"Soy un director de festival, no juez. Juzgo las cualidades artísticas de las películas", defendió Alberto Barbera, director artístico del Festival de Venecia, a Variety, la decisión de incluir en la Mostra las nuevas películas de Woody Allen, Luc Besson y Roman Polanski.

La presencia del polémico trío en el Lido no ha pasado desapercibida, y menos después de que el pasado mes de abril el director artístico del Festival de Cannes, Thierry Frémaux, rechazase añadir a su programación Golpe de suerte, el nuevo filme de Allen, porque de hacerlo "la polémica se apoderaría de su película y de las otras películas”, aseguró en una entrevista para Le Figaro.

Aun así, el festival francés no tuvo reparo en inaugurar el certamen con Jeanne Du Barry, película de la directora Maïwenn y protagonizada por Johnny Depp después de su mediático juicio con la actriz Amber Heard, alegando que el actor había ganado el caso legal. 

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Sin embargo, el Festival de Venecia ha dado cobijo a la quincuagésima (y quizá última) película del estadounidense, una comedia de enredos y misterio con ecos a otros de sus filmes, como Match Point (2005). A sus 87 años y con las acusaciones de supuestos abusos sexuales a su hija Dylan Farrow a cuestas, el realizador es incapaz de encontrar en Estados Unidos financiación para sus películas, por lo que ha seguido haciendo cine en Europa.

Su presencia en la presentación en la ciudad italiana ha causado revuelo, así como sus declaraciones sobre 'El caso Rubiales'. En una entrevista para El Mundo, Allen ha asegurado que para él, el controvertido beso entre el Presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, y la jugadora de la selección española Jenni Hermoso "era solo un beso y era una amiga. ¿Qué hay de malo en eso?".  

No obstante, para Alberto Barbera, la presencia en el festival de Woody Allen no es "un problema". Tampoco la de Luc Besson, cineasta francés, que estrena en competición Dogman, que participa en el cértamen en la sección dentro de concurso. Aunque la fiscalía francesa haya archivado ya las causas, desde 2018 la reputación del director de Lucy (2014) y Leon, El profesional (1995) ha caído en picado debido a las numerosas denuncias de conductas sexuales inapropiadas y de violación por parte de la actriz Sand Van Roy en su contra. 

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"Luc Besson ha sido recientemente absuelto de toda acusación. Woody Allen estuvo bajo escrutinio legal dos veces a finales de los 90 y fue absuelto. Con ellos, no veo dónde está el problema. En el caso de Polanski, es paradójico. Han pasado 60 años. Polanski ha admitido su responsabilidad. Ha pedido perdón. Ha sido perdonado por la víctima. La víctima ha pedido que se ponga fin al asunto", matizó Barberá en el medio estadounidense. 

Y es que la Mostra también recibido con los brazos abiertos, aunque fuera de concurso, The Palace, la sátira contra los ricos de Roman Polanski. El cineasta polaco de 90 años retorna al Lido tras su polémico estreno en 2019 de El oficial y el espía, filme con el que llegó a disputarse el León de Oro, pero que avivó las críticas contra la presencia del cineasta, culpable de un delito de violación en 1977 y del que solo llegó a cumplir parte de su condena antes de huir a Estados Unidos.

Polanski, que no acudirá a la Mostra por el peligro de ser extraditado, ha optado por el género de la comedia para contar la Nochevieja de 1999 en un lujoso hotel de los Alpes en el que se cruzan los destinos de clientes y trabajadores. Un argumento que parece coincidir con la última Palma de Oro de Cannes, El triángulo de la tristeza de Ruben Östlund, pero que no ha conseguido encandilar a la crítica veneciana. 

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Marcado por la ausencia de estrellas, debido a la huelga de actores, y con la presencia de estos tres cineastas, el Festival de Venecia parece haberse visto inmerso en esa controversia que Cannes intentó evitar, dejando claro su posición de mantenerse, un año más, ajeno a la cultura de la cancelación.