Francisco Umbral recibe el IX Premio de exaltación de valores leoneses que convocaba la Diputación de León. Foto: Diputación de León

Francisco Umbral recibe el IX Premio de exaltación de valores leoneses que convocaba la Diputación de León. Foto: Diputación de León

Letras

La novela inédita de Francisco Umbral se publica en la Diputación de León

'Días sin escuela', que data de 1965, es la ópera prima del escritor y será presentada en el Ateneo de Madrid este jueves 18 de mayo

14 mayo, 2023 12:19

En 1965, Francisco Umbral ganó el premio de novela corta IX Certamen de exaltación de valores leoneses que convocaba la Diputación de León con motivo del V Día de las Comarcas Leonesas. El escritor se impuso con un manuscrito titulado Días sin escuela y ganó 10.000 pesetas, según ha informado la institución leonesa. Se trataba de su debut en narrativa, cuando tenía 33 años, y recogía las peripecias de unos niños que se divertían en los campos leoneses, mientras que los adultos soportaban las penalidades de los años de posguerra.

“De este libro, absolutamente leonés por lo que respecta a personajes y ambientes, hay que destacar ante todo su alta calidad literaria y el hecho de que, en él, Francisco Umbral anticipa tanto su particular estética como su inconfundible estilo, casi con toda la brillantez de etapas posteriores en su carrera profesional”, explicó Emilio Gancedo, coordinador del Instituto Leonés de Cultura. Gancedo, responsable editorial de la obra, señaló que Días sin escuela entronca con sus dos primeras novelas, Tamouré y Balada de gamberros, publicadas el mismo año que ganó con la que ahora se edita. 

"Lo que deseo decir es que yo tenía una espada de madera". Así arranca la novela con la que debutó el escritor, la misma que quedó sepultada en Tierras de León, la revista de la Diputación leonesa. Ha sido maquetada y diseñada en tapa dura y cuidando detalles como materiales, tipografías y formato, según han informado desde la Diputación. Además, se apoya en unas ilustraciones del escritor y dibujante leonés Avelino Fierro que aluden a distintos enclaves de la ciudad en la que Umbral comenzó como reportero, oficio que más tarde le conduciría al articulismo, en el que su firma es hoy una de las más prestigiosas.

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Días sin escuela cuenta con un prólogo a cargo de Alfonso García, profesor, escritor, director del Instituto Leonés de Cultura (ILC) entre 2000 y 2004. Fue quien reveló la existencia de este texto a los actuales responsables del ILC. El epílogo corre a cargo de Gancedo, que presenta las claves biográficas y creativas de Umbral y resume la etapa leonesa del escritor, en la que conoció a figuras como Luis del Olmo, Victoriano Crémer, Antonio Gamoneda, González de Lama o Antonio Pereira.

Para la edición de la obra, además, se ha contado con el apoyo y el asesoramiento de la Fundación Francisco Umbral, ubicada en la localidad madrileña de Majadahonda y encargada de velar por la difusión y mantenimiento del legado creativo del escritor.

El libro será presentado este jueves 18 de mayo en el Ateneo de Madrid a las 20.00 horas. La entrada será libre e intervendrán dos grandes conocedores de la vida y la obra de Umbral. Por un lado, el escritor, periodista y columnista Ángel Antonio Herrera; por otro, el poeta, profesor y traductor Jorge Urrutia, sobrino de Umbral. Acudirán también representantes de la Fundación encargada de custodiar su legado. 

Así comienza Días sin escuela, la novela inédita de Umbral

“Lo que deseo decir es que yo tenía una espada de madera y quizá aquella fue la última espada del Reino de León. Habíamos llegado a la ciudad en una tarde de calor, en un tren de tercera, por la llanura castellana, hasta que las orillas del paisaje fueron poniéndose verdes, al llegar a la provincia. Cerca ya de la capital, había chopos y álamos en inesperadas formaciones, afilados, cortando la rica brisa del verano en largas rebanadas que entraban por las ventanillas del tren y nos daban en la cara y en el flequillo al otro chico y a mí.

-¿Tú también te apeas aquí?

-Lo que digan mis padres.

No volví a verle el pelo. Era una tarde caliente, como digo, y yo todavía no tenía mi espada de madera, que luego iba a dar mucha guerra por las calles y los solares de la ciudad”.