Carlos García-Alix

Carlos García-Alix Daniel Hidalgo

Arte La Penúltima

Carlos García-Alix: "Habito cierta esquizofrenia entre la imagen y la palabra y por eso he sido un pintor infiel"

Ningún lenguaje se le resiste a este contador de historias. Autor de 'Madrid-Moscú' (T-Ediciones, 2003), pintor y cineasta, expone 'Algunas noches' en la galería Tiempos Modernos de Madrid.

4 noviembre, 2023 02:23

¿Qué libro tiene entre manos?

Chevreuse, de Patrick Modiano y, esperando turno, la última entrega de los Diarios de Rafael Chirbes.

¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?

Si es una novela, que no me la crea. Si es un ensayo, que dude de su rigor o que mi propia ignorancia me impida seguirlo. Y bajando más a tierra, el cansancio, el sueño.

¿Con qué personaje cultural le gustaría tomar un café?

Con los restauradores de las pinturas de Velázquez o Goya del Museo del Prado.

¿Recuerda el primer libro que leyó?

No, seguramente sería uno de Tintín. Todavía conservo una edición para niños de La Iliada publicada por Aguilar que me regalaron mis padres cuando tenía once años.

¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?

Soy de papel, exceptuando la prensa diaria que consulto en el móvil. Me gusta leer por la noche, en la cama.

¿Qué experiencia cultural cambió su manera de ver el mundo?

Una sesión continua en el cine Montija de Bravo Murillo a finales de los sesenta, con Campanadas a medianoche de Orson Welles y El tesoro de Sierra Madre de John Huston. Camino de casa pensaba que contar historias era el oficio más bonito del mundo.

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¿Le presentamos como pintor, escritor o cineasta?

No me considero escritor y menos cineasta. Habito una cierta esquizofrenia entre la imagen y la palabra y por eso he sido un pintor infiel. Pero soy pintor, vivo de ello.

¿Es entonces la pintura el lenguaje con el que se siente más cómodo?

Sí, la practico desde hace muchos años y me da una seguridad y confianza que no tengo cuando escribo. Eso sí, ya sea pintando o escribiendo, vivo un cierto trance, a veces gozoso y otras no tanto, que mientras me hace sentir al otro lado, en la fantasía, en el sueño, en la creación.

Pone el foco en esta exposición en lo nocturno, ¿qué es lo que tanto le interesa de ese momento del día?

Me interesa su color, tan rico y diverso, tan imposible de captar por una lente, pero no por el ojo. No es igual el azul de una noche de verano que el de una de invierno, o el de la noche en la costa y el de la noche en el monte. En esta exposición recupero el paisaje urbano nocturno.

¿Se cree eso de que la pintura ha muerto?

La primera pintura de la humanidad, hasta la fecha, es un cerdo. Vive desde hace 45.000 años en una cueva de las islas Célebes, en Indonesia. Una tradición tan vieja y con tan profunda raíz no muere fácilmente y rebrota cuando quiere. Seguramente la pintura ya no tenga el estatus que tuvo en otro tiempo, pero goza de buena salud.

¿Y de qué artista le gustaría tener una obra en casa?

De dos: José Gutiérrez Solana y Mario Sironi.

¿Cuál es la última exposición que ha visitado?

La de Ben Shahn en el Reina Sofía. Empecé a interesarme por él en los setenta, gracias a unas monografías baratas y bastante buenas que publicaba la editorial norteamericana Dover. Es un pintor y un dibujante excepcional.

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¿Le importa la crítica, le sirve para algo?

Me importa y me afecta. Y en mis inicios más. Me desvelaba aspectos de mi trabajo que no había visto, me hacía pensar y me conectaba con pintores que desconocía.

¿Qué obra teatral le ha impactado recientemente?

Aunque no sea tan reciente, no puedo olvidar una Medea de Blanca Portillo en el Teatro Romano de Mérida.

¿Qué película ha visto más veces?

Barry Lyndon, de Stanley Kubrick. La vi antes de cumplir los veinte y sigo enamorado de Marisa Berenson.

¿Qué música escucha en casa?

De todo tipo y según vaya mi estado de ánimo. De Schubert, Bach o Vivaldi en bucle, a Dylan, Los Enemigos, Camarón, Frazey Ford o Beth Orton. Soy bastante ecléctico.

¿Le gusta España?

Tengo una relación de amor-odio. Es un país áspero, con mucha ignorancia y mala leche, poco dialogante.

Una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.

Invertir en todos los ciclos de la educación.