Juan Echanove y Joaquín Climent en un momento de 'Esencia'. Foto: Javier Naval
Las diez mejores obras de teatro en 2025: una búsqueda de la esencia y la emoción
Ignacio García May lidera esta lista con una obra que se interroga sobre el misterio. Otras propuestas más personales nos dejan el sello de Oriol Pla, Angélica Liddell o Lucía Carballal.
Más información: El teatro de 2025: el 'boom' de las obras discursivas, grandes montajes y fiebre por las adaptaciones literarias
En 2025 el teatro mostró su veta más original en las obras de Ignacio García May (Esencia) y Lucía Carballal (Los nuestros). También en los amaneceres de Angélica Liddell (Seppuku). Ainhoa Amestoy y Helena Pimenta repensaron a Valle-Inclán y Buero Vallejo. Ignasi Vidal recuperó a Mamet (American Buffalo), y Marta Pazos (Orlando) y Peris-Mencheta (Blaubeeren) estamparon en la cartelera su sello. Mágicas Travy y Borde[r].
1. Esencia
Ignacio García May y Eduardo Vasco. Teatro Español.
El primero en acudir a lo esencial del teatro fue Ignacio García May con esta obra que se enredaba en el concepto de misterio, literatura y realidad, a partir de los ingredientes más básicos de la escena: dos actores que mantienen una conversación alrededor de una mesa.
Estrenada en el Teatro Español, con la palabra como centro de todo, Eduardo Vasco no necesitó mucho más para trasladar a las tablas este brillante e ingenioso texto que nos regaló al mejor Juan Echanove, con la complicidad de Joaquín Climent.
En ella, ambos interpretaban a dos viejos amigos que, tras años sin verse, coinciden en el mismo restaurante al que uno de ellos había acudido para encontrarse con un misterioso autor.
A medida que el tiempo transcurre y no aparece nadie, ambos deciden simular una entrevista al anónimo escritor insertando al espectador en todo un juego de identidades y enigmas.
2. Historia de una escalera
Helena Pimenta. Teatro Español.
Estrenada por primera vez en 1949 en el propio Español, el coliseo madrileño esperó más de 75 años para volver a cobijar una representación de este título emblemático de Buero Vallejo.
Ambientada en la vida cotidiana de una comunidad de vecinos durante la primera mitad del siglo XX, Helena Pimenta devolvió el pulso con elegancia y emoción a la más icónica de nuestras escaleras, gracias a un brillante elenco de 17 intérpretes capitaneado por Puchi Lagarde.
3. Travy
Oriol Pla Solina y Pau Matas Nogué. Teatro de La Abadía.
Oriol Pla, reciente Premio Emmy Internacional a la mejor actuación masculina por Yo, adicto, nos volvió a deslumbrar con esta conmovedora pieza que dirige, coescribe junto a Pau Matas Nogué e interpreta, sobre su propia familia, y que ya había estrenado en 2018 en el Teatre Lliure.
Presentada en enero en La Abadía de Madrid, en ella trazaba, en homenaje a la familia Pla-Solina, la historia de dos generaciones de artistas divididos entre el teatro folclórico y popular y las nuevas formas posdramáticas.
4. Los cuernos de don Friolera
Ainhoa Amestoy. Teatros del Canal.
Publicada en 1925, en esta obra Valle-Inclán contaba la historia de un teniente que, preocupado por su reputación, entraba en una espiral de locura tras recibir un anónimo sobre la infidelidad de su mujer.
Manejando tres géneros diversos, títeres, farsa y romance de ciego, la directora Ainhoa Amestoy la llevó a escena con un montaje lúdico y chispeante sobre el honor y los celos, fiel al texto original, protagonizado por Roberto Enríquez, Nacho Fresneda y Lidia Otón.
5. Los nuestros
Lucía Carballal. Teatro Valle-Inclán.
Piedra angular de sus anteriores obras –Una vida americana, La fortaleza–, Lucía Carballal volvió a abordar el tema de la familia en esta pieza, una de las propuestas más interesantes de la temporada.
Escrita y dirigida por ella misma, en esta ocasión reunía a los diferentes miembros de un hogar de raíces sefardíes en pleno luto por la matriarca. Un relato intergeneracional que le servía para reflexionar sobre el duelo, la identidad, el legado o los lazos afectivos.
6. American Buffalo
Ignasi Vidal. Teatro Fernán Gómez.
Israel Elejalde y David Lorente protagonizaron este tour de force que David Mamet concibió hace cincuenta años sobre la ambición de tres hombres –Roberto Hoyo completaba el reparto– que fantasean con robar una moneda ‘valiosa’.
Bajo la dirección de Ignasi Vidal la obra, también adaptada al cine, se convierte en una radiografía de una sociedad cruel y egoísta, capaz de arrojar una inquietante mirada sobre la actualidad.
7. Seppuku, el funeral de Mishima o el placer de morir
Angélica Liddell. Teatre de Salt.
Un momento de 'Seppuku', de Angélica Liddell. Foto: Ximena y Sergio (Temporada Alta)
Este fue un buen año para Angélica Liddell. Flamante ganadora del Nacional de Teatro, publicó un libro de relatos, Cuentos atados a la pata de un lobo, y celebró su propio ritual de suicidio en Seppuku.
Un acto artístico y vanguardista, en tributo a su admirado Mishima por el centenario de su nacimiento, que nos dejó hermosos y solemnes momentos.
8. Blaubeeren
Sergio Peris-Mencheta. Teatros del Canal.
Escrita por Moisés Kaufman y Amanda Gronich como una intriga histórica, Blaubeeren supuso el regreso de Peris-Mencheta a la dirección tras 14.4.
Basada en el hallazgo real de un álbum de fotografías de Auschwitz y en la búsqueda de su propietario, esta contundente e interesante propuesta de teatro documental sobre el Holocausto reabrió el debate sobre la banalidad del mal.
9. Orlando
Marta Pazos y Gabriel Calderón. Teatro María Guerrero
En un año en el que proliferaron las adaptaciones de novelas al teatro, Marta Pazos y Gabriel
Calderón firmaron el libreto de este clásico de Virginia Woolf, al que la directora y coreógrafa gallega le dio su sello propio.
Una fantasía para los cinco sentidos que, bajo una buscada y muy lograda mirada queer, deslumbró por su espectacular puesta en escena, de estética barroca, y por el maravilloso vestuario de Agustín Petronio.
10. Borde[r]
Pedro Casas. Cuarta Pared.
Segunda entrega de la Trilogía de la incertidumbre, en Borde[r] (La aspereza) la compañía liderada por Casas construía una divertida y original comedia negra que exploraba los límites –del cuerpo, de lo correcto, de la vida– a partir de la pelea de seis desconocidos en una oficina de Atención al Ciudadano.
Danza
Requiem(s).Angelin Preljocaj. Teatros del Canal.
El coreógrafo francés inauguró Madrid en Danza con esta pieza inspirada en el duelo que vivió tras la muerte de sus padres y algunos amigos. Melancólica y celebratoria, Réquiem(s) nos recordó la brillante madurez de un Preljocaj que emplea los mejores recursos coreográficos mientras se mantiene fiel a su lenguaje expresivo