Xavier Güell

Xavier Güell Daniel Hidalgo

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Xavier Güell: "Le he robado el alma a Shostakóvich en 400 páginas"

El escritor y compositor publica la tercera entrega de su cuarteto de compositores, 'Shostakóvich contra Stalin' (Galaxia Gutenberg). Una historia fascinante.

25 mayo, 2024 02:19

¿Qué libro tiene entre manos?

La península de las casas vacías (Siruela), de David Uclés.

¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?

No suelo abandonar los libros, sobre todo desde que escribo. Los libros son una prolongación de las personas. Te ayudan a entender el mundo, a entender a los demás, a soportarte a ti mismo.

¿Con qué personaje cultural le gustaría tomar un café?

Con Nietzsche, en Sils Maria, en la región suiza de Engadin, donde el filósofo pasó siete veranos entre lagos y montañas. Concibió las ideas del “eterno retorno” y empezó a proyectar la que para mí es su obra más significativa: Así habló Zaratustra.

¿Recuerda el primer libro que leyó?

El príncipe feliz, de Oscar Wilde. Ilustrado. Tenía seis años. A partir de entonces empecé a comprender que la vida sin cuidar a los demás es mucho más difícil.

¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?

Leo mucho en papel, aunque últimamente suelo leer también en mi ebook.

¿Qué acontecimiento cultural le hizo cambiar su manera de ver el mundo?

La Tercera sinfonía de Mahler, dirigida por Georg Solti. Mahler cambió mi vida. La relación de Shostakóvich con el régimen soviético fue muy confusa y oscilante.

¿Qué criterios ha seguido para trazar su narración?

Meterme en su piel, robarle el alma, escribir en primera persona más de 400 páginas, e interpretar a uno de los personajes más fascinantes del siglo XX.

¿Qué fuentes le han resultado más creíbles y reveladoras?

Los dos libros que más me han influido en la redacción del mío han sido: Doctor Faustus, de Thomas Mann, y El maestro y Margarita, de Mijaíl Bulgákov.

¿Qué opina de El ruido del tiempo, de Julian Barnes?

Es un libro bastante superficial, pero entretenido. En todo caso, Barnes domina el ritmo de la novela histórica.

¿De los libros de su cosecha dedicados a compositores cuál le ha resultado el más difícil?

Sin duda, este último. Me ha llevado casi tres años.

Está a punto de completar su cuarteto de compositores. ¿Tiene ya trazado el volumen de Schoenberg?

Sí, pero prefiero no desvelar todavía nada.

¿La música es una herramienta eficaz para la resistencia en tiempos opresivos?

La música, en ocasiones, te salva la vida. En mi novela Los prisioneros del paraíso explico por qué.

¿Qué película ha visto más veces?

Ser o no ser, de Ernst Lubitsch.

¿Le importa la crítica, le sirve para algo?

La crítica me entristece cuando es mala, y me produce satisfacción cuando es buena. No soy muy original.

¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?

Creo que el arte del siglo XX, en todas sus manifestaciones, es una de las experiencias mejores que puede tener el ser humano. Fue un siglo radical, de incertidumbre, descubrimientos, fragor, conquistas…

¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado?

Chagall. Un grito de libertad, en la Fundación Mapfre.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?

Courbet y Rothko, puestos uno enfrente del otro, en el salón de mi casa.

¿Le gusta España? Denos sus razones.

Me gusta Iberia (incluido Portugal) por su diversidad, su riqueza artística, su creatividad, sus culturas, lenguas, formas de entender la vida. A veces sueño que sus diferentes partes se unen fraternalmente –nunca ha sido así– y expanden su riqueza al mundo.

¿Qué medida urgente tomaría para superar la crisis del sector cultural?

No creo que el sector cultural sufra ninguna crisis. En todo caso mi lema ha sido siempre: buenos “provocadores culturales” al servicio de un público –muchas veces perezoso– al que se debe estimular.