Viñedos en Santorini.

Viñedos en Santorini.

Vinos Enoturismo

Adiós a los clásicos: cinco regiones de vino desconocidas que están volviendo a la vida

El mapa del vino se está redibujando: más allá de las rutas clásicas, pequeñas regiones resucitan con fuerza y autenticidad. En otoño, estos destinos brindan la oportunidad de descubrir paisajes, historias y sabores inesperados.

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Cuando pensamos en vino, solemos dirigir la mirada a La Rioja o Burdeos. Sin embargo, lejos de los focos mediáticos, hay regiones que llevan años trabajando en silencio, recuperando viñedos olvidados, cepas autóctonas y tradiciones que estaban en riesgo de desaparecer.

Este otoño, tiempo de vendimias, colores rojizos y fiestas del vino, estas regiones únicas se convierten en destinos irresistibles. Desde rincones escondidos de España hasta paisajes volcánicos en Grecia, aquí tienes cinco lugares que invitan a levantar la copa y brindar por su renacer.

Sierra de Salamanca (Castilla y León, España)

El mosaico de montañas y valles de la Sierra de Salamanca guarda un secreto: la rufete, una uva olvidada que hoy vive un renacimiento inesperado. Con pequeñas bodegas familiares liderando el cambio, los vinos aquí son elegantes, ligeros y profundamente ligados al territorio.

El otoño realza el encanto rural de pueblos de piedra, senderos de castaños y aromas de vendimia. Para quien busca experiencias auténticas, este enclave es un recordatorio de que la innovación en el mundo del vino no siempre está en nuevas técnicas, sino en la voluntad de recuperar lo que estuvo a punto de perderse.

Sierra de Salamanca.

Sierra de Salamanca.

Eslavonia (Croacia)

Europa aún guarda joyas sin pulir esperando que los viajeros curiosos lleguen con copa en mano y ganas de explorar. Entre colinas verdes y bosques interminables, Eslavonia emerge como una de las cunas menos conocidas del vino europeo.

Esta región de Croacia está recuperando variedades tradicionales como la graševina, reivindicada con fuerza por nuevas generaciones de enólogos. Sus vinos son equilibrados, versátiles y sorprendentemente asequibles, lo que convierte el viaje en un descubrimiento accesible y emocionante.

Eslavonia.

Eslavonia.

El otoño regala paisajes de postal y fiestas de vendimia que mezclan música, gastronomía y hospitalidad local.

Ribeira Sacra (Galicia, España)

Entre cañones vertiginosos y ríos que serpentean como espejos, la Ribeira Sacra guarda siglos de viticultura heroica. El otoño tiñe las laderas de tonos rojizos, mientras pequeños viticultores rescatan variedades como la mencía o la godello.

Ribeira Sacra.

Ribeira Sacra.

Viajar aquí es sumergirse en un paisaje donde la vendimia aún se hace con manos curtidas y paciencia ancestral. Sus vinos son frescos, minerales y con una autenticidad difícil de encontrar en rutas más famosas.

Al recorrer monasterios escondidos y catar frente a los bancales de piedra, uno entiende por qué esta tierra vuelve a latir con fuerza entre los amantes del vino.

Santorini (Grecia)

Enclavada sobre paisajes volcánicos y rodeada por el azul del Egeo, Santorini sorprende con una viticultura tan extrema como fascinante. Sus cepas de assyrtiko crecen en forma de cesto, protegidas del viento y la arena, en un método único transmitido de generación en generación.

Santorini.

Santorini.

Los vinos resultan minerales, salinos, con una frescura que parece destilar el propio mar. En otoño, la isla ofrece un ritmo sereno, lejos del bullicio estival, y permite descubrir su lado más auténtico. Probar un blanco aquí no es solo un acto enológico, es una experiencia sensorial que conecta paisaje, historia y resiliencia en cada sorbo.

Swartland (Sudáfrica)

Una de las regiones de vino emergentes del Nuevo Mundo más recomendadas para visitar en otoño está en Sudáfrica. Swartland ha pasado de ser desconocida a convertirse en un epicentro de innovación vitivinícola, gracias a jóvenes productores que apuestan por técnicas naturales y variedades como la chenin blanc o la syrah.

Swartland.

Swartland.

Swartland cautiva por su paisaje árido y sus viejas viñas adaptadas al calor intenso y suelos milenarios. El movimiento de viticultores independientes ha revolucionado la zona, produciendo vinos con personalidad y un profundo respeto por el entorno. Pura autenticidad africana.