'The Weather Project' (2003), de Olafur Eliasson.

'The Weather Project' (2003), de Olafur Eliasson.

Arte

De Sorolla a Hockney, sube la temperatura del arte: diez obras para pensar el verano

Para dar la bienvenida a la estación más calurosa, seleccionamos una decena de cuadros que proponen un viaje en tres actos: el placer, la contemplación y la crisis climática. 

Más información: David Hockney celebra una fiesta en la piscina de la Fundación Louis Vuitton de París

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Durante semanas esperamos con deseo la llegada del verano: el calor, los mapas abiertos, las playas y las piscinas nos prometen cierto alivio.

La naturaleza cambia de color, las ciudades se llenan de turistas y la luz alarga los días transformando nuestra cotidianidad.

El arte ha capturado la intensidad estival desde diferentes registros, desde las escenas luminosas de Sorolla hasta la ironía de Carlos Pérez Siquier o las plásticas piscinas de David Hockney.

El verano también es pausa, como ese gran sol de Olafur Eliasson y, también, alarma: el calor ya no solo es un síntoma sino datos sobre la emergencia climática.

Para dar la bienvenida al verano, seleccionamos 10 obras que proponen un viaje en tres actos: el placer, la contemplación y la crisis.

Portrait of an Artist (Pool with Two Figures) (1972)

David Hockney

'Portrait of an Artist (Pool with Two Figures)', David Hockney.

'Portrait of an Artist (Pool with Two Figures)', David Hockney.

Una gran parte de la obra de David Hockney evoca irremediablemente al verano, el sol, la naturaleza vibrante y, sobre todo, las piscinas.

En 1964, durante su primera visita a Los Ángeles, quedó fascinado por la luz, la arquitectura y el estilo de vida marcado por el agua. Ese mismo año pintó su primera piscina, enfrentándose al reto de representar el agua, sus ondulaciones y sus destellos.

Portrait of an Artist (Pool with Two Figures), pintada en 1972 en Saint Tropez, muestra a su ex pareja, Peter Schlesinger, vestido con chaqueta roja observando a un joven que nada desnudo.

Más allá de su aparente serenidad, la escena está cargada de tensión emocional y distancia. En 2018, la obra se convirtió en una de las más icónicas del artista al ser subastada por más de 90 millones de dólares, logrando entonces el récord de una obra de un artista vivo.  

La playa (1972-1980)

Carlos Pérez Siquier

Carlos Pérez Siquier fue uno de los grandes fotógrafos españoles del siglo XX.

Miembro fundador del grupo AFAL y Premio Nacional de Fotografía 2003, en los años 70 dio el salto al color con la serie La Playa, centrada en las abarrotadas playas mediterráneas llenas de turistas. “Cambiaron las costumbres y también la forma de mirar”, destacó en una entrevista con El Cultural.

En estas imágenes, se perciben influencias del pop combinadas con la fina ironía del fotógrafo sobre la sociedad de consumo.

“Este fomento del turismo ha tenido para mí ciertas interrogaciones éticas —admitió—, pues he visto cómo playas y paisajes paradisíacos de mi tierra y de mi país fueron invadidos por el turismo de masas”.

Marbella, 1974, de Pérez Siquier.

Marbella, 1974, de Pérez Siquier.

Niños en la playa (1910)

Joaquín Sorolla

Si pensamos en un artista que haya representado la playa, el mar y la niñez, es inevitable mencionar a Joaquín Sorolla.

Durante los meses de junio y septiembre de 1909, el pintor trabajó en Valencia, donde realizó varias escenas marinas como Niños en la playa.

Maestro de la luz, Sorolla pintó este cuadro de gran formato directamente del natural, centrando su atención en el movimiento del agua, los destellos del sol sobre el mar y los cuerpos desnudos de tres niños jugando en la orilla del mar.

Esta reconocible escena transmite la inocencia y la libertad de la infancia fundidas con el paisaje mediterráneo.

Chicos en la playa, Sorolla.

Chicos en la playa, Sorolla.

Niñas en la playa (1884)

Mary Cassat

Figura destacada del impresionismo y una de las pocas mujeres del grupo, Mary Cassat fue una brillante pintora que centró parte de su obra en representar escenas cotidianas vinculadas a la infancia y la maternidad.

Cuando presentó esta pintura en la octava —y última— exposición impresionista en 1886, Cassat era una pintora consolidada.

En Niñas en la playa muestra a dos niñas pequeñas jugando absortas en la arena, captando con delicadeza la ternura e inocencia propias del mundo infantil.

La luz del verano baña la escena, rebotando en los vestidos, los sombreros y los cubos, demostrando la maestría del Cassat en el uso del color y la representación de momentos de intimidad.

'Niñas en la playa', Mary Cassat.

'Niñas en la playa', Mary Cassat.

Bañistas en Asnières (1984)

Georges Seurat

El impresionismo dejó una gran cantidad de escenas estivales y Bañistas de Asnières es una de las más singulares.

En ella, Georges Seurat, pionero del puntillismo, retrata a varios hombres y niños descansando en las orillas del Sena, en un suburbio industrial al noroeste de París.

