Montaje con una imagen de Catalina y Patricia, dueñas de un catering.

Montaje con una imagen de Catalina y Patricia, dueñas de un catering.

Sociedad

Catalina y Patricia, dueñas de un catering, sobre la cena de Nochevieja: "Cada vez se vende más, la ración sale a 35€"

En los últimos 20 años, el consumo de platos preparados se ha incrementado más de un 500%, especialmente en fechas importantes como Nochevieja.

Más información: Asados por encargo, sushi y platos preparados navideños: la moda que los ‘súper’ potencian para no cocinar en estas fechas

Publicada

Las claves

Catalina y Patricia han visto crecer su catering en Nochevieja, con raciones que se venden a 35 euros y una demanda creciente cada año.

El consumo de comida preparada en España sigue aumentando, alcanzando los 4.300 millones de euros anuales y creciendo cerca de un 4% respecto a 2024.

El catering ofrece flexibilidad, permitiendo a los clientes pedir desde aperitivos hasta platos principales, adaptándose a quienes no desean cocinar toda la cena.

La pularda es el plato estrella del menú de Nochevieja, preparada con una técnica especial para garantizar su jugosidad y presentada en envases listos para calentar y servir.

Hace doce años, cuando Catalina y Patricia decidieron poner en marcha su propio catering, difícilmente podían imaginar que acabarían convirtiéndose en un pequeño termómetro de cómo comen hoy los españoles.

Empezaron con pocos medios y mucha vocación, cocinando para celebraciones familiares y eventos modestos.

Hoy, cada Nochevieja, su obrador se transforma en un centro neurálgico desde el que salen decenas de pedidos destinados a mesas que buscan celebrar las fiestas sin pasar horas entre fogones.

"La comida a domicilio cada vez tiene más fuerza", explica Catalina a Antena 3 Noticias. "Todos tenemos vidas súper ajetreadas. Nos encanta comer bien, pero a veces no llegas".

Esa frase resume una tendencia que no deja de crecer. En 2025, el consumo de comida preparada en España sigue al alza y el sector se consolida en torno a los 4.300 millones de euros anuales, con previsiones de crecimiento cercanas al 4% respecto a 2024.

De hecho, se estima que los platos preparados ya superan los 17 kilos por persona y año, y son una de las categorías que más crece dentro de la cesta de la compra.

Los datos encajan con lo que Catalina y Patricia ven cada diciembre. Pero más allá de las cifras, lo relevante es el cambio de hábitos: la cena de Nochevieja ya no implica necesariamente cocinar durante días.

Comida preparada para el Año Nuevo

"Hay gente que no quiere celebrarlo tan grande y nos pide que le montemos una mesa de picoteo", cuenta Catalina.

Patricia lo explica desde la experiencia diaria: "Puedes pedir solo unos aperitivos. De repente, el primero lo hace alguien de la familia, pero el segundo no quieres hacerlo".

"Nosotros nos encargamos de la parte a la que tú no llegas o no te apetece", indicaba la cocinera. El catering se ha convertido en un apoyo flexible, no en un sustituto total.

En Nochevieja hay un plato que se repite año tras año y que se ha convertido en su gran reclamo: la pularda. "Es uno de nuestros platos estrella", reconoce Catalina.

La elaboran con una técnica pensada para garantizar jugosidad, colocando las pechugas hacia abajo para que absorban los jugos del resto del ave.

Cada ración cuesta 35 euros y, aun así, la demanda crece cada temporada.

La logística también ha cambiado la forma de consumir. "Los táperes son fundamentales", explica Catalina. "No tienes que usar tu propio recipiente. Lo calientes directamente en estas bandejas".

Además, siempre añaden recetas o ideas para aprovechar las sobras, una forma de cuidar al cliente y adaptarse a un consumidor práctico, que valora tanto el tiempo como el producto.

Doce años después de empezar, Catalina y Patricia han visto cómo su catering crecía al mismo ritmo que una nueva manera de celebrar la Nochevieja.

La comida preparada ya no es sinónimo de urgencia, sino de organización y disfrute. En la última noche del año, su trabajo no solo llena mesas: responde a una forma de vivir que prioriza compartir sin renunciar a comer bien.