Vista de la exposición 'Lejos del vacío. ZERO y el arte de posguerra en Europa' en el IVAM

Vista de la exposición 'Lejos del vacío. ZERO y el arte de posguerra en Europa' en el IVAM

Arte

El arte que frenó el brutalismo y el caos derivado de la II Guerra Mundial

El IVAM muestra en Valencia 175 piezas para repasar los movimientos que tuvieron lugar en Europa entre 1957 y 1966 como reacción a la gestualidad del arte de posguerra.

16 octubre, 2022 03:37

Acostumbrados a que todo suceda al mismo tiempo, sin que nada nos sorprenda por contradictorio, incluso hoy resulta difícil entender cómo el Pop Art surgió y convivió con el Minimal como algo completamente opuesto, aunque obediente al sentir de una época.

Lejos del vacío. ZERO y el arte de posguerra en Europa

IVAM. Valencia. Comisario: Bartomeu Marí. Hasta el 12 de febrero de 2023

Pero también una década antes, cuando el Expresionismo y su versión informalista se convirtieron en refugio ante la experiencia de la devastación tras la Segunda Guerra Mundial, hubo una serie de artistas que emprendieron prácticas enfrentadas al dominante amparo de la gestualidad, el brutalismo y el caos.

Estos artistas, desde Düsseldorf, Ámsterdam, Amberes, Milán o Zagreb, a los que se une el Equipo 57 en París, crearon grupos diversos con el objetivo de dar una oportunidad a la forma, aún con muy distintas derivaciones.

La luz, el color, el movimiento y los nuevos materiales llevaron a estos artistas del lienzo a la escultura y del papel a las instalaciones

Entre estos colectivos, el grupo ZERO (Heinz Mack, Otto Piene y Günther Uecker) sería el referente. Como antes lo fuera el arte concreto –Abstraction-Création o Cercle et Carré– y las experiencias alumbradas por las vanguardias y artistas como Theo van Doesburg, László Moholy-Nagy o incluso el propio Marcel Duchamp.

A partir de un impecable montaje, la exposición Lejos del vacío. ZERO y el arte de posguerra en Europa plantea un detenido repaso de las aportaciones de estos artistas, en su momento eclipsadas por la sombra informalista.

Vista de una de las salas en el IVAM

Vista de una de las salas en el IVAM

Línea, punto, reducción, áreas, estructura, son algunos de los conceptos que, del lado de proclamas como “la calma de la inquietud”, “colaboración”, “acción” o “la libertad de la lógica”, se amalgaman entre cuadrículas, círculos y flechas, en un esquema que Heinz Mack tituló Posibles concepciones en 1966 y que encontramos enmarcado al final de la exposición.

Estos principios que sustentaron al grupo Zero asoman, sala tras sala, abriendo paso a lo que acabaría denominándose como op art y arte cinético. Materializadas en propuestas heterogéneas, estas experiencias reflejan el espíritu de otra época que no cerró del todo los ojos al racionalismo y que pudo encontrar en la ciencia un atisbo de esperanza para un arte herido de muerte.

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El grupo Zero compartió sus ideas con otros grupos como Gutai, MID, Null o GRAV, siendo la experimentación un amplio espacio de encuentro que fijaba la atención en ámbitos, materiales y técnicas muy distintas y puso en relación a artistas tan diferentes como Piero Manzoni, Dadamaino, Jean Tinguely, Lucio Fontana, Gianni Colombo, Daniel Spoerri o Yves Kein.

La luz, el color, el movimiento y los nuevos materiales fueron cuestiones de interés que llevaron a estos artistas del lienzo a la escultura y del papel a las instalaciones o las performances y de los que esta exposición da cumplida muestra en 175 piezas.

Yves Klein: 'Cosmogony (COS 43)', serie 'Antropometrías', 1960. IVAM

Yves Klein: 'Cosmogony (COS 43)', serie 'Antropometrías', 1960. IVAM

Una primera sala inicia el animado recorrido expositivo en 1957, cuando surgieron las celebradas exposiciones de una sola noche (las Abendausstellungen) con el foco puesto en las monocromías, en obras como Weisses Objekt (1959) de Günther Uecker, Weissse Struktur (1959) de Gerhard von Graevenitz y Crocefissione, concretto spaziale (1959) de Lucio Fontana.

De otra parte, La Fine de Dio (1963) también de Fontana, junto al interesante Volume (1959) de Dadamaino presentan los rasgamientos y perforaciones del lienzo para dejar ver la pared, llevando la pintura a su radical objetualización. Destaca aquí el impresionante lienzo de Piero Dorazio Erispica bleu (1959), junto a Dynamische Struktur (1962) de Heinz Mack.

Estas experiencias reflejan el espíritu de otra época que no cerró del todo los ojos al racionalismo

Lo reductivo, la despersonalización, las monocromías y la repetición, son algunos conceptos sobre los que se sustentará poco tiempo después el Minimal Art y se presentan aquí en primer término, y después en otras salas. Así, en la segunda, el siempre insurrecto Piero Manzoni extrema la condición de la pintura y su materialidad con los extraordinarios Achrome (1960 y 1963).

El cuestionamiento de la actividad artística, y con ello de la propia naturaleza del arte, asoman en obras como Corpo d’aria n. 28 (1950-1960). Del lado del perturbador accionismo de Manzoni aparece una de las obras esquinadas de Enrico Castellani 61-037 (1961), mientras Gerhard von Graevenitz anticipa la eclosión del arte cinético con Kinetic reliev (1962).

Vista de la exposición en el IVAM

Vista de la exposición en el IVAM

Entre sucesivas estanterías a lo largo de la exposición, en las que se recogen películas, carteles y documentos, como muestra de la intensa actividad de estos artistas, la tercera sala pone en relación con Yves Klein a Jean Tinguely. Las monocromías dan paso aquí al cinetismo y el arte performativo, en tanto Daniel Spoerri con Tableau Piège (1960) pone el contrapunto con sus acumulaciones de objetos, abriendo un nuevo vértice de actividad con los Nouveaux réalistes.

La creación colectiva en el despertar del interés por el movimiento y las tecnologías del momento, así como la búsqueda de la relación del arte con la arquitectura y el diseño, se ponen de manifiesto en obras de artistas diversos pertenecientes al Grupo T, Grupo N y Equipo 57.

Finalmente, obras de Gianni Colombo, Piero Dorazio, Hans Haacke y Otto Piene, con Nanda Vigo y Grazia Varisco (únicas mujeres representadas en la exposición) conducen a la efectista sala final donde conviven las experiencias cinéticas de Heinz Mack o las ópticas de Christian Megert con un muy interesante documental de Brian de Palma, The Responsive Eye (1965), en el que se compendia el otro sentir de una época que miraba ilusión el futuro.