Ana Mariscal, durante el rodaje de 'Misa en Compostela'. del libro 'Ana Mariscal. Una cineasta pionera', de Victoria Fonseca. Egeda, 2002

Ana Mariscal, durante el rodaje de 'Misa en Compostela'. del libro 'Ana Mariscal. Una cineasta pionera', de Victoria Fonseca. Egeda, 2002

Cine

Centenario de Ana Mariscal: las luces y sombras de la primera cineasta española

Tras protagonizar 'Raza', Mariscal se convirtió en directora en una época nada favorable para tal empeño con 'Segundo López, aventurero urbano', un filme de aires neorrealistas, poéticos y sentimentales

14 julio, 2023 02:39

La popularidad que le dio Raza, la película “inventada” por Franco, fue también una sombra que le persiguió durante toda su vida. Aquella Marisol Mendoza, la protagonista de la película para la que fue elegida por el mismísimo dictador tras verla en El último húsar (Luis Marquina, 1940), supuso para Ana Mariscal la formación de una imagen que no se corresponde del todo con la realidad.

En especial, por ser -además de destacada actriz– la primera cineasta española tras la Guerra Civil en una época nada favorable para tal empeño, con tres títulos que merecen detenida consideración: su ópera prima, de 1952, Segundo López, aventurero urbano, y Con la vida hicieron fuego y El camino, cinco y diez años posteriores, respectivamente.

Fue más que esperanzador el debut de Ana Mariscal con aquel Segundo López… de aires neorrealistas, pero también poéticos y sentimentales, aspectos centrados en la mujer confinada en su cama por una enfermedad terminal y que ella interpretaba.

Pero la bondad del personaje central y su amigo sobrevenido, el pícaro “Chirri”, chocaban con un entorno que Luis Deltell, en su Madrid en el cine de la década de los cincuenta, describía con precisión, al realzar que en ella la capital “aparece como una ciudad donde hay hambre, donde la gente llega a morir por una dieta insuficiente y el frío se filtra por las paredes de las infraviviendas. La miseria en las calles, los bares y las habitaciones de Segundo López… es tremenda y cruel. Ana Mariscal, como muy pocos directores, mostró un Madrid paupérrimo, hambriento y enfermo”.

Visión que, pese a provenir de una actriz mimada por el Régimen, no le valió para que su ópera prima fuese bien considerada oficialmente, sino más bien como “una puñalada”, porque “presentar una España así, es algo que no se debe hacer”, según dijeron a su directora. Hasta el punto de clasificar al filme en la peor categoría posible, la Tercera, que le dejaba fuera de todo el sistema de cuotas de pantalla y de distribución entonces existente y, por tanto, al margen de cualquier explotación comercial.

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Valentín Javier, el director de fotografía, marido de Ana y productor con ella de Segundo López…, confesaba que recurrieron esa decisión “para tratar de aminorar la pérdida del millón de pesetas que había costado”, modificando el final para agradar más a los censores. Lo más que consiguieron fue subir un peldaño hasta Segunda categoría, algo menos perjudicial, pese a lo cual las deudas de Bosco Films, la firma que habían creado entre los dos, permanecerían durante mucho tiempo.

Ana Mariscal en 'La princesa de los Ursinos '

Ana Mariscal en 'La princesa de los Ursinos '

Si en su día Miguel Delibes pensaba que con este primer trabajo suyo tras la cámara, la popular actriz “ha conseguido no sólo un ensayo neorrealista digno de consideración, sino uno de los filmes más estimables que se han hecho en España”, a él recurrió ella casi una década después para adaptar El camino, la tercera novela del escritor castellano.

El despertar a la vida de Daniel el Mochuelo, Roque el Moñigo y Germán el Tiñoso, sus relaciones con la niña Uca-Uca, la joven La Mica, las dos hermanas Guindilla y el conjunto de los mayores del pueblo, se reflejan en la película con sensibilidad y fluidez narrativa, hasta lograr un acertado retrato de paisajes y paisanajes, donde “yo trataba de mostrar que no siempre llegar a más es lo más importante”, en palabras de su directora.

Años después, en 1977, Josefina Molina volvería a adaptar el relato mediante una excelente miniserie televisiva para Televisión Española. Su enfoque era distinto, más amargo y duro que el poético de Ana Mariscal, pero ambos resultaron válidos. Para Delibes, mejor en el caso de la serie, quizá porque podía desarrollar una trama amplia con mayor detenimiento que la síntesis que efectuó José Zamit en su guion para la gran pantalla.

La actriz fue consciente de “eso tan arduo de hacer una película de una novela. La visión de un director de cine, de otro ser humano, necesariamente tiene que ser distinta, pero eso no le resta fidelidad cuando esa fidelidad quiere ser absolutamente respetuosa con el autor”.

De cualquier forma, no era El camino la primera adaptación de una novela por parte de Ana Mariscal. Ya Segundo López… lo hacía respecto al texto del bohemio periodista Leocadio Mejías. Y también el tercero de los filmes más significativos de su realizadora, Con la vida hicieron fuego, de 1957, estuvo basado en la novela homónima de Jesús Evaristo Casariego.

Una imagen de 'Segundo López, aventurero urbano'

Una imagen de 'Segundo López, aventurero urbano'

Ella lo definió como “una llamada a la reconciliación entre los españoles, de superación de las heridas de la Guerra Civil”, y de hecho sorprendió no solo el protagonismo del personaje de Armandina, la viuda de un combatiente republicano interpretada por la propia directora, sino la toma de postura que quedaba reflejada cuando Quico, el indiano que se había enriquecido en América y que regresaba a su pueblo asturiano, pronunciaba unas frases que incluso figuraron en el título: “Vivimos en un incendio que todos hemos provocado. Y estamos haciendo fuego con nuestras propias vidas”, idea tan lejana de la Gloriosa Cruzada propagada por el franquismo. Tampoco el éxito comercial sonrió a la película, lo que significó otro grave quebranto para la productora del matrimonio, la citada Bosco Films, y su apuesta por un cine claramente comercial desde La quiniela, en 1959.

Coincidía paradójicamente esta propuesta de reconciliación con la lanzada por el Partido Comunista en similares fechas. Y digo paradójicamente porque justo antes de El camino, Ana Mariscal se lanzó a un empeño burdamente anticomunista, como fue Occidente y sabotaje (1962), titulado en origen Golpe terrorista, aunque ella, que encarnaba a la calculadora dirigente de la célula marxista, defendió su propósito de hacer “una película más policiaca que política”, lo que no era cierto.

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Luces y sombras, siempre, en la trayectoria de una mujer que se hizo famosa como actriz, sobre todo dramática (aunque en su etapa argentina cultivaría con éxito la “alta comedia”), que también practicó la literatura, que fue profesora en la Escuela de Cine de entonces, que acabó dedicándose casi por entero al teatro, y que en varias de estas facetas fue una adelantada a su tiempo. Así la están contemplando diversas ensayistas (Sonia García López, Victoria Fonseca, Nancy Berthier, Marina Díaz), todas ellas mujeres que la entienden en tal dimensión, antes ignorada o dejada en muy segundo plano.

El ciclo que desarrolla Filmoteca Española con motivo del falso Centenario de su nacimiento –Ana Mariscal vino al mundo realmente en 1921– incluye las importantes restauraciones de Segundo López… y El camino, pero también películas “alimenticias” entre su docena de realizaciones, como Feria en Sevilla, Los duendes de Andalucía o Vestida de novia. Muestra que ojalá sirva para lograr la suficiente distancia crítica sobre una filmografía sin duda reveladora de un tiempo, una circunstancia y un país.