Brigitte Bardot, durante el rodaje en Almería de 'Shalako'. Europa Press
Brigitte Bardot, el mito francés que envejeció mal: icono de los 60 y condenada por incitación al odio
Brigitte Bardot, actriz en 57 films, muerta a los 91 años en su casa de Saint Tropez, era un mito mundial, un ser legendario.
Más información: Adiós a Brigitte Bardot, el icono erótico del siglo XX.
En el cine, fue una estrella sólo comparable a Marylin Monroe o Greta Garbo. Una bomba sensual desde Y Dios creó…. la mujer, dirigida por Roger Vadim al que la familia de Bardot exigió que tuviera una nómina y se convirtiera al catolicismo para consentir su matrimonio. Vadim le había prometido que sería ”el sueño imposible de todo hombre casado”.
Su mambo en 1957 es sensual, pero hoy en día dudo que ningún crítico se escandalizara hasta el punto de echar de menos la censura. Pero en aquellos años un bikini era una explosión atómica -la prenda tomó el nombre del atolón del Pacífico en el que Francia hacía sus ensayos nucleares- sobre el cuerpo de una mujer como la Bardot.
Su amante, Serge Gainsbourg le prometió que no grabaría con nadie más la canción de amor que ella le había pedido después de que el (cuarto) marido de la Bardot, el magnate alemán Gunter Sachs regresara a París enterado por la prensa de que ambos habían registrado a duo Je t’aime moi non plus. Doce meses después la versión con Jane Birkin sería un hit mundial. Estamos en 1967.
En los 50, antes de la revolución sexual, de la New Wave, del feminismo, estaba Brigitte Bardot. Ella era el sexo, la juventud y ante todo, la modernidad, resumía, certeramente a mi juicio, The Guardian.
En esos años la Bardot se ha convertido en un icono mundial, el prototipo de la mujer liberada que osa presentarse en el Palacio del Elíseo con pantalones y el pelo suelto, pese a que el protocolo imponía el vestido y el moño. De Gaulle, se lo toma a bien y comenta que él va de paisano y ella de uniforme ya que la Bardot luce un conjunto con galones inspirado en la portada del disco Sargeant Pipper’s de los Beatles.
De hecho el general escoge el busto de BB que en 1969 se convierte en la Marianne representa a la República francesa. De Gaulle y Bardot, figuras ciclópeas de aquellos años están empezando al unísono su decadencia. Ella todavía rodara un western en España con Sean Connery, Shalako (1968) de Edward Dmytryk sin leer el guión. Y en 1971, Las petroleras, será su último éxito de taquilla.
Ayer The New York Times tituló: Del sex-appeal a la extrema derecha. El diario argumentaba que "Bardot no era una figura de consenso. Podría decirse que fue una de las primeras estrellas problemáticas de la era moderna. No necesito a nadie para hacerse cancelar: en cierta forma lo hizo ella misma, abandonando el cine en 1973 a los 38 años".
“He pensado que el cine no me aportaba ya nada y que yo tampoco tenía nada que aportar al cine. Como una pareja que se separa y no tiene nada que decirse. Mejor dejar de rodar y dejar una buena imagen de sí misma”, declararía a Le Monde.
La Madrague, un antiguo depósito de barcas, cerca de Saint Tropez, donde falleció la estrella se llenó este domingo de flores. Siempre declaró que quería ser enterrada allí y no en el cementerio del pueblo de la Costa Azul “porque está lleno de gilipollas”.
La Fundación que lleva su nombre se fundó con los tres millones logrados con la subasta de su recuerdos de sus años en el cine. “No necesito nada. Está bien que mi primera vida financie la segunda.” Hoy tiene un presupuesto de funcionamiento anual de 15 millones y 155 empleados en 70 países.
El combate animalista le acercó a Giscard d’Estaing, para el que hizo campaña en 1974 con una camiseta en la que se leía Giscard al mando.
Su primer éxito fue la prohibición de la importación de bebés foca y del empleo de los monos en los crash tests de los coches. Con Mitterrand se entrevistó en varias ocasiones pero rechazó la Legión de Honor porque el jefe del Estado no quiso eliminar las cazas presidenciales.
Su notoriedad le permitió seguir siendo recibida en el Elíseo. Pero no obtuvo victorias siempre. Y ella respondió con dureza. Así Jacques Chirac fue calificado de “gran mentiroso”; Nicolas Sarkozy y François Hollande -el único que no la recibió en el Elíseo- recibirían sus reproches por no prohibir el sacrificio de animales sin adormecerlos. A Emmanuel Macron le echaba en cara su proximidad con los cazadores.
Esta lucha y su relación con Bernard d’Ormale, su último esposo, que estuvo junto a ella en su agonía, le van a llevar a la extrema derecha cuyo avance saludará. D’Ormale es militante del Frente Nacional en la región Alpes-Maritimos, y fue un próximo a Jean Marie Le Pen, un “hombre excesivo aunque erudito y agradable”. La actriz pidió el voto para su hija Marine, en las presidenciales.
Su defensa de los animales discurre en paralelo con su islamofobia. En una publicación de extrema derecha Présent, Brigitte Bardot alerta contra l’Aïd-el-Kébir, que "va ensangrentar la tierra de Francia con la sangre de los corderos degollados. Deguellan hombres y niños, a nuestros monjes, a nuestros funcionarios,a nuestros turistas, y un día nos degollaran tembién a nosotros y nos lo habremos merecido. ¿Una Francia musulmana? Por qué no".
Condenada cinco veces por incitación al odio racial, Bardot veneraba Vladimir Putin y detestaba Bruselas, epicentro de todos los males. Este domingo Marine Le Pen y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, destacaron el patriotismo de Bardot, mientras Macron se ceñía a recordar a “una mujer que encarnaba la libertad. Lloramos a una leyenda del siglo XX”.
El editorial que le dedica ‘Le Figaro concluye así: “Amaba a De Gaulle, el champagne y los animales. Como el cine, los hombres la habían quizá decepcionado. Elegante y desenvuelta fue un modelo único. Y luego tiraron el molde. Feroz, ardiente y fuerte, ella sabía decir no, y era de idiotas reprochárselo. Quizás se equivocó de siglo, ella que encarnó tan bien el XX. Desde ahora el sol no se levantará de la misma manera en Saint Tropez. Fue nuestra llama, nuestra bandera. Se la mencionaba por sus iniciales. Hoy hay ganas de llamarla Madame. Fue la Francesa con F mayúscula.