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'Las hilanderas': Velázquez en estado puro

El Museo del Prado ha instalado la obra con un nuevo marco que oculta los añadidos del siglo XVIII e incorpora una serie de novedades técnicas que garantizan su mejor conservación

12 julio, 2021 15:54

Fue entre 1655 y 1660 cuando Velázquez pintó Las hilanderas. La tela pertenecía a la colección del Real Alcázar pero después del incendio de 1734 la monarquía necesitaba una nueva sede. Esta sería el actual Palacio Real y sus salas precisaban de decoración. Las hilanderas fue destinado al comedor del rey pero para ello “se creyó conveniente que creciera en tamaño”, comenta Javier Portús, jefe de Conservación del Museo Nacional del Prado. Así pues, en el siglo XVIII, cuando una de las grandes obras maestras del genio vio su tamaño adaptado a su nuevo espacio con una banda superior de cerca medio metro en la que se añaden el arco y el óculo y bandas más pequeñas en los extremos.

Durante este tiempo los visitantes de la pinacoteca han visto la pieza con la ampliación posterior lo cual ha afectado a la lectura del contenido de la pieza. “Es importante porque en el siglo XVIII se desplaza el eje de la pintura respecto a la voluntad de Velázquez”, explica Andrés Ubeda. Aunque tan solo se mueve 3.5 centímetros estos son suficientes para “que las líneas verticales de la composición se desplacen y para que cambie la comprensión de la lectura”. Además, esta intervención también altera el cuadro desde el punto de vista “cromático y narrativo”. Velázquez utilizaba el color como materia principal y "este en concreto tiene un sistema lumínico que depende en exclusiva del color lo que hace que la densidad cromática del original quede diluida”, arguye Portús.

Timelapse. Un nuevo marco para Las hilanderas

Si bien se había pensado que era un cuadro costumbrista, pues parecía una escena cotidiana en un taller de tapicería en la que vemos a dos damas en otro plano, en los años 30 del siglo XX algunos críticos creyeron que en realidad la obra tenía un contenido mitológico. Y estaban en lo cierto pues en 1664, cuatro años después de la muerte de Velázquez, en el inventario de bienes de Pedro de Arce, que se encontró en 1948, se cita un cuadro atribuido al maestro en el que se aportan otras medidas para La fábula de Aracne (más conocido como Las hilanderas). 

En el lienzo original la escena que se aprecia más alejada en realidad está más cerca y las damas son la diosa Palas discutiendo con Aracne sobre sus habilidades en el arte de la tapicería. Frente a ellas, una reproducción de El rapto de Europa que Tiziano pintó para Felipe II y que a su vez Rubens copió durante su viaje a Madrid en 1628-1629. Era una de las historias eróticas de Júpiter, padre de Palas, que Aracne había osado tejer y que sirvieron a Palas de excusa para convertirla en araña. 

Estado de conservación: delicado

Un nuevo marco para Las hilanderas

En un congreso de 1985 se constató que debido a su estado de conservación “no se podía plantear reducirla a sus dimensiones como se había hecho con otras obras como los retratos ecuestres de Felipe III y Margarita de Austria”, incide Portús. De modo que el Museo del Prado, como avanzó en febrero del año pasado, ha ideado un novedoso sistema de enmarcado que deja a la vista el cuadro original y guarda los añadidos del siglo XVIII. 

En esta nueva museografía, que se ha presentado en rueda de prensa este lunes, “vemos un cuadro reducido con un prototipo pionero, es un marco desarrollado para el Museo del Prado”, indica Andrés Úbeda. La nueva enmarcación, realizada dentro del proyecto Enmarcando el Prado con el apoyo de American Friends of the Prado Museum y el patrocinio de American Express, aúna criterios estéticos, de conservación preventiva y de sostenibilidad.

El sistema consiste en el diseño de un panel de enmascaramiento que permite la integración estética de la obra en la arquitectura de la sala sin alterar su percepción original y, simultáneamente, presenta prestaciones desde un punto de vista técnico que son indetectables para el público. De este modo, se crea una relación natural sin interferencias entre la obra maestra de Velázquez y las personas que la contemplan. Además, el nuevo marco no proyecta sombras y cuenta con una funda que lo protege, en caso de necesidad, del fuego y del agua. 

@scamarzana