Nos adentramos en Portimão, en el Algarve portugués, para conocer el restaurante Vista, que cuenta con una estrella Michelín desde el año 2018. Es el chef João Oliveira quien se encuentra a los mandos de esta cocina mientras que Carlos Fernandes crea los postres. 

El enclave del restaurante no tiene comparación, ya que no solo hay unas espectaculares vistas panorámicas sobre la preciosa e inmensa Praia da Rocha de Portimão, sino que se ubica en un antiguo palacio del siglo XIX. Pero más adelante hablaremos de este "pequeño" detalle. 

Interior del restaurante Vista

Dos menús y mucho cariño

La propuesta de Vista consiste en dos menús degustación muy cuidados, basados en el producto portugués y la cocina atlántica. ‘Mar y sostenibilidad’  (110 €/persona) es un menú de 17 pases inspirado en la fauna y flora del océano Atlántico. Los pescados, mariscos y crustáceos son seleccionados por el chef João personalmente y provienen siempre de la pesca sostenible de la zona.

La segunda opción, conocida como ‘Menú experiencia del chef’ (160 €/persona), es un menú de ocho pases en el que da cuenta de su vasto conocimiento y su pasión por la cocina clásica, esa cocina de raíz con tradición elaborada desde su prisma de autor a base de productos lusos como el carabinero del Algarve, los salmonetes de roca, la langosta o el cochinillo "Bisaro" (una raza de la zona, casi extinguida y que están trabajando para recuperar). Todos ellos, productos con los que presenta una cocina de raíces en el pasado conjugada con las técnicas más modernas. 

Ambos pueden solicitarse con maridaje de vinos (95 €/persona), que nunca es fijo y que el sumiller y maître del hotel elabora atendiendo a los sabores de cada plato pero teniendo en cuenta también los gustos de los comensales. Sobresale en la carta de vinos de Vista la apuesta por referencias procedentes de pequeñas y exclusivas producciones de vinos de Portugal entre las que destacan algunas como Quinta do Crasto, Quinta da Basília, Quinta dos Carvalhais, Caves de S. João, Niepoort, Casa de Santar y Esporão. 

Sentir Portugal en el paladar

En nuestra visita pudimos comenzar la velada en la mesa del chef, dentro de la cocina de Vista. Han aprovechado los meses de cierre en temporada baja para renovar toda la cocina y dejar espacio para esta mesa del chef con vistas a la bodega, que también ha sido reformada y alberga en su interior 600 referencias. 

Carabinero. Vista

Aquí tomamos los entrantes, que consistieron en almeja de Algarve, con apio y caldo de lychee; bonito del Atlántico, citrinos y espárragos; y ostras de Alvor, con coliflor ahumada, todo ellos acompañados de un vino blanco Egly-Ouriet Vignes de Vrigny, de la zona francesa de Ambonnay. Literalmente Joao consiguió que el mar estuviera en nuestra boca con estos platos, sutiles, delicados y llenos de sabrosos matices. 

Tras esta experiencia, pasamos a la mesa para continuar con la cena. El vino que nos ofreció el sumiller fue un Esporão Verdellho 2016, de Alentejo (Portugal). Este verdejo nos sirvió para probar el carabinero del Mediterráneo con ostras, tomate verde y pan alentejano; la caballa, curada y presentada con manzana verde y alfazema; y el calamar de "Toneira", galanga y lima.

De nuevo, el protagonista es el producto. Visualmente las composiciones sobre los platos son muy bellas, equilibradas y coloridas. Sobre todo el carabinero, lo cual hace que tu boca comience a salivar antes de probar bocado. La vajilla nos deja boquiabiertos con el calamar.

Caballa. Vista

Para los dos siguientes pescados, pasamos a beber Ramilo Wines Vital 2016, traído desde Lisboa. Un vino que maridaba a la perfección con la Azevia (que nosotros conocemos como lenguado) con almendra; y con el Pez Gallo (o San Pedro para los castellanoparlantes) con tupinambo asado y champiñones. Unos pescados que se deshacen en la boca con cada bocado y que provocaron en la mesa el gozo de los comensales. 

Para rematar los salados pudimos "saltarnos" un poquito el guion. Y es que nos concedieron el deseo de probar el cochinillo del menú experiencia del chef que nos había llamado la atención solo con leerlo en la carta de presentación. Así pues, pudimos deleitarnos en el cochinillo "Bisaro", vientre crocante, alcachofa y queso San Jorge. La presentación es bellísima y crees que destrozarla para mezclar todos los componentes del plato es una lástima hasta que pruebas el primer bocado. ¡Qué placer! El crujiente del cochinillo, el picante de la salsa de queso con un puntito de chorizo (sí, funcionan perfectamente en boca)... Un plato que no quieres que termine nunca. 

