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Mònica Planes: nueva vida para el hormigón

La ganadora de la VIII Edición del Premio a la Producción Artística de la Fundación Banco Santander presenta una serie de esculturas que muestran la fragilidad de este material

30 septiembre, 2021 17:22

Seguramente para muchos el hormigón sea ese material denso y grisáceo que se utiliza para la construcción. Algo resistente, duro, casi imposible de romper. Sin embargo, este se adapta a las necesidades de quien lo trabaja. Mònica Planes, ganadora de la VIII Edición del Premio a la Producción Artística que la Fundación Banco Santander concede junto a Open Studio, no quería “trabajarlo en masa”, buscaba “un proceso más lento que pusiese en valor sus componentes y mostrara su lado más delicado”. Los resultados de su investigación se pueden ver este jueves en los estudios de Nave Oporto, en el barrio de Carabanchel.

Para Planes la concesión del premio, que consiste en una residencia de tres meses y una dotación económica que ayuda a sufragar la estancia, le ha servido para salir de Barcelona, donde reside, y conocer otro contexto. Durante este tiempo la artista ha empezado a pensar en la forma, el ritmo y el tiempo de la escultura desde una perspectiva de la danza y la coreografía. Además, aunque ha seguido trabajando en la investigación que tenía en marcha, “al conocer a otros artistas con otras inquietudes” le han “surgido otro tipo de preguntas”, afirma. 

Su tesis consiste en que el hormigón, que “constituye la mayor parte del entorno en el que vivimos y que nos es familiar, siempre nos lo encontramos como algo cerrado en sí mismo”. Esa es la razón por la cual la catalana “quería seguir un proceso de apertura”. Pero, ¿cómo?

La delicadeza del hormigón

'Sin título', 2021

Aunque es un material que le fascina también le tiene manía. Es accesible, fácil de usar, muy barato y permite construir. Pero también ofrece la posibilidad de trabajar con la técnica del hormigón armado que no es sino “la combinación del mismo con el hierro”. Habitualmente lo vemos en forma de paredes, de vigas, de columnas o de muros sin reparar en que puede tener otros usos. Y es ahí donde Planes lo convierte en una serie de esculturas de factura frágil y delicada

A esto se une el interés de la artista por el movimiento, algo que introduce en su trabajo. De modo que para llevar a cabo ese proceso de apertura la artista trabaja en dos fases. Para la primera, la más performática, prepara y define una serie de movimientos propios de un calentamiento físico, los interpreta y los repite en arena hasta que esta coge la forma. En la segunda esas acciones se fijan con cemento. Tras el secado de las mismas, se descubren unas esculturas que son el resultado de la suma de las acciones pasadas de sus piernas y brazos. 

Planes, a la que interesa la escultura por su presencia y su fisicidad y porque esta interpela al espectador de manera física, empieza el proceso sin tener una imagen clara de lo que será su trabajo. Es el propio proceso, durante el que va sumando movimientos, el que define la escultura final. A menudo creemos que el hormigón es un material muy resistente, “casi indestructible”, pero la artista quería obtener “algo que no sea eterno, que se pueda romper y resulte más delicado”. 

Introduciendo el hierro

Uno de los objetivos que se había fijado para esta serie era introducir el hierro en su trabajo. En realidad, “quería que la estructura de hierro sirviese para armar el hormigón y el movimiento, que sería como tener una estructura que articula los gestos que hago”, comenta. En la arquitectura ambos materiales se complementan pues uno “funciona bien en tracción y el otro en compresión”. Por eso, Planes buscaba una “escultura que canalizara la relación que tenemos con ese material y la que se puede llegar a tener”.

@scamarzana