Vinos blancos para el invierno.

Vinos blancos para el invierno.

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Vinos blancos de invierno: qué son y con qué platos se disfrutan más

Los blancos de invierno son vinos ideales para el frío por ser más complejos que los blancos jóvenes, una alternativa a los tintos capaz de acompañar al recetario de la temporada.

24 noviembre, 2021 11:14

Los vinos blancos son, en general, más frescos, fluidos y fáciles de beber. Los vinos perfectos para contrarrestar las altas temperaturas de la primavera y el verano. Sin embargo, no todos los blancos son ligeros y refrescantes. Todo depende de la variedad y de la elaboración, de si la uva tiene más o menos carácter y de si el vino cría con sus lías o envejece unos meses en barrica. Aprendiendo a valorar todas estas variables, podremos disfrutar sin limitaciones estacionarias de una categoría de vinos interesante y placentera todo el año.

¿Qué es un vino blanco de invierno?

Los blancos de invierno no se beben tan fríos como los blancos jóvenes o los espumosos. Si bien todos estos suelen apetecer más en verano por su ligereza y su naturaleza refrescante y pueden servirse entre 6 y 10°C, con la llegada del frío podemos empezar a optar por otros estilos de vinos blancos, más complejos, carnosos y potentes, capaces de mantener el tipo antes las comidas calóricas que protagonizan las mesas invernales.

Los vinos blancos también son para el invierno.

Los vinos blancos también son para el invierno.

No sólo los tintos con buena estructura funcionan con las carnes, los guisos o los platos de cuchara que apetecen en estas fechas. También podemos elegir vinos blancos complejos, anchos en boca y con aporte de madera para acompañar las recetas del otoño y el invierno. Alternativas blancas que, eso sí, deben servirse entre 11 y 15°C si queremos percibir todos sus matices.

Los blancos de invierno son vinos con volumen, amables y redondos, con notas a frutas tropicales, vainilla, miel, chocolate blanco y toques tostados, propios de la crianza en roble. Blancos de chardonnay, de viura, viognier o garnacha blanca, con volumen y buena estructura, que se pueden tomar junto a una amplia variedad de recetas de invierno. Vinos secos, aunque también dulces, como los de cosecha tardía, ideales para alargar las sobremesas tras el postre o para gozar junto a una tabla de quesos, frutos secos y orejones.

Vino blanco y queso, maridaje de invierno.

Vino blanco y queso, maridaje de invierno.

¿Qué platos van mejor con un vino blanco de invierno?

Que los vinos blancos son solo para el pescado es algo que hemos desmentido muchas veces en Cocinillas. Los blancos de invierno, por su estilo y su estructura, resultan ideales para acompañar diferentes momentos alrededor de la mesa. Son una gran opción para los asados de carne, los guisos tradicionales, los arroces caldosos y los platos de cuchara que tanto agradecemos cuando bajan las temperaturas.

También combinan muy bien con setas, risottos, cremas y pasteles de calabaza con cierto dulzor, fondues de quesos, caldos y sopas con fondo de marisco, frituras de mar, e incluso con determinadas recetas de inspiración asiática. Los blancos de invierno son buenísimos compañeros de contrapuntos agridulces y pueden rebajar en el paladar la sensación del picante.

5 vinos blancos para tomar en invierno

Blancos de invierno.

Blancos de invierno.

  • Dominio de Berzal Parcelas. Los dos vinos blancos de la línea Parcelas de Dominio de Berzal, un viura y una garnacha blanca, reivindican con su elaboración y su nueva imagen la esencia y la originalidad de la Rioja Alavesa. Dos monovarietales que permiten apreciar los matices y características propias de cada uva, con crianza en huevo de hormigón y en bocoys de roble francés con sus lías, sorprendentemente gastronómicos. P.V.P.: 14 €
  • Viña Albina Reserva Dulce de Vendimia Tardía. Fruto del azar, de las uvas sobremaduradas y botrytizadas de un viñedo de uva blanca casi olividado en la Rioja Alta, nace esta delicia de Bodegas Riojanas, un vino dulce con enorme potencial gastronómico, que envejece en barrica durante un año y, después, pasa otro año más en botella antes de salir al mercado. Un blanco aterciopelado, aromático y sápido, ideal para clausurar las celebraciones navideñas. P.V.P.: 9 €

  • El Sitio Malvasía Volcánica. Fiel a su propósito de poner en valor las variedades autóctonas de Canarias, la malvasía volcánica de la bodega tinerfeña es un blanco de invierno diferente, que aporta calidez isleña a las recetas de la temporada. De edición limitada (6.460 botellas), el blanco seco de El Sitio está elaborado con la que un día fue la reina de los varietales blancos del archipiélago, la más cultivada, procedente de suelo volcánico y viñas de pie franco, con crianza sobre lías finas durante 4 meses. P.V.P.: 19 €

  • Palacio de Bornos Verdejo Fermentado en Barrica. La excelente estructura de este verdejo fermentado en barrica de roble de la D.O. Rueda, su gran complejidad aromática proporcionada por la madera y ensamblada con la fruta y un toque vegetal, hace que sea un blanco ideal para el invierno. Un vino aterciopelado y persistente que la bodega recomienda servir entre 12 y 15ºC, para sacarle todo su potencial junto a quesos, mariscos, pescados al horno y carnes a la brasa. P.V.P.: 7,75 €

  • Finca La Terrenal d'Edetària. Elegido como el mejor monovarietal de garnacha blanca de la Guía Peñín 2022, La Terrenal d’Edetària, bodega referente de la D.O. Terra Alta, es un blanco elaborado exclusivamente con esta variedad, plantada en vertientes soleadas y en suelos arcillosos, que le otorgan su singular carácter y potencia. Estructurado y fresco, de gran complejidad aromática, muy mineral y con una entrada cálida y potente en boca, este blanco de invierno supone la máxima expresión de la garnacha blanca en tierras tarraconenses. P.V.P.: 38 €