Alauda Ruiz de Azúa recibiendo la Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián. Foto: Unanue / Europa Press

Alauda Ruiz de Azúa recibiendo la Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián. Foto: Unanue / Europa Press

Cine San Sebastián

La consagración de Alauda y el Premio Especial del Jurado para la película más importante del festival

La cineasta toca el cielo con su tercer filme. La tercera Concha de Oro consecutiva para España puede hacer que las producciones internacionales sientan que juegan fuera de casa.

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La Concha de Oro recibida por Los domingos (2025) en la 73.ª edición del festival de San Sebastián supone la consagración de Alauda Ruiz de Azúa (Barakaldo, 1978), una obrera del cine que empezó a forjar su carrera de manera tardía, tras años labrando el campo de la publicidad mientras no dejaba de producir notables cortometrajes.

Su debut, Cinco lobitos (2022) lo firmó pasados los cuarenta y fue seleccionado por la Berlinale —concurrió en la sección Panorama— antes de arrasar en el palmarés del festival de Málaga de aquel año —se llevó cinco Biznagas, entre ellas la de mejor película— y alzarse con tres premios Goya, entre ellos el de mejor dirección novel.

En aquella película ya destacaba su compresivo tratamiento de los personajes, una precisión para diseñar los encuadres de raigambre clásica que no renunciaba a cierto naturalismo y una prodigiosa capacidad para extraer petróleo emocional de sus actores.

Después llegó Eres tú (2023), una comedia romántica producida para Netflix y protagonizada por Álvaro Cervantes, Silvia Alonso y Susana Abaitua que buena parte de la crítica juzgó como un paso atrás y a la que se le dedicaron unos apelativos que rara vez recaerán en un homónimo masculino cuando se lance a dirigir cine comercial —y podemos pensar en colegas que, tras una primera película notable, han abrazado el mainstream, cinematográfico o televisivo, como Ramón Salazar o Lino Escalera, por citar un par de ejemplos.

En cualquier caso, su confirmación llegó con Querer (Alauda Ruiz de Azúa, Eduard Sola & Júlia de Paz, 2024), miniserie de televisión de cuatro episodios ya presente en la Sección Oficial de San Sebastián, aunque fuera de competición, en la que su mirada clínica sobre la violencia de género abordaba las diferencias de clase, los conflictos intergeneracionales o las dificultades inherentes a los procesos judiciales de este tipo.

Ahora, el jurado presidido por el cineasta J.A. Bayona y formado por la directora portuguesa Laura Carreira y la directora estadounidense Gia Coppola; la actriz Zhou Dongyu; la cantante e intérprete argentina Lali Espósito; el actor británico Mark Strong y la productora francesa Anne-Dominique Toussaint, consagró la figura de la cineasta vasca otorgándole la máxima distinción a Los domingos, una película mayéutica con la vocación religiosa que siente una joven de 17 años como telón de fondo que indaga, de nuevo, en las tensiones familiares y deja al espectador abandonado en una intemperie de interrogantes.

El segundo galardón en importancia, el Premio Especial del Jurado, recayó en Historias del buen valle (2025), sin duda la película más importante de cuantas pasaron por el festival, el paseo de la mirada humanista de José Luis Guerin por el barrio de Vallbona que viene a recordarnos por qué su nombre se escribe en letras de oro en el cine de la modernidad.

El director José Luis Guerín durante la gala de clausura del Festival de San Sebastián. Foto: Unanue / Europa Press

El director José Luis Guerín durante la gala de clausura del Festival de San Sebastián. Foto: Unanue / Europa Press

Película falsamente ligera que se despliega ante nuestros ojos como un tul suave que encadena trozos de vida, que aborda infinitud de cuestiones sin caer jamás en el dogmatismo, la superioridad o el miserabilismo y que forma un iluminador díptico con En construcción (2001), obra que ya le valió al cineasta catalán idéntico premio en 2001, lo nuevo de Guerín permanecerá en nuestra memoria durante mucho tiempo.

Pero sin duda, el otro gran e inesperado triunfador de la noche fue Joachim Lafosse, quien ya ganase el premio a la mejor dirección en 2015 con Los caballeros blancos y que ahora repite con Six Days in Spring (2025), película que también recibió el reconocimiento al mejor guion, en este caso compartido con Chloé Duponchelle y Paul Ismael.

El nuevo trabajo del director belga cuenta la historia de Sana (Eye Haidara), una madre que acumula trabajos para cuidar de sus dos gemelos tras haberse divorciado. Su intención es pasar las vacaciones en Lyon con sus hijos y su nueva pareja, el ex entrenador de futbol de los chavales quienes, por el momento, desconocen la verdadera relación que mantiene con su madre.

