Jorge Martínez, líder de Ilegales, durante un concierto en Madrid en 2023.

Jorge Martínez, líder de Ilegales, durante un concierto en Madrid en 2023. Europa Press

Música

Muere Jorge Martínez, el indomable líder de Ilegales, a los 70 años

El cantante y guitarrista de la banda de rock asturiana, arquetipo del tipo duro y sin pelos en la lengua, ha fallecido a causa de un cáncer.

Más información: Jorge Ilegal: "Yo meo cocaína, pero no la de estos años, sino la de los ochenta"

Publicada
Actualizada

Jorge Martínez, más conocido como Jorge Ilegal, encarnaba el paradigma del tipo duro, sin pelos en la lengua, peleón pero enormemente carismático y simpático en el trato. Para su última batalla no le valía el stick de hockey con el que se paseaba de joven en los años 80 como arma disuasoria. El cáncer ha acabado con su vida a los 70 años, según han avanzado varios medios asturianos.

Martínez, cantante, guitarrista y alma de la banda de rock Ilegales, anunció en septiembre que padecía cáncer y la enfermedad impidió al grupo continuar con su agenda programada de actuaciones. Ha muerto en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo, donde llevaba varias semanas ingresado.

"No por inesperado o previsible ha sido menos duro. Era un tipo de gran fortaleza que quería vivir", han afirmado a EFE fuentes de su distribuidora, Ataque.

El cantante y guitarrista nació en Avilés (Asturias) en 1955. Formó Ilegales en 1979, tras su paso por los grupos Mortaja y Los Metálicos.

A lo largo de más de cuatro décadas, lideró una de las formaciones más longevas y coherentes del panorama musical español, manteniendo intacta su estética de guitarras afiladas y letras corrosivas.

Canciones como ¡Hola, mamoncete!, Soy un macarra o Tiempos nuevos, tiempos salvajes consolidaron el ADN de una banda que nunca se sometió a las modas ni a la industria.

Más allá del personaje provocador —una mezcla de sarcasmo, lucidez política y nihilismo elegante—, Jorge Martínez fue un artesano del lenguaje: sus letras combinaban el humor con una mirada feroz a la sociedad española. En entrevistas, alternaba diatribas incendiarias con observaciones filosóficas sobre el arte, la decadencia y la libertad.

En 2022 la banda celebró 40 años de andadura con una gira y un disco repleto de colaboraciones con Loquillo, Calamaro, Bunbury, El Niño de Elche, Vetusta Morla, Luz Casal o Dani Martín. Entonces Jorge se veía "de puta madre y con ganas", tal como afirmó en una entrevista con El Cultural. Hablador y enérgico, se comía la vida a dentelladas y no vivía de la nostalgia, sino mirando al futuro.

A sus 66 años, entonces seguía practicando submarinismo, una de sus grandes aficiones, a pleno pulmón y en las frías aguas del Cantábrico.

No tenía miedo a meterse en ningún charco, y en eso se comparaba con otra figura clave del rock, otro tipo duro, altísimo y provocador como él: Loquillo. "A veces nuestro discurso es discutible o completamente erróneo pero, claro, el que no hace nada no se equivoca nunca. Todos esos artistas inocuos tan abundantes hoy en día no dicen nada, así no cabe error ninguno. Hay que decir cosas, incluso dar titulares, ¡qué cojones!", decía.

Tampoco le avergonzaba reconocer su pasado lleno de excesos. "Yo meo cocaína, pero no la de estos años, sino la de los ochenta", afirmó en otra entrevista publicada en El Cultural este mismo año con motivo de su último disco, Joven y arrogante, el decimotercero en la trayectoria de Ilegales.

La juventud siempre ha sido una de las señas de identidad del rock, independientemente de la edad física. Jorge siempre se sintió joven de espíritu. Y eso se veía reflejado al otro lado del escenario: "Es curioso, porque nuestro público solía estar entre los 40 y los 60 años, pero ahora está entre los 18 y los 40", presumía entonces.

El otro atributo que pone título al álbum le venía de serie. "Para salir y vender entradas, tienes que sacar la arrogancia de que lo que tienes es bueno", afirmaba.

En su opinión, "el rock sigue coexistiendo con otros tipos de música, algunos de ellos abyectos, igual que en 1982 e igual que en los años 50, cuando se llamaba rhythm and blues. Yo soy un viajero en el vehículo del rock, que va mirando por la ventanilla, oyendo esto y lo otro. Y lo cierto es que seguimos oyendo cosas maravillosas y también las mismas basuras, que solo han cambiado un poco, igual que el propio rock".

Martínez era un tipo tan macarra como culto. Una de sus grandes fuentes de conocimiento fue la biblioteca de su abuelo, marino mercante, donde devoró las obras completas de Pío Baroja.

Sobre su fama de violento, aclaraba que el palo de hockey lo usaba solo "en legítima defensa". "Las nuevas generaciones están padeciendo los efectos de una mala educación que penaliza la defensa propia. Lo que tenemos es un pueblo que no sabe defenderse, que no ha hecho el servicio militar, y que tienen que estar en manos de un ejército profesional manejado por vete a saber quién. Hoy más que nunca se está demostrando que si quieres la paz, debes prepararte para la guerra", afirmaba.

En los últimos años su figura quedó retratada en el documental Mi vida entre las hormigas (2017), y otro, titulado Ilegales 82 (2023), repasó el origen de la banda.

De manera profética, en esa entrevista del pasado mes de marzo, le dejó este recado a la parca: "Si un día se acerca la muerte con su guadaña, le diré: ‘toma, coge lo poco que te quede’ y le haré un corte de mangas".