Image: ¿A quién te llevarías a una isla desierta?: Nuevos tiempos, nuevos actores

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Cine

'¿A quién te llevarías a una isla desierta?': Nuevos tiempos, nuevos actores

Jota Linares dirige esta película estrenada en Netflix, donde adapta su propia obra teatral, coescrita con Paco Anaya, para contarnos un drama generacional

19 abril, 2019 02:00

El gaditano Jota Linares (1982) desarrolló una intensa labor en el mundo del cortometraje con títulos como Ratas (2012) o Rubita (2014) antes de lanzarse al largometraje con Animales sin collar hace pocos meses, donde narraba el drama de la corrupción en España desde el punto de vista de la intimidad de una pareja. Ahora regresa con la superior ¿A quién te llevarías a una isla desierta?, recién estrenada en Netflix, donde adapta su propia obra teatral coescrita con Paco Anaya para contarnos un drama generacional sobre cuatro jóvenes, dos chicos y dos chicas en sus veinte, que comparten piso en Madrid en la última jornada de su vida en común. Con un tono que oscila entre el melodrama y la nostalgia, Linares construye una película cargada de melancolía que deja buen poso en su hermoso final.

Es la oportunidad de ver a una nueva generación de actores en acción. El protagonista, Pol Monen está magnético en la piel de personaje misterioso y atormentado con un lado oculto. Andrea Ros conmueve con su vulnerabilidad como aspirante a actriz de vida alocada; Jaime Lorente, un intérprete con un talento natural para meterse en personajes muy distintos y darles credibilidad, refleja con emoción la mezcla entre ventajismo y padecimiento de su personaje mientras María Pedraza convence con su papel de una chica más bien ingenua que de repente descubre el mundo. Son actores jóvenes pero curtidos, capaces de salvar una escena tan difícil como la de la catarsis y a su servicio está un filme que gana con el tiempo, casi siempre sorprendente.

Director con ojo para la puesta en escena, Linares construye un escenario verosímil con ese apartamento estudiantil que se convierte en escenario y protagonista del filme. Tras un arranque dubitativo y algunos defectos de forma como la música, algo tópica, la película va ganando fuerza a medida que se revelan las pulsiones interiores de los personajes. Linares evita con astucia los clichés dramáticos del cine juvenil para negar un final previamente anunciado y conmovernos con una secuencia final entre Monen y Ros que vuela a gran altura interpretativa y deja con el corazón en un puño porque la vida se parece a ¿A quién te llevarías a una isla desierta? y eso duele.

@juansarda