El guion fuerza la situación de partida, pues Sana rechaza el alojamiento que ha reservado su chico porque es demasiado caro y, dado que es Pascua y los hoteles están completos, deciden marcharse a la casa que los ex suegros de Sana tienen en Saint-Tropez sin, lógicamente, informar a nadie.

El director Joachim Lafosse recibe el Premio a la Mejor Dirección por la película 'Six Days in Spring'. Foto: Unanue / Europa Press

El director Joachim Lafosse recibe el Premio a la Mejor Dirección por la película 'Six Days in Spring'. Foto: Unanue / Europa Press

Si esa decisión ya es discutible, el loable interés de Lafosse y sus guionistas por tratar cada uno de los múltiples conflictos que brotan durante la estancia en clave baja, sin que nunca terminen de estallar o se remojen en las aguas de la gravedad, le dan a la película un tono desmayado que las decisiones visuales de Lafosse refuerzan.

El belga pega la cámara a sus personajes, los aplasta sobre fondos sin apenas profundidad de campo y los contrapone a la belleza del paisaje, pero la puesta en escena nunca va más allá de esos dos apuntes, lo que dota al filme de un tono monocorde, lastrado por la nula entidad del personaje del novio y su total falta de química con Sana, además de por la insistente música que surca buena parte del metraje.

Ex aequo para qué os quiero

Desde que la mayoría de los festivales decidieron entregar un solo premio a la interpretación, los ex aequo se amontonan.

Esta vez se repartieron el premio a la mejor actuación José Ramón Soroiz, sin duda el activo más valioso de la irregular y fallida Maspalomas (José Mari Goeanaga & Aitor Arriga, 2025) por encarnar a un septuagenario homosexual que tras sufrir un ictus debe abandonar su retiro dorado en la localidad de Gran Canaria que da nombre al filme para ingresar en una residencia en Donosti, y Zhao Xiaohong protagonista de Her Heart Beats in Its Cage (Xiaoyu Qin, 2025) que se interpreta a sí misma en lo que supone la revisión de la traumática experiencia que supuso su salida de la cárcel tras asesinar a su marido en defensa propia, para acto seguido tratar de retomar la relación con un hijo que prefiere seguir viviendo con su abuela.

La Concha de Plata a la mejor interpretación de reparto fue a parar a las manos de Camila Plaate por ponerse en la piel de Belén (2025), la mujer que ingresó con dolores abdominales en un hospital de Tucumán y terminó en prisión acusada de practicarse un aborto.

El actor José Ramón Soroiz recibe el Premio a la Mejor Interpretación Protagonista por la película 'Maspalomas'. Foto: Unanue / Europa Press

El actor José Ramón Soroiz recibe el Premio a la Mejor Interpretación Protagonista por la película 'Maspalomas'. Foto: Unanue / Europa Press

La película de Dolores Fonzi, un ejercicio de cine popular y directo, fue mejor recibida que la enigmática y deslumbrante Las corrientes (Milagros Mumenthaler, 2025), para quien el jurado no encontró espacio en el palmarés, y que la simpática y convencional 27 horas (Daniel Hendler, 2025), las tres películas argentinas a competición cuya presencia puede leerse como una prolongación del gesto de apoyo constante que el festival dirigido por José Luis Rebordinos dispensa a una cinematografía que está siendo desmantelada por la administración Milei.

De quien si se acordó el jurado fue de Los tigres (Alberto Rodríguez, 2025), que se alzó con el premio a la mejor fotografía para Pau Esteve Birba, maestro de la luz de nuestro tiempo (Caníbal, La peste) por su trabajo en una película que combina la espectacularidad de sus secuencias submarinas con un discurso político tan potente como sutil que late bajo la coraza del mejor cine de género.

Foto de familia de los premiados durante la gala de clausura del Festival de San Sebastián. Foto: Unanue / Europa Press

Foto de familia de los premiados durante la gala de clausura del Festival de San Sebastián. Foto: Unanue / Europa Press

La presencia de Alauda Ruiz de Azua y de José Luis Guerín en lo más alto del palmarés —la oscura y árida apuesta de Claire Denis (Le cri des gardes) no encontró el eco en la mirada del jurado— vienen a refrendar una tendencia que no deberíamos pasar por alto.

La de Los domingos es la tercera Concha de Oro seguida para un filme español tras O corno (Jaione Camborda, 2023) y Tardes de soledad (Albert Serra, 2024), una tendencia que, al margen del valor de las tres propuestas, convierte al festival en una especie de refugio para el cine español, hecho que quizá lo haga refractario a producciones internacionales que prefieren marcharse a otros lares porque sienten que ir a San Sebastián es jugar fuera de casa y con el árbitro en contra.