Para entender el porqué de esta eterna contienda primero tenemos que entender los pros y contras de cada uno de los tapones para vinos. De esta manera, podremos llegar a la única conclusión posible: todo depende.

El corcho, el tapón sintético y la consabida rosca pueden ser igual de efectivos si tenemos clara la función que buscamos y el aporte que esperamos de ellos. ¿Queremos que nos ayude a envejecer el vino o simplemente evitar que se derrame el líquido? Por ahí empezamos.

Pros y contras del tapón de corcho

La utilización del tapón de corcho se remonta a la Antigüedad. Ya se utilizaba para tapar las ánforas de vino. Sin embargo, su uso desapareció durante siglos, hasta la invención de la botella de vidrio en el siglo XVII. Apuntamos estos datos históricos para destacar el peso de la tradición que ha llegado hasta nuestros días, costumbre en la que se siguen apoyando la gran mayoría de las bodegas actuales.

En cuanto a las ventajas que aporta en lo que se refiere a la conservación del vino, el corcho* tiene la cualidad principal de impedir que el oxígeno penetre en la botella. La elasticidad de este material hace que se adapte perfectamente al cuello de la botella y las ligeras variaciones de temperatura que puedan producirse, protegiendo así el vino en el transcurso de las estaciones durante decenios.

El corcho natural ayuda a envejecer los vinos.

Y luego está la parte hedonista. El corcho natural es agradable a la vista, nos sitúa en la naturaleza, es signo distintivo de calidad por su bagaje histórico, y el sonido festivo del descorche es único.

Pero el gran defecto del corcho es la contaminación, llamada TCA. Una molécula que contamina la madera y se transmite al vino, aportándole el famoso “sabor a corcho”. Basta con una pequeña cantidad para echar al traste todo el líquido. Aunque hoy en día, la industria taponera cuenta con complejos mecanismos para detectarlo antes de tiempo y bajar considerablemente la tasa de tapones defectuosos.

Tapones de corcho.

*Hablamos siempre de corcho natural. Los aglomerados y microaglomerados son productos procesados que suelen contener poliuretano y, aunque resulten más económicos, no se pueden reciclar y no tienen las mismas ventajas.

Pros y contras del tapón de silicona

El tapón sintético, generalmente de silicona (aunque se está poniendo de moda el cristal), tiene una principal ventaja frente al corcho: es bastante más barato. Aunque cueste creerlo, posee las mismas propiedades. Eso sí, a corto plazo.

Su elasticidad también es más limitada, por lo que entra más oxígeno a la botella. Esto hace que el vino aguante en buenas condiciones dos o tres años. No más. Pasado ese tiempo, este material tiende a petrificarse y perder hermeticidad, afectando directamente a la calidad del vino.

Tapones de silicona.

Pros y contras del tapón de rosca

No es la favorita de los amantes del vino, lo sabemos. Pero es una cuestión psicológica. Asociamos la rosca con un concepto metálico, poco natural. La ausencia de ruido al abrir la botella tampoco nos gusta, inutiliza el sacacorchos. Nos deja sin ritual. Rosca mala.

Pues bien, incluso cuando no es del agrado del gran público, el tapón de rosca hace su función como el que más, con ventajas añadidas como la facilidad de uso y la rapidez de apertura. Algo verdaderamente provechoso en según qué contextos, como por ejemplo un picnic en el campo.

Tapones de rosca.

Pero, la gran cualidad que separa a la rosca de la silicona y la acerca al corcho es que su capacidad hermética es total. Además, no se degrada, ni siquiera en casos de cambios drásticos de temperatura y, por supuesto, no da lugar a vinos "con corcho". Razones muy valoradas a la hora de exportar. En muchas regiones del Nuevo Mundo (Nueva Zelanda, Australia, Suiza) este sistema de cierre se utiliza desde los años 70.

Sin embargo, hay muchos puristas que consideran que tal hermetismo impide al vino seguir evolucionando. Y las catas comparativas parecen darles la razón. Al cabo de 10 años, los aromas no son idénticos entre una botella tapada con corcho y una cerrada con cápsula. Por eso hay fabricantes que proponen roscas con juntas más o menos porosas, que intentan unificar lo mejor de ambas opciones.

¿Y qué pasa con los tapones de vidrio?

Están de moda, son elegantes y dan ganas de coleccionarlos porque parecen tapones de perfume. Lo bueno de los cierres de vidrio es que perminten un sellado muy neutro y son reciclables. Sin embargo, son caros y, pese que apriori no aportan nada al líquido (lo cual es bueno), todavía es pronto para recoger resultados de vinos envejecidos en botella selladas con este vistoso material.

Tapones de vidrio.

Conclusiones

Si seguimos buscando respuesta a la pregunta de “¿qué es mejor, el corcho, la silicona o la rosca?”, ahora tendremos más claro que, efectivamente, todo depende.

El tapón de corcho ayuda a que el vino evolucione en botella durante años y lo haga adecuadamente, con tranquilidad y sin sufrir los efectos negativos de las alteraciones de temperatura. De esta manera, resulta más que evidente afirmar que la corteza de alcornoque será la mejor opción para los vinos de guarda.

El tapón sintético, así como la rosca, tienen tanto o más sentido en botellas de pronto consumo. Realizan perfectamente su tarea, que no es otra que la de sellar la botella y evitar que entre oxígeno, son más económicos y, más allá de purismos, pueden llegar a ser más funcionales y divertidos.