Letras

Fernando Trueba

“Sueño con dirigir cine porno. Y lo haré”

30 noviembre, 2006 01:00

Fernando Trueba, por Gusi Bejer

Dice que con la intención de ponerse al día ("El libro y yo"), Fernando Trueba acaba de reeditar, diez años después de su publicación, su singular, divertido y didáctico Mi diccionario de cine (Galaxia Gutenberg). Con el añadido de ilustraciones y nuevas voces, el libro se pasea con humor y pasión por los gustos y fobias cinematográficas del oscarizado cineasta, que bien desmitifica a Marlon Brando como arremete contra la crítica de cine.

PREGUNTA: "La biografía es un oficio, la autobiografía es un arte", escribe (véase "Biopic"). ¿Es "Mi diccionario de cine" lo más cercano que ha escrito a una autobiografía?

RESPUESTA:Si acaso es una autobiografía de mis gustos, de mi relación con el cine y, por extensión, la vida. Aunque hablo de cine basicamente, creo que hay una visión del mundo, a través del cine. Es un libro sincero y, me gustaría, didáctico, en el que el humor es muy importante. Como en mi vida.

P: ¿Con qué intención reedita el libro?

R: Me gustaría revisarlo cada diez años, para ponernos al día. El libro y yo. Me da la impresión de que, así, el libro está vivo. De que, como su autor, cambia con el tiempo.

P: ¿Qué voces ha retocado y por qué?

R: Aunque hay algún retoque mínimo, el cambio más importante son las 40 páginas nuevas de texto, las voces nuevas, y las fotografías, que no son simples ilustraciones. La mayoría son fotogramas elegidos por mí, uno a uno, y que forman, desde ahora, parte del libro. Tienen tanta importancia como el texto.

P: "¡Abajo María Falconetti! ¡Viva Ginger Rogers!", se lee en la voz dedicada a "Vulgaridad". ¿El cine es el arte más vulgar o el arte de la vulgaridad?

R: No, las artes plásticas lo han superado en vulgaridad. Ya casi ningún artísta plástico respeta lo más hermoso: el oficio. Hoy cualquier gilipollas se cree moderno por hacer una "instalación". Por favor, ¡si eso lo hacía Duchamp a principios del siglo pasado!

P: Chaplin: dos páginas. Keaton: cinco páginas / Encadenados: dos páginas. Eva al desnudo: cinco páginas. ¿La cantidad de espacio que dedica a un autor / película es proporcional a la pasión que siente por él / ella?

R: En absoluto, no hay ninguna proporción. Algunas películas que me encantan no tienen ni entrada. Dedico más espacio a aquello en lo que creo que tengo algo que contar, aunque sea negativo. Pero tampooco en la vida dedicamos el tiempo necesario a quienes más lo merecen.

P: Debido a omisiones, ¿debemos interpretar que cineastas como Max Ophöls, Andrei Tarkovski, Clint Eastwood, Joel Coen, Stanley Kubrick, Martín Scorsese, Francis Ford Coppola o Steven Spielberg no forman parte de su particular historia del cine?

R: Adoro a Ophöls. Es el único autor de melodramas a quien respeto. Es un género que no me gusta nada. Pero Le Plaisir, Carta de una desconocida, La tendre enemie... son películas maravillosas. De Tarkovski no tengo una opinión muy clara. Me gusta La infancia de Iván, pero sus películas más famosas y celebradas me aburren. Aunque tiene una paciencia que le ha hecho registrar algunos notables planos metereológicos que merecen un lugar en la historia del cine, a menudo ha acabado también con mi paciencia, que no es pequeña. Clint Eastwood es un director tan simpático como sobrevalorado. Ha hecho más mierdas que grandes películas. Kubrick es sin duda el director más sobrevalorado de la historia del cine. Bueno, tal vez el segundo. De Coppola sólo me gustan los Padrinos, obras maestras, especialmente la segunda parte. De Scorsese me gustan Taxi Driver y Toro salvaje. De Spielberg Tiburón y E.T. De los Cohen Fargo, Raising Arizona y El gran Lebovski están muy bien.

P: Con las nuevas tecnologías, cambian las formas de ver y hacer cine. ¿Es usted amigo de ellas?

