Image: Las damas de Oriente

Image: Las damas de Oriente

Ensayo

Las damas de Oriente

Cristina Morató

14 julio, 2005 02:00

Cristina Morató. Foto: Alberto Cuéllar

Plaza & Janés. Barcelona, 2005. 400 páginas, 18 euros

Cristina Morató añade un nuevo volumen a su gran obra en marcha, dedicada a la recuperación de las grandes mujeres viajeras. Primero hizo un amplio barrido panorámico en Viajeras intrépidas y aventureras, después se detuvo en el último continente explorado con Las reinas de áfrica. El filón no se agota y ahora publica las biografías de siete mujeres que vivieron un particular idilio con países de Oriente Próximo: Lady Mary Wortley Montagu, Lady Hester Stanhope, Lady Jane Digby, Isabel Burton, Gertude Bell, Freya Stark y Agatha Christie.

La visita a estas vidas de mujeres excéntricas, nos convence de que la raza a la que pertenecieron ya no existe, y lo mismo podemos decir de su mundo. Leer estas biografías debería ser requisito obligado para cualquier cliente de lo que ahora llamamos "turismo de aventura". Tal vez muchos abrirían los ojos y renunciarían a sus pinitos.

Lady Montagú, esposa del embajador británico en Estambul en 1716, fue el primer occidental que visitó un harén imperial otomano. Este dato nos recuerda hasta qué punto Oriente, y no digamos áfrica, eran dimensiones desconocidas para Occidente hace apenas tres e incluso dos siglos. Su contribución a la creación de la vacuna contra la viruela, descubierta por Jenner en 1879, es deuda contraída en Estambul. La primera europea que pisó Palmira fue Lady Hester: muchos árabes la creyeron una diosa. Lady Jane, aristócrata como sus predecesoras, siguió los pasos de Hester, y fue aún más lejos. Se casó con un beduino del desierto tras una intensa vida amorosa a la europea. El matrimonio fue feliz veinticinco años. La de Gertrude Bell es quizá la vida más novelesca. Fue la mujer más poderosa del Imperio Británico y quien trazaría las fronteras del moderno Irak. El caso de Agatha Christie nos demuestra que para ser novelista hay haberse encontrado alacranes en un saco de dormir.