Image: Klein, viaje al vacío

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Exposiciones

Klein, viaje al vacío

Vídeos y performances

20 mayo, 2011 02:00

Primera performance antropométrica, 9 de junio, 1958

Galería Cayón. Orfila, 10. Madrid. Hasta el 25 de junio.

La relación de Yves Klein con el cine experimental, iniciada en 1954 con la redacción del guión La guerra entre la línea y el color, o hacía la proposición monocroma, fue una relación permanente. La película, como otros muchos de sus proyectos visionarios, jamás llegó a filmarse. Tampoco se rodó Azul-Azul, programada, en colaboración con su amigo Sacha Sosno, para septiembre de 1962, cuando un ataque cardiaco terminó con la vida de Klein el 6 de junio de ese año. Tenía 34, y una de las últimas películas que vio fue Mondo Cane, proyectada en Cannes, en la que Gaultiero Jacopetti destrozaba, malinterpretándola y distorsionándola, una de sus célebres Antropometrías -pinturas realizadas con el cuerpo desnudo de las modelos como pincel-, lo que influyó decisivamente en el desencadenamiento de su crisis cardiaca.

La galería Cayón, en colaboración con los Archivos Yves Klein, y bajo el algo equívoco título de Vídeos y performances, ha reunido las películas realizadas bajo la dirección de Klein en las que filmó algunas de sus performances, realizadas en las inauguraciones de sus exposiciones, entre 1957 y 1961, y también algunos documentos singulares. En un momento de recuperación de nombres obviados en su época, es un gozo intelectual y una certificación de criterio la contemplación de acciones radicales en el momento de realizarlas y que hoy reconocemos como generadoras de la sensibilidad y el concepto artístico contemporáneos.

Las doce bengalas que queman la tela del cuadro azul durante la inauguración de Proposición monocroma, en Colette Allendy; la más rotunda de sus Antropometrías, la de Época Azul, en la Galerie Internacional d'Art Contemporaine -a la que acompaña la Sinfonía monótona silencio, de 1947- y, sobre todo, la fascinadora secuencia de la realización de Pintura de fuego, esgrimiendo ante las modelos un quemador llameante que deja en mero juego exhibicionista el cañón de Barceló para la cúpula de Ginebra, bien merecen una atenta visita.