R: Bienvenida sea toda tecnología que sea para hacernos la vida más placentera, más cómoda.

P: Busqué pensando que habría añadido DVD, pero no. ¿Cree que el DVD, a la larga, hará más mal que bien o más bien que mal al cine?

R: El DVD es un electrodoméstico. Es como hablar de la lavadora. Ambos dos máquinas maravillosas. El DVD debería ser una fuente de ingresos para el cine, pero en España los periódicos han destruido el mercado con las promociones. Ha sido una tragedia para la industria.

P: "Los sesenta fueron la década más desastrosa para el cine que se conoce", escribe. ¿Por qué los ochenta fueron mejores? ¿Qué obras maestras recuerda de los años ochenta?

R: Creo que los setenta fueron magníficos. Una edad de oro. Tuve la suerte de vivirlos entre mis 15 y 25 años. En el ecuador de la década murió Franco. Yo tenía 20 años. O sea que no lo sufrí tanto como las generaciones anteriores. Hubiera sido mejor que se muriera en 1893, pero... Con los ochenta llegó la decadencia: ¡comencé yo a dirigir!

P: Me he reído mucho con su voz dedicada a "Erice (Víctor)". ¿Lo de que le hubiera gustado ser un director de estudios se lo dijo antes o después de El sol del membrillo?

R: Seguro que fue antes. Las tres veces que he hablado con él, sólo habló él. Es un consumado monologador... Creo que todo el mundo sueña con ser lo que no es. Yo sueño con dirigir cine porno. Aunque yo sí lo haré.

P: "La mejor escuela de cine es el cine mismo", escribe. Su diccionario no será texto obligado en las academias cinematográficas, ¿no?...

R: Para aprender "cómo" contar en cine hay que ver cine. Para aprender "qué" contar hay que observar la vida. Y vivirla. Sólo hay algo peor que un libro prohibido: un libro "obligatorio".

P: En todo caso, parece que le tiene tanta tirria a la "crítica seria" que ni siquiera André Bazin merece una voz propia en su libro. "De todas las cosas fáciles que se pueden hacer en la vida, opinar es la más fácil de todas" (véase "Crítica"). ¿No es su libro un catálogo de opiniones?

R: Críticos de cine somos todos. En el libro les trato con cariño y dureza a partes iguales. Me encantan los críticos buenos. Pero hasta esos dicen muchas estupideces. Al igual que los directores. Hasta los mejores hacen películas malas de vez en cuando. Hoy día el crítico más interesante es Jonathan Rosenbaum. Desde Chicago lleva a cabo una hérculea y valiente tarea: defender, en el corazón de Estados Unidos, el cine que se hace en el resto del planeta. Es la voz que clama en el desierto. Mientras que los críticos y, sobre todo, los periodistas europeos se dedican a hacer publicidad gratis a las compañías americanas.

P: Si no me equivoco, entre los directores más citados de su libro están Jean Renoir y Billy Wilder. Con el primero, termina: "Si volviera a nacer, haría cine". ¿Son estos dos los directores que más le han enseñado, de los que más ha aprendido?

R: Sin duda. Son los dos grandes humanistas del cine.

P: ¿No se sentirá Almodóvar decepcionado al no encontrarse en su libro?

R: No lo creo. Desde el principio tomé la decisión de no hablar de los directores de mi país y mi generación, porque pienso que no podría ser imparcial.

P: Quizá quiera aprovechar esta ocasión para dedicarle una breve entrada...

R: Creo que adopté una buena decisión al escribir el libro. ¿Porqué quieres que la cambié? Le deseo suerte en los Oscars. A Penélope, a la película, a él.

P: De hecho, tampoco ha dedicado espacio a los otros 'Oscar' españoles vivos, José Luis Garci y Alejandro Amenábar. ¿Pro alguna razón en concreto?

R: El Oscar para quién es más importante es para la madre del premiado. Y para la prensa. Los periodistas prefieren hablar de películas premiadas que de películas buenas. ¿Qué problema tienen con la calidad? ¿Porqué educan a la gente en la superficialidad, la vanidad? ¿Qué les han hecho las buenas películas? ¿Porqué prefieren hablar de las bragas de Brad Pitt o de la boda de Tom Cruise?

