Image: Antonio Pappano: El piano es mi identidad musical originaria

Image: Antonio Pappano: "El piano es mi identidad musical originaria"

Música

Antonio Pappano: "El piano es mi identidad musical originaria"

27 noviembre, 2015 01:00

Antonio Pappano. Foto: Musacchio & Ianniello

El director de la Royal Opera House descarga un aluvión discográfico. Coincide el lanzamiento de su versión de Aida, grabada con Jonas Kaufmann. Con el tenor alemán también recorre las arias de Puccini en Nessun Dorma. Y con Joyce DiDonato regresa al piano en Joyce&Tony. Pappano revela a El Cultural los pormenores de todas estas 'grabaciones ejemplares'.

Hace tiempo que no vemos a Antonio Pappano (Epping, 1959) por los teatros o los auditorios españoles empuñando la batuta. Roma y Londres le tienen absorbido. En la capital italiana dirige a la orquesta de la Academia Nacional de Santa Cecilia, a la que, desde 2005, va elevando progresivamente en el escalafón sinfónico internacional. Y en la inglesa ejerce como máximo responsable musical de la Royal Opera House desde 2002. Ese desdoblamiento es una posición ‘geoestratégica' idónea para un hombre nacido en Reino Unido de padres italianos (su familia procede de Benevento, a unos 90 kilómetros de Nápoles). Su ausencia en nuestro país es compensada por una frenética actividad discográfica, desbordada en las últimas semanas, periodo en que en la lista de lanzamientos se han acumulado varios trabajos suyos recientes.

La acumulación, esta vez, no ha mermado la calidad. Más bien lo contrario. La alianza con alguno de los primeros espadas del canto lírico la ha potenciado hasta niveles sobresalientes. Como Jonas Kaufmann, que en el registro de Aida editado por Warner Classics compone, flanqueado por la soprano Anja Harteros, un soberbio Radamés en clave épica y romántica. El tenor alemán también hace tándem con Pappano (y sus instrumentistas de la Santa Cecilia) en Nessun Dorma. The Puccini Album (Sony Classical), un curioso y exhaustivo recorrido por la obra operística del compositor toscano. "Kaufmann es un cantante de una grandísima inteligencia. Eso se nota en su musicalidad y en su actitud. Su voz es bronceada, bellísima, cálida. Algunos dicen que es demasiado oscura, pero a mí me gusta así porque también tiene unos agudos fabulosos. El contraste entre el color oscuro y la brillantez de los agudos es ideal. Tiene además gran facilidad para las lenguas. Habla italiano, francés, inglés, alemán obviamente, algo que le permite afrontar un amplísimo repertorio", explica Pappano al teléfono desde Londres.

Con Kaufmann le une una larga relación de confianza. En 2002 cruzaron por primera vez sus caminos. El encuentro lo propició La condenación de Fausto, de Berlioz, una producción con la que Pappano se despidió de la Monnaie, que había comandado durante diez años. Luego el tenor alemán ha sido inquilino habitual en un Covent Garden ya regido por Pappano. Sus parroquianos han tenido el privilegio de verle por primera vez en la piel de Don José (Carmen), Cavaradossi (Tosca), Chevalier Des Grieux (Manon Lescaut), Andrea Chenier (en la ópera homónima de Umberto Giordano). En este templo además se estrenará como Otello en 2017.

Nessun Dorma evidencia un dominio pleno de la inmensidad compositiva pucciniana. Lo acredita sus escalas en títulos menos transitados como Edgar y Le Villi. "Por motivos contractuales, Kaufmann no podía incluir las consabidas arias Lucevano le stelle y Che gellida manina [los derechos pertenecen a Universal].

Kaufmann tiene una voz bronceada y cálida. Dicen que demasiado oscura, pero lo compensa con la brillantez de sus agudos”

Yo nunca había grabado nada de Edgar; en cambio, sí había trabajado Le Villi con Roberto Alagna. Es una ópera preciosa en la que late el joven Puccini. Lo interesante de este álbum es su vocación integral: están sus inicios como compositor, también su primer gran éxito, Manon Lescaut, y luego encontramos su periodo de esplendor, con La fanciulla del West, Madama Butterfly, Turandot...”.

El making of de las sesiones de grabación en Roma delata visualmente la energía descargada en el disco. Kaufmann, al terminar de cantar Nessun Dorma, la emblemática aria de Turandot, cierra los puños con rabia y cabecea en un gesto de autoafirmación y de éxtasis a un tiempo. La escena recuerda a la un delantero tras marcar por la escuadra en el último minuto del partido. Pappano la evoca entre risas: "Es una reacción normal, al fin y al cabo es uno de los momentos más gloriosos de la historia de la ópera. Recuerdo que cuando grabamos el disco de arias veristas vivimos estallidos de emoción similares, como por ejemplo cuando cantó Vesti la giubba [Pagliacci]. Lo más positivo es que Kaufmann y yo hemos encontrado una fórmula propia para honrar las partituras que abordamos y para crear una atmósfera dramática dentro del estudio, que es un espacio muerto al que hay que llenar de vida".

