Image: Mike Leigh y su elogio a la familia

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Cine

Mike Leigh y su elogio a la familia

El británico presenta a concurso Another Year, una eficaz comedia agridulce

16 mayo, 2010 02:00

Oliver Maltman, Lesley Manville y Ruth Sheen en una escena de Another Year

Carlos Reviriego (Cannes)
Un año en la vida de una pequeña familia inglesa y sus más allegados. Cuatro estaciones con sus combates ordinarios y sus horizontes existenciales. Si en Happy, Mike Leigh puso en práctica su tono más jovial y ligero, Another Year sigue la misma senda, aunque con mayor equilibrio y precisión en su propósito, y escenifica un delicado relato sobre la búsqueda de la felicidad que bascula constantemente de la comedia al drama. Como es habitual en el director británico, hay algo de exploración social en este nuevo filme (los anhelos personales de la clase trabajadora), pero sobre todo se vuelca en los retratos humanos de sus personajes, todos ellos incorporados por un magnífico plantel de actores que más que interpretarlos, los habitan.

El corazón de la historia apunta a la necesidad de sentirse acompañado en la travesía de la vida, mientras que el centro gravitatorio del filme está formado por Tom y Gerri (Jim Broadbent y Ruth Sheen), un matrimonio felizmente casado y extraordinariamente cómplice. En su casa de clase media con huerto es, por tanto, donde transcurre prácticamente todo el peso de la acción. En esta residencia bien avenida entran y salen la solitaria Mary (Lesley Manville, cuya conmovedora interpretación se postula como firme candidata a la Palma de Oro), el hijo de ambos Joe (Oliver Maltman), y Ken (Peter Wight), el amigo alcohólico y con sobrepeso de Jim. En la segunda parte del filme -en los capítulos del otoño y el invierno- entran en escena la adorable Katie (Karina Fernandez), novia de Joe, y el taciturno Ronnie (David Bradley), un hermano de Jim que acaba de enviudar. Relaciones de dependencia y emociones en conflicto que, con su poso agridulce, emergen finalmente como un elogio a las ataduras familiares, sean biológicas o no. En este filme, todo aquel que vive solo es un ser desgraciado y patético, un minusválido emocional que ahoga sus insuficiencias de afecto en una botella.

No se libra la cinta de cierta condescendencia, de una dulzura que nunca se permite ceder demasiado terreno a la crudeza de los embates cotidianos, pero el propósito de Mike Leigh es encandilar al espectador con toda una gama de emociones que van de la esperanza a la desesperación, de la muerte al nacimiento, del amor a la amistad. Another Year está rodada con elegancia y ligereza, como un dispositivo de raíz teatral que privilegia los diálogos sobre la imagen, de fotografía limpia y neutra. Todo transcurre con solidez, armonía y naturalidad y, aunque lejos del refinamiento dramático de Secretos y mentiras, esta nueva pieza de cámara de Mike Leigh sí ha entregado al espectador de Cannes algunos brillantes momentos de humor y emoción.