P: ¿Cuál de las voces que ha escrito ha disfrutado más? ¿Y cuál le ha dado más problemas?

R: Problemas, ninguna. Trbajo todas. Muchas quedaron fuera porque no es un libro sistemático. Me dejé llevar por la inspiración, por el apetito. Se trata de un libro personal, subjetivo. Disfrute escribiendo contra Brando, imaginando lo que se cabrearía mi amigo Carlos (Boyero). Disfruté releyendo los libros donde recordaba que había una cita o una anécdota que quería reproducir. Eso era más trabajo que la propia escritura.

P: En el cine actual, ¿ha cruzado alguien esa línea que, según le dijo Bresson, le separaba del resto de cineastas?

R: Pocos, aunque hay cientos que creen haberlo hecho. Pero siempre hay alguno ¿Bela Tarr?.

P: Exhibicionista, histriónico e histérico... son sólo algunas de los dulces adjetivos que dedica a Marlon Brando. Su libro tiene cierta vocación iconoclasta...

R: ¿Iconoclasta yo? Vuelve a ver en programa doble El salvaje y El rostro impenetrable y verás que no exagero. Es además una pésima influencia.

P. ...aunque también depara descubrimientos, como la película Titicut Follies, su debilidad por Kathleen Turner, Valmont convertida en obra maestra...

R: No son descubrimientos. Titicut Follies, como Pour la suite du monde, son obras maestras del documental, luego del cine. Y Valmont fue tan injustamente ignorada como Las relaciones peligrosas sobrevalorada. Pero el tiempo las pondrá a cada una en su sitio. Yo intento acelerar unos segundos el proceso.

P: Dice en el prólogo que "de las posibilidades del cine, sólo hemos utilizado un ínfimo porcentaje". ¿Qué nos queda por ver?

R: ¡Pero si casi todo el rato vemos lo mismo! Los cines sólo pasan una interminable película de acción para descerebrados. La cartelera española, con alguna excepción, es de una gran pobreza, de una desoladora falta de imaginación. Cuando uno ve la cartelera de Paris, se da cuenta de que es la única ciudad del mundo para ver cine. Y eso que ya no es lo que era. Pero aún así, allí todavía puedes ver desde los clásicos a los documentales a las películas de las cinematografías más remotas.

P: También escribe que, debido a la digitalización, hoy cualquiera puede hacer una película. Lo mismo dijo Raoul Coutard respecto a las consecuencias de la nouvelle vague. ¿Qué diferencia una época de la otra?

R: Me parece bueno que "cualquiera" pueda hacer una película. Como "cualquiera" puede escribir una novela. El asunto es "qué" película, "qué" novela. La nouvelle vague estaba aún muy lejos de las posibilidades de hoy. Todo el mundo se ha convertido en fotógrafo, en cineasta... Ello es un gran desafio para los narradores, porque la imagen ya está al alcance de todos, como la palabra.

P: Defina por favor "intimismo épico".

R: La única épica posible en el mundo en que vivimos es la honestidad. Es una cosa más dificil de lo que parece. Intimismo épico: el emigrante que trabaja cada día y no escucha las tertulias que hablan de emigración. El político que trabaja para los ciudadanos y no para la prensa. El gobernante que cumple con lo que Isaiah Berlin definió como el primer deber de todo gobernante: "causar el menor sufrimiento posible."

P: "USA: País donde es mucho más fácil comprar un arma que echar un polvo". También con una frase, ¿qué diría de España?

R: Que le deseo que no pierda ni la generosidad, ni la hospitalidad, ni el quijotismo, ni el sanchopanzismo, ni el humor, ni la tolerancia, ni la sensualidad, ni el gusto por la buena vida.

P: "Debería existir un término medio entre el artista mártir y el artista mantenido" (véase "Subvención"). ¿Qué abunda más en nuestro país?

R: Aquí ha habido gran tradición de artista fusilado, artista exiliado... Ahora se lleva más artista calumniado. Pero ¿quien subvenciona a los calumniadores? Consúltense las nóminas. (Pero no, eso sí que sería periodismo de investigación).

P: Por último, entre Lumière y Méliès, ¿con quién se queda?

R: Con Lumière, siempre. Hay más magia en la mirada límpia de los hermanos Lúmiere que en toda la obra del "mago" Méliès.