Muriel Romero. Foto: Ximena y Sergio

Muriel Romero. Foto: Ximena y Sergio

Danza

Muriel Romero, directora de la CND: "Soy una sacerdotisa: tengo que conseguir un ambiente armónico donde la gente se encuentre bien"

Tras un año al frente de la Compañía Nacional de Danza, hace balance de sus primeros meses y nos da las claves de su último espectáculo, 'NumEros'.

Más información: 'NumEros': el arte de ordenar el deseo de la CND en el Teatro de la Zarzuela

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Es imposible separar la Compañía Nacional de Danza de la trayectoria artística de Muriel Romero (Murcia, 1972). Con apenas 11 años, ya bailaba en el Ballet Nacional de María de Ávila, directora de esta casa entre 1983 y 1986. A los 16 formó parte de la CND de Maya Plisétskaya y en 1995 regresó a ella ya bajo la dirección de Nacho Duato.

A cargo de la compañía desde septiembre de 2024, Romero admite que al principio hubo noches de insomnio, pero se muestra satisfecha.

“Soy como una sacerdotisa. Tengo que conseguir un ambiente armónico, creativo, de diálogo y de confianza donde la gente se encuentre bien”, señala.

Entre sus últimos proyectos con la compañía acaba de inaugurar la temporada de danza de la Zarzuela con NumEros, un espectáculo que reúne el trabajo de tres grandes coreógrafos: George Balanchine, William Forsythe y Jacopo Godani.

“He querido hacer en este título un juego de dos palabras. Num, de numen, de esa parte poética, espiritual, intangible que tienen la danza y el artista. Y Eros como esa fuerza deseante, ese impulso vital que trasciende a la voluntad del artista. Juntos crean NumEros, como el principio de orden, de la lógica y la razón”.

La CND en un momento de 'Serenade'. Foto: Alba Muriel

La CND en un momento de 'Serenade'. Foto: Alba Muriel

Pregunta. ¿Qué diría que tienen en común Balanchine, Forsythe y Godani?

Respuesta. Los tres trabajan a raíz de permutaciones de pensamiento coreográfico muy matemático a la hora de realizar y de entender la danza. Estas tres coreografías encarnan el movimiento puro. Balanchine es el primero en crear un lenguaje neoclásico. Decía que la danza es arquitectura en movimiento.

»Forsythe le da otra dimensión geométrica y espacial inigualable. Playlist –la pieza que podremos disfrutar en esta propuesta– tiene un gran virtuosismo, tanto artístico como técnico. Y Godani es el sucesor de Forsythe y lleva este lenguaje a algo mucho más animal, visceral. Inspirado en Gaspard de la Nuit, de Ravel, esto es también un homenaje a los 150 años del nacimiento del músico.

P. Estas tres piezas exploran la relación entre el impulso creativo y los números. ¿Cómo se traduce a la danza?

R. En la música y en la danza hay una esfera matemática inerte. Hay permutaciones, repeticiones. Es parte del pensamiento y de la estructura coreográfica. Estas tres son piezas abstractas, sin una narrativa, pero encarnan el movimiento puro del lenguaje clásico llevado a una contemporaneidad. Con la de Forsythe, solo estrenada en Inglaterra y en Roma, el público acaba bailando.

Homenaje a María de Ávila

Romero ha cuidado hasta el último detalle de esta propuesta que invoca el pasado de la institución. Fue la CND de María de Ávila, en 1983, la primera en llevar a escena en nuestro país Serenade de Balanchine.

Una fotografía de aquel ballet da forma al cartel de NumEros, que tras pasar por el Teatro de la Zarzuela llegará a finales de enero al Teatro Calderón de Valladolid. La idea es ir rescatando, a lo largo de su mandato, los diferentes hits del repertorio de la institución.

P. Usted es la tercera mujer que dirige la compañía, además de Ávila y Maya Plisétskaya, con quien además coincidió en la CND. ¿Qué aprendió de esta última?

R. Aprendí la devoción y respeto inigualable a lo que hacemos porque vi cómo la sociedad rusa cuidaba la danza. En Rusia un bailarín es tratado con el mismo respeto que aquí tenemos por un futbolista de élite. Y uno, al trabajar con ella, podía empaparse de esa pasión por esta disciplina, porque ella fue una de las últimas grandes divas de la danza.

P. ¿Qué desafíos tuvo que asumir al principio?

R. Me encontré con una compañía en la que al menos 26 bailarines se habían ido a la calle porque estaban asociados a la dirección anterior y vinculados a sus contratos. Tuvimos que hacer una audición en la que participaron 500 profesionales. Fue un año muy de transición porque había muy poco programado, así que intenté buscar y participar en todos los espectáculos posibles.

Una imagen de 'Echoes'. Foto: Alba Muriel

Una imagen de 'Echoes'. Foto: Alba Muriel

P. ¿Y qué balance hace de estos primeros meses?

R. Ha sido un primer año intenso. Hemos trabajado mucho hasta llegar a esa excelencia y a tener un programa como el de NumEros que es de un nivel artístico y técnico muy grande. En general, estoy contenta. He bailado en esta casa y para mí es como devolver lo que me ha dado.

P. En ese sentido, en esta primera etapa, ¿cómo ha sido su trato con los bailarines?

R. Hemos trabajado en que tengan un movimiento con mucho más volumen, como yo lo llamo, 3D. Que también tengan la capacidad de improvisar y desarrollar la parte creativa. Todo ello puliendo la técnica. Que busquen su identidad y que sean versátiles para poder pasar de un estilo a otro, ya no solo artística y técnicamente, sino que haya personalidades.

P. Y, tras NumEros, ¿cuáles son los próximos proyectos que nos ofrecerán?

R. El siguiente estreno que tenemos es en los teatros del Canal –del 12 al 15 de marzo–. Es otra pieza fantástica de Forsythe y una de Johan Inger, que también creó en la CND Carmen. En mayo estrenamos en Matadero dos piezas de Kor’sia y Luz Arcas. También hemos cerrado una gira por Taiwán en verano con Quijote y a Oviedo vamos con #INCUBATIO, pieza que creé el año pasado.

Un momento de 'Playlist'. Foto: Alba Muriel

Un momento de 'Playlist'. Foto: Alba Muriel

P. Usted ha desarrollado su carrera también fuera de España. ¿Qué opinión se tiene de la danza española en el extranjero?

R. Pues que hay muchísimo talento y una gran escuela de donde salen grandes bailarines y coreógrafos con una mirada muy única. Pero es verdad que todavía nos falta muchísimo para igualar a vecinos como Francia, Italia, Inglaterra o Alemania, países que tratan la danza mucho mejor. Ese es uno de nuestros objetivos.

P. Dicen que es una gran lectora. ¿Qué libros le han marcado últimamente?

R. Ahora estoy leyendo menos. Estoy acabando El diablo en el cuerpo, de Raymond Radiguet. Es un clásico. A Salvador Dalí le encantaba. Y luego hay otro que me gusta mucho, de un escritor italiano, Emanuele Trevi, Dos vidas (Sexto Piso). Es un libro de una belleza fascinante que trata sobre la amistad entre tres personas.