Pintada cuando apenas tenía 25 años, la obra fue rechazada en el Salón Oficial de la Primavera de 1884.

Con figuras hieráticas, representadas de perfil y absortas en sus propios pensamientos, la escena transmite una calma inquietante. En manos de Seurat, el verano se convierte en un espacio de contemplación moderna, cargada de extrañeza. 

'Bañistas en Asnières', de Georges Seurat.

'Bañistas en Asnières', de Georges Seurat.

Sea watchers (1952)

Edward Hopper

En los cuadros de Hopper siempre hay más de lo que parece a primera vista.

Maestro indiscutible de la melancolía y la contemplación, en Sea Watchers capta una escena en la que una pareja observa en silencio el horizonte.

El mar, el cielo y la ropa mecida por el viento convierten ese instante cotidiano en un espacio abierto a la introspección.

Los protagonistas, vestidos con traje de baño, permanecen en silencio, cada uno ensimismado en su propio pensamiento, transmitiendo una inquietante sensación de desconexión emocional y aislamiento.

Sea watchers (1952), de Edward Hopper.

Sea watchers (1952), de Edward Hopper.

La siesta después de Millet (1889-1890)

Van Gogh

Pintada en los últimos meses de vida de Van Gogh, esta escena luminosa reinterpreta Descanso al mediodía de Jean-François Millet, uno de los artistas más admirados por el pintor.

Dos campesinos duermen junto a una carreta en mitad del campo, en las horas más calurosas del día.

La obra ha sido interpretada tanto como una celebración de la vida rural como una sutil denuncia de la dura realidad del trabajo agrícola.

Más allá de la posible carga social, La siesta después de Millet transmite una profunda sensación de tranquilidad y sosiego.

Considerada una de las grandes obras finales del pintor, Van Gogh capta un verano humilde y silencioso donde el cuerpo y el campo se sincronizan bajo el sol.

'La siesta después de Millet', de Van Gogh.

'La siesta después de Millet', de Van Gogh.

The Weather Project (2003)

Olafur Eliasson

A Olafur Eliasson le interesa alterar la percepción del espectador y llevarlo a una reflexión activa sobre lo que ve y cómo lo ve.

En 2003, su célebre The Weather Project ocupó la Sala de las Turbinas de la Tate Modern de Londres.

Una gran esfera iluminada, suspendida bajo un techo cubierto de espejos, simulaba un sol artificial envuelto en neblina. Con esta instalación, el artista transformó el espacio museístico en una experiencia sensorial de luz, escala y contemplación.

Miles de visitantes se sentaron o tumbaron en el suelo a observar esta instalación que desdibuja los límites entre lo natural y lo artificial.

Con esta obra, Eliasson invita a reflexionar sobre cómo experimentamos fenómenos cotidianos como la luz, el tiempo o la relación con la naturaleza, abriendo preguntas en torno a la mediación, la representación y nuestra relación con el entorno.

The Weather Project (2003), de Olafur Eliasson.

The Weather Project (2003), de Olafur Eliasson.

Mapping Active Fire Data

Esther Pizarro

Con la llegada del verano proliferan los temidos incendios forestales que cada año arrasan con más virulencia los montes del planeta.

En Mapping Active Fire Data, la artista Esther Pizarro recoge y traduce en clave visual los datos de incendios ocurridos entre 2008 y 2017 a escala global, con el objetivo de visibilizar y la creciente pérdida de superficie terrestre.

A partir de información científica -como superficie quemada, emisiones de CO2 y número de incendios- procedentes de la NASA y otras fuentes, el trabajo convierte ese registro en un paisaje lumínico y sonoro de gran impacto poético.

Con Mapping Active Fire Data, el dato se transforma en experiencia e invita a despertar la conciencia ambiental del espectador.

'Mapping Active Fire Data', de Esther Pizarro.

'Mapping Active Fire Data', de Esther Pizarro.

Sun and See (Marina) (2019)

Rugilė Barzdžiukaitė, Vaiva Grainytė and Lina Lapelytė

En 2019, Rugilė Barzdžiukaitė, Vaiva Grainytė and Lina Lapelytė representaron a Lituania en la 58.º Bienal de Venecia con Sun and See (Marina), una ópera-performance que convirtió el pabellón en una playa artificial y les valió el León de Oro.

Arena, crema solar, sillas plegables, cuerpos tumbados al sol, móviles y niños jugando: la escena reproducía una jornada de verano aparentemente banal, observada desde una barandilla por el público.

De pronto, los bañistas comenzaban a cantar y sus voces abordaban temas como la crisis climática, el turismo de masas o la indiferencia ante el colapso ambiental.

“El eje sobre el que se articula todo el conjunto tiene que ver con un sol que cada vez calienta más y con una Tierra que se agota. Nos centramos en los temas ecológicos”, aseguraron los artistas a El Cultural. La obra convierte el verano en un espacio donde el placer convive con el colapso.

Sun and See (Marina) (2019).

Sun and See (Marina) (2019).