Tócala otra vez, Tony

Esa alquimia también aflora en sus ‘escarceos' con Joyce DiDonato, otra cantante asentada en las alturas del panorama lírico. Con la mezzo estadounidense abrió la temporada pasada del Wingmore Hall de Londres. Un recital incandescente del que el sello Erato da fe en el doble CD Joyce&Tony. En el mano a mano alternaron el repertorio norteamericano (Jerome Kern, Harold Arlen, Richard Rodgers, Stephen Fosters...) con el italiano (Rossini, Santoliquido...). "Ella canta este último desde muy dentro. Tiene un don para imprimir al canto el clima apropiado y envolver al público con su musicalidad".

Hay que explicar las partituras porque la educación musical cada vez tiene menos peso en los planes lectivos”

Pappano volvió a situarse en la posición en que fue labrando su carrera: sentado al piano acompañando a solistas. Fue en los Estados Unidos. Puede decirse que Pappano es un emigrante al cuadrado. Cuando tenía 14 años, su familia se trasladó desde Londres hasta Conectticut. Poco después empezó a ganarse unas monedas tocando en bautizos, bodas, cócteles... Fuera del enclaustramiento canónico del conservatorio, desgranaba piezas de los Beatles, los Rolling, Mina, Nino Rotta, Morricone, los clásicos de Broadway... Y lo que se terciase. Bromea diciendo que si las cosas vienen mal dadas siempre podrá volver a amenizar celebraciones en bares, restaurantes o teatros. O podría retornar también a su condición de pianista repertorista, en la que se curtió, curiosamente, en el Liceo de Barcelona a mediados de los 80. En esa época alternó con nuestro star system canoro de entonces: Kraus, Domingo, Caballé, Carreras... Todavía se emociona al recordar la acústica del coliseo barcelonés antes del incendio.

Aunque no parece que a estas alturas ese descenso al anonimato sea factible. En sus años en los Estados Unidos Pappano asumió a fondo la tenacidad del self made man. En cierto modo, su éxito es una venganza brindada a su padre, que tuvo que relegar su vocación de tenor para atender las necesidades perentorias de su prole. A Pappano sénior no le quedó más remedio que ponerse a ayudar a su mujer en la cocina de un restaurante.

El talento desaforado de su hijo a las teclas le fue abriendo camino hacia el podio. En ese tránsito Daniel Barenboim tuvo una importancia capital. El director le echó el ojo (mejor dicho: el oído) en Bayreuth.

Romper con la UE sería un paso atrás. Si Cameron convoca el referéndum confío en que gane el ‘no'"

Le fichó como su asistente en el festival alemán y poco a poco le fue proyectando. "De él he aprendido el respeto por los compositores y sus partituras. También cómo leerlas con intención. Saber, por ejemplo, qué aspectos se deben resaltar, la distinción entre música horizontal y vertical, el equilibrio entre la armonía, el ritmo y la melodía, la jerarquía de los elementos en juego. Mis años a su lado fueron todo un desafío y una parte crucial de mi formación".


Ese bagaje lo luce Pappano en sus apariciones televisivas. En los últimos años ha emergido con fuerza su potencial catódico. Uno de los hitos más notables en este terreno es su documental sobre la ópera italiana producido por la BBC. Esa querencia divulgativa también la exprime en la gran pantalla. La Royal Opera House es una de las instituciones pioneras en la emisión de sus montajes en salas de cine. En las funciones que son grabadas para este fin, el director italiano se encarga de introducir con apuntes explicativos cada ópera. Pappano cree en esa función docente como instrumento de atracción y consolidación de nuevos públicos. "Es fundamental porque la educación musical tiene, en general, muy poco peso en los planes lectivos de las escuelas. Cada vez vamos a peor. Los músicos que tienen la oportunidad y la capacidad para hacerlo la deben aprovechar. No en términos abstrusos pero tampoco bajando el nivel para llegar a más gente. De lo que se trata es de iluminar lo que hay detrás del canto y de la partitura, transmitir pasión, emoción y fe. Con dignidad y seriedad".

Son virtudes que le han venido de serie a Pappano gracias a su doble nacionalidad. Él se esfuerza por intercambiarlas: importar lo mejor de Italia a Inglaterra y viceversa. "De Inglaterra me quedo con la profesionalidad, la velocidad, la eficiencia y la seriedad. De Italia con la pasión, el sentido del abandono en la interpretación y la teatralidad. Lo cierto es que esta última se asimila muy bien en los dominios del Covent Garden". Esa comunión perfecta de lo latino con lo anglosajón que Pappano representa se ha visto alterada por la intención de Cameron de celebrar un referéndum para salir de la Unión Europea. A Pappano no le hace gracia que le agrieten el puente aéreo entre Fiumicino y Heathrow: "Hay que entender que Inglaterra es una isla y que eso tiene su efecto en la mentalidad de sus ciudadanos. Toca dialogar y encontrar puntos de encuentro. Creo que es lo que está haciendo Cameron. De todas formas, confío en que, si se convoca el referéndum, venza el no. Romper el vínculo sería un paso atrás".

@albertoojeda77