permitirse ni un capricho, ni un desliz, ni un exceso. Algunos hay en Tara, ciertas caídas en la intensidad general del libro, cierta incontinencia, ciertos ingenuismos -que no ingenuidades- que le restan eficacia a una escritura que, como la suya, se sitúa a veces en el límite de la comunicabilidad y que, en todo caso, consigue, para bien, interesarnos.

Tara

La noche de tu muerte

Dios acribillaba a gargajos el

cristal de mi ventana. La

lluvia dolía igual que duele el

frío en un cuento navideño con

barrios de cartón. El viento

golpeaba las paredes, se colaba

por las rendijas de la casa,

helaba los armarios, componía

con sus silbidos una nana que

velase

por todas nosotras.

Escondida bajo la cama, me

tapaba los oídos, negando la

presencia del viento ante la

puerta de mi cuarto.

Deberás superar doce pruebas

para invadir mis dominios.

No lo pondré tan facil. [...]