Para potenciar aún más los sabores, lo degustamos con una copa de Quinta da Costa das Aguaneiras 2010, traído de la zona colindante con el río Duero. 

El postre, otro espectáculo

El pre-postre fueron las naranjas del Algarve presentadas de una forma extraordinaria. Sobre la mesa dejaron unos pequeños naranjos en miniatura sobre los que podíamos ver naranjas. Su exterior era crujiente y el interior un helado cremoso con centro de naranja. Tomando cada uno una de estas frutas, la dejábamos dentro del cuenco en el que estaba la segunda parte de este "prepostre", una naranja en diferentes texturas. Al romper la pequeña naranja extraída del mininaranjo, los olores de esta fruta te rodean. Y comerlo es aún mejor gracias a todas las texturas que encuentras en cada bocado. Ninguna desentona. Van todas a una. 

Y para el postre, ahora sí, nos deleitamos con ananás -piña- de Açores, con coco tostado y eucalipto. Hay que agradecerle a Carlos Fernandes, el repostero de Vista, que apueste por finalizar el menú con postres muy frescos y nada pesados. Sin duda, un acierto y el broche final perfecto. 

No podía faltar un excelente vino con el que rematar la cena y acompañar estos postres: el francés Les Jardins de Babylone Molleux 2011. 

João Oliveira, al frente de Vista

João Oliveira es uno de los cocineros con mayor renombre en Portugal. Su formación comenzó en la escuela profesional Infante d’Henrique de Oporto y después pasó por el restaurante dos estrellas Michelin de The Yeatman Hotel (también miembro de Relais & Châteaux) y en el restaurante dos estrellas Michelin del Hotel Vila Joya.

Joao Olivera en Vista

En Vista el cocinero ha desarrollado una propuesta de autor que apuesta por la innovación, trabajando las técnicas más depuradas como la baja temperatura, las fermentaciones, etc., con las que consigue que el producto sea el protagonista del plato. 

Relaix & Châteaux Bela Vista Hotel & Spa

Exterior del hotel Bela Vista

Como adelantábamos al comienzo de este artículo, el restaurante Vista se encuentra ubicado en un lugar muy particular: un palacio del siglo XIX que hoy forma parte de la lujosa asociación hotelera Relaix & Châteaux. Este hotel es el Bela Vista Hotel & Spa y cumplió un siglo de historia en 2018. También ese año fue nombrado el mejor hotel del Algarve y se trata de uno de los diez mejores de todo Portugal. 

Con una ubicación privilegiada frente a la inmensa y cálida Praia da Rocha, en Portimão, fue el primer hotel del Algarve portugués en 1934. Desde entonces hasta hoy, este enclave se mantiene elegante pero ecléctico, tranquilo pero lleno de vida.

Interior del hotel Bela Vista

Si la experiencia de cenar aquí ya es soberbia, la noche puede ser aún mejor si te alojas en este hotel, que cuenta con 11 habitaciones dentro del palacio y otras 27 en las instalaciones que hay dentro de la finca, donde también se ubica el spa L'Occitane, el único en todo Portugal que trabaja con esta marca. 

Spa L'Occitane, el único de la marca en Portugal

La decoración es sublime en el interior del palacio y te transporta a otra época. Las maderas, los azulejos típicos portugueses, la escalera principal y su barandilla. Incluso los techos son originales. Se reformó durante tres años y abrió sus puertas de nuevo en el 2011 pero todos los elementos decorativos posibles del interior se mantuvieron, ya que se trata de auténticas joyas arquitectónicas y de la decoración. 

Cada habitación es diferente y cada una goza de un detalle lujoso y diferenciador como unas vistas espectaculares, un jacuzzi privado también con vistas al océano, o un baño dentro del antiguo torreón (una ducha en este colorido baño será, probablemente, la anécdota favorita de tu paso por Bela Vista). 

Las habitaciones en las instalaciones alrededor del palacio tampoco dejan nada que desear: modernas pero con un aire clásico y marinero, cómodas, amplias y pensadas para el disfrute. 

En definitiva, la excelente gastronomía de Vista, el impecable trato de su equipo, las vistas sobre el Atlántico y la ubicación palaciega hacen de este restaurante un desafío para los cinco sentidos. Es por ello que hablamos de uno de los mejores restaurantes de la costa sur lusa.