Fernanda Melchor. Foto: Lizbeth Hernández

Fernanda Melchor. Foto: Lizbeth Hernández

Letras

Vuelve la 'Falsa liebre' de Fernanda Melchor: un magnífico debut y un retrato brutal de la masculinidad

La obra, publicada originalmente en 2013, despliega una energía estilística a la altura de la mejor versión de la escritora mexicana

26 abril, 2023 02:01

Tras haberse convertido en una referencia generacional con Temporada de huracanes y Páradais, ahora Fernanda Melchor (Veracruz, 1982) recupera su primera novela, esta Falsa liebre publicada originalmente en 2013, para recordarnos que las coordenadas de su literatura estuvieron ahí desde el principio y, sobre todo, que a menudo los compases iniciales en la obra de una gran escritora pueden resultar tan fascinantes como sus piezas de madurez, incluso si evidencian algunas trazas de ingenuidad o imperfección.

Falsa liebre

Fernanda Melchor

Random House, 2023. 256 páginas. 18,90 €

Que tampoco es el caso: sometida a un proceso de revisión que se intuye riguroso, lo cierto es que Falsa liebre despliega una energía estilística a la altura de la mejor Melchor, y su estructura narrativa tal vez se intuya un tanto convencional en los tres o cuatro primeros capítulos, pero solo para ganar en complejidad y sutileza a partir de ahí, hasta llegar a un final admirablemente urdido. Menuda primera novela.

Como la mayoría de autores de la misma quinta en su país, Melchor recubre su narrativa de una densa capa de violencia y desesperación, que en su caso alcanza cotas de sordidez y tremendismo notables. No es la excepción esta historia que sigue los pasos de cuatro personajes trabucados por la vida cuyos vínculos resultan confusos al principio, hasta que la trama se encarga de hacerlos converger en un reparto ambivalente e incómodo de los papeles de víctimas, verdugos, amados o rechazados…

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Sin caer en la perezosa fórmula de la sinopsis, les adelanto que aquí encontrarán prostitución masculina, frustración de clase, misoginia reconcentrada y diferentes fórmulas de incesto, entre otras deliciosas consecuencias de una cultura (política, económica, social y popular) tan desequilibrada como la mexicana, tan sometida a la lógica de la agresión impune.

Lo que realmente he admirado en Falsa liebre es la dimensión que encierra de estudio o retrato de la masculinidad bajo el imperio de un patriarcado sin mecanismos de control ni frenos institucionales de ningún tipo. La autora construye cuatro personajes más que verosímiles en la espesura moral que los lleva a tomar determinados comportamientos, y lo hace con una mirada desabrida pero extrañamente compasiva.

Fernanda Melchor recubre su narrativa de una densa capa de violencia y desesperación

Son personajes que, sin saberlo, están condenados desde el momento en que reproducen para comunicarse el lenguaje de su cultura, un lenguaje “obsesivo, autotramposo, desencadenado, tomado al asalto por mitomanías mentirosas desde su misma raíz” (el entrecomillado es una autocita rescatada de mi comentario a Páradais: ya sé que está feo utilizarse de autoridad a uno mismo, ¡pero es que me impresiona la continuidad genuina que enlaza toda la obra de Melchor!).

Los personajes de Falsa liebre acabarán revelándose más o menos brutales, según el caso, al margen de lo cual en todos ellos se insinúa un fondo de ternura que son incapaces de normalizar. Se miden las tripas y los penes y las heridas, y escrutan cada pista de su decadencia personal; pese a ello, demuestran a cada paso que no saben amar, ni siquiera cuando están dispuestos a admitir que lo necesitan: por ejemplo, que los lectores observen el sonrojo de Vinicio al conocer a Aurelia, o las interacciones de Andrik (para mí, la figura más digna de piedad de todas las obras de Melchor) con su amante-captor-vejador.

Más significativo aún: tampoco saben cuidar. Y más significativo si cabe: las mujeres que los rodean o circunvalan les parecen o bien objetos, o bien enemigos, o bien una fuente de tremenda incomodidad con su ternura a rastras. El paisaje resultante es de una desolación humana terrible.