
Pepe Viyuela es Picasso y Antonio Molero, Eugenio Arias en 'El barbero de Picasso'. Foto: Javier Navla
Picasso y su barbero: una oda a la amistad que se sube a las tablas del Teatro Español
Pepe Viyuela y Antonio Molero recrean la curiosa relación de camaradería que mantuvieron el artista y su amigo en una obra escrita por Borja Ortiz de Gondra y dirigida por Chiqui Carabante.
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Exiliados en el sur de Francia, en Vallauris, a donde Pablo Picasso había llegado huyendo del mundo parisino, el artista y su barbero, Eugenio Arias, cultivaron una bonita amistad que duró más de 25 años. En su modesta barbería que hoy Chiqui Carabante recrea en escena, ambos bromeaban y discutían sobre política, toros y arte. Uno cortaba el pelo, el otro pagaba en cuadros –hoy donados al museo dedicado al malagueño en Buitrago de Lozoya–. Los dos trataban de buscar su lugar en aquel convulso mundo de mediados del siglo XX.
Pero ¿qué podía unir al genio del arte con un barbero? Movido por ese interrogante, Borja Ortiz de Gondra (Bilbao,1965) escribió El barbero de Picasso. “Los dos, aunque muy diferentes tenían bastantes cosas en común. Ambos eran exiliados españoles, miembros del Partido Comunista y tenían un gran sentido del humor y una acérrima afición a la tauromaquia”, cuenta el dramaturgo a El Cultural.
“Me pareció que para entrar a hablar de Picasso no había que hablar de él, porque, si no, corría el riesgo de hacer una obra de cartón-piedra, donde vemos al genio que va soltando frases grandilocuentes sobre arte. Aquí hay otra cosa”.
Más conocido por su vertiente dramática, en El barbero de Picasso, sin embargo, el autor de Los Gondra hace que la acción, que transcurre en apenas 3 o 4 días, esté envuelta en un tono distendido. “Se me ocurrió hacer una comedia que hablara del arte contemporáneo, pero desde un lugar poco habitual”.
Para empezar, en su historia se ha tomado muchas licencias. “No es una obra documental ni trato de reproducir exactamente lo que pasó, sino que es algo libre, donde imagino cómo era el universo de esa barbería y de esos dos hombres que no paraban de discutir”.
"Arias no entiende la obra de Picasso, pero es el único que le dice la verdad". Borja Ortiz de Gondra
Entre sus conversaciones sobre si un torero es mejor que otro, el artista y su barbero gritan animadamente sobre asuntos políticos y tendencias artísticas. “Arias no termina de entender ni el discurso ni la pintura de su amigo, que en esa época dice que quiere pintar como un niño. Pero es el único que le dice la verdad”. Picasso es un hombre de 70 años que ya lo es todo, y está acostumbrado a que lo que él pida se haga inmediatamente. “Él es muy consciente de eso. Es un tirano, un dictador que sabe el poder que tiene, y disfruta cuando se encuentra con un hombre que no le sigue el juego”.
Ambos se reúnen en una barbería “desestructurada”, con una grandísima bandera francesa de fondo, según la propuesta escénica de Carabante que se podrá ver en el Teatro Español hasta el 20 de julio. “Su idea –comenta el dramaturgo sobre esta comedia dramática, con cierto tono agridulce– es que estos españoles son como unos náufragos varados en un barco que se va a pique y que no saben ver que eso va a ocurrir”.

Antonio Molero y Pepe Viyuela en un momento de 'El barbero de Picasso'. Foto: Javier Naval
Estos náufragos, Picasso y Arias –el dúo cómico perfecto formado por Pepe Viyuela y Antonio Molero–, “tienen la esperanza ingenua de que quizás la dictadura no dure demasiado y pronto puedan volver”.
Pero hay dos acontecimientos que aparecen de fondo en la obra y enturbian esta ilusión. Ahí la comedia ya no es tal. “Por un lado, España ha anunciado que va a conseguir entrar en la ONU y, por otra, comienza la guerra de Corea. Es un mundo en conflicto y Picasso y el propio Arias están muy envueltos en el Congreso por la Paz. Ambos añoran una España que no existe”.
Como contrapunto, por la barbería aparece también el personaje de Valdés (José Ramón Iglesias), otro exiliado. “Él es el eterno perdedor. Es un camarada del partido que cree que hace las cosas bien y todo le sale mal”, comenta el dramaturgo, que se encuentra en uno de esos momentos dulces de la profesión –acaban de estrenar la adaptación cinematográfica de su obra El cuento del lobo, y publica también dos tomos de sus obras completas, que incluyen estos dos títulos–.
A ellos tres, se suma su segunda esposa, Jacqueline Roque (Mar Calvo), también presente en escena. “Picasso era un don Juan inteligente y machista. Iba cambiando de mujeres una tras otra y en esta época era una francesa casi 40 años más joven que él”. Ella es la mujer detrás del genio. “Siempre va como dos pasos por detrás de él, pero según avanza la obra, uno se da cuenta de que él no podría vivir sin ella”.

Antonio Molero, José Ramón Iglesias, Pepe Viyuela y Mar Calvo en 'El barbero de Picasso'. Foto: Javier Naval
Visto en perspectiva, admite Ortiz de Gondra, han cambiado algunas cosas desde que escribió esta obra hace tres lustros. “Entonces traté de adaptarme a los años 50 y hay cosas que de 2010 hasta ahora han cambiado. De hecho, la relación entre Picasso y Jacqueline ahora nos chirría más que entonces. Pero creo que lo importante es mostrar cómo era, no nuestra mirada de hoy, para que se entienda qué es lo que ocurría realmente”.
De nuevo el contraste de Picasso como genio y dictador. “No trata bien a su mujer, pero, al mismo tiempo, muestra una enorme generosidad al donar algunas obras al Partido Comunista para recaudar dinero o al regalárselas a Arias. Era un personaje realmente complejo que no se puede definir de un solo trazo”. Pero quizás, espera, su relación con Arias nos ayude a entenderlo. “No creo que en el teatro se haya contado mucho la historia de amistad entre dos hombres, que tienen puntos en común pero que son completamente extremos opuestos de la sociedad”, concluye.