Image: Chema Madoz, palabras y objetos

Image: Chema Madoz, palabras y objetos

Exposiciones

Chema Madoz, palabras y objetos

Chema Madoz

1 mayo, 2008 02:00

Sin título, 2007

Galería Moriarty. Libertad, 22. Madrid. Hasta el 7 de junio. De 1.700 a 12.000 e.

En una amplia entrevista realizada por Alejandro Castellote hace cinco años, Chema Madoz (Madrid, 1958) confesaba que veía difícil la posibilidad de un cambio sustancial en su obra y se vaticinaba a sí mismo una evolución lenta. Así ha sido. Y precisamente en la dirección que él presentía: frente a la más difundida identificación de su trabajo con la manipulación de objetos, señalaba otra faceta en la que pesaba más el "componente gráfico", en la frontera con la literatura y la música. También destacaba su interés por una forma de paisaje reducido a sus mínimos denominadores que parece haber merecido un menor desarrollo, aunque la veamos representada en esta exposición por la fotografía de unos charcos que forman un camino ondulante y que reflejan tímidamente las copas de unos árboles.

Claro que Madoz sigue utilizando y manipulando objetos, pero lo hace menos para crear situaciones paradójicas al alterar sus usos o para combinarlos de forma irónica que para "dibujar" con ellos. El mencionado componente gráfico de la obra del artista -que se ha ido acentuando con el tiempo- siempre existió, aunque antes atenuado por la creación de discretos efectos atmosféricos y lumínicos y por el uso de texturas materiales en las superficies de base para sus "esculturas efímeras". El progresivo aclarado y la homogenización de los fondos, la fidelidad al blanco y negro por lo general bastante contrastado y la insistencia en el nítido delineado de los perfiles fueron acercando sus fotografías al dibujo. Tendencia que se consolida ahora en una clara asociación de grafía y objeto. En una de las imágenes presentadas, una lupa reposa sobre la página de un libro cuyo texto ha sido borrado palabra a palabra por el efecto abrasador de la luz a través de la lente. De forma reveladora, la quemadura se ha detenido en una frase que dice "A word used for an object may be another word too". Vemos que se trata de un escrito sobre semiótica en el que se cita a Saussure y a Magritte -una referencia para Madoz- y en el que se afirma que el hecho de que objeto y palabra puedan reemplazarse uno a otro destruye la credibilidad de los signos establecidos. Esa maleabilidad o inestabilidad en los lenguajes es reflejada por Madoz en una relación ambigua entre signos y objetos. Hay en estas fotografías -en las expuestas y en las mostradas en la web de la galería- letras que son pequeñas esculturas, pero también otras modalidades de signos, otras formas de anotación o medición: notas musicales, relojes solares o grapas que marcan los milímetros de una regla. Signos que tienen una presencia física, una entidad material, a la vez que se inscriben en los sistemas abstractos con los que nos comunicamos datos sobre las dimensiones temporales y espaciales de la realidad y sobre nuestra situación respecto a ellas: horas y distancias, o ángulos. En una de las fotografías más grandes un particular arco se apoya en la pared, y su sombra dibuja un ángulo recto: unas coordenadas sobre las que las palas y el mango trazan el diagrama de no sabemos qué datos existenciales. Algunas veces ocurre además que en la imagen hay un sonido latente: la pronunciación de las palabras, de las letras, el tono musical, la lectura del reloj...