Image: Naia del Castillo y la moda imposible

Image: Naia del Castillo y la moda imposible

Exposiciones

Naia del Castillo y la moda imposible

14 julio, 2005 02:00

El árbol del joyero, 2005

Espacio Distrito Cu4tro. Plaza de las Salesas, 4. Madrid. Hasta el 23 de julio. De 1.850 a 11.000 e

Con el premio Festival Off de PhotoEspaña05 se ha subrayado la singularidad de la obra y el acierto del montaje de esta exposición de Naia del Castillo (Bilbao, 1975), en cuya práctica la fotografía, siendo una constante, viene a resultar el subproducto de una operación principal centrada en el objeto (realización de vestidos y complementos de una moda impracticable, imposible, al tiempo que simbólica) y derivada a una actuación o performance en la que se pone a prueba el sentido de los objetos sobre los cuerpos de unos modelos. En cualquier caso, en estas propuestas, por más que la fantasía y la construcción de la imagen sean de orden objetual, escultórico, no cabe duda de que su narrativa se ve corroborada y se matiza por la intervención fotográfica, en especial mediante la teatralidad de las poses. Esa intervención implica en este caso la colaboración -con la artista y los modelos- de una tercera persona, el fotógrafo, ya que Naia -como tantos artistas plásticos actuales- prefiere siempre delegar ese trabajo. La deliberación y el acierto del montaje de estas obras (cuatro propuestas objetuales y cuatro fotográficas) en ámbitos tan intimistas y domésticos como los de la galería Espacio Distrito Cu4tro (un piso de dos habitaciones amplias, de tono burgués, decoradas con antiguas chimeneas y de balcones herméticamente cerrados) contribuyen a subrayar el interés por el mundo de lo femenino, lo privado y lo secreto, que imprime carácter a las propuestas de Naia.

A las prácticas feministas el nuevo arte corporal -el arte con el cuerpo- ofrece un medio extraordinariamente eficaz tanto para evidenciar la subjetividad, cuanto para desafiar normas establecidas. Relacionar, además, arte corporal con arte objetual (referido aquí al universo de las joyas y los vestidos suntuosos) facilita la exploración sobre percepción e identidad, comportamientos y procesos, sexualidad y diferencias de género. En las cuatro composiciones de este proyecto -Ofrendas y Posesiones- Naia ha añadido una atención directa al criterio de ornamento, como se comprueba en la imagen neobarroca de En el jardín y en El árbol del joyero, integrado por sortijas; e igualmente desarrolla el concepto de ceremonia, como vemos en esa especie de ballet detenido de Las dos hermanas -de figuras prácticamente siamesas-, y en la enigmática escena de La Urraca, que recuerda las fantasías y temores nocturnos de Fössli, dando un tinte romántico al registro postsurrealista de su